El Heraldo
Jeisson Gutierrez
Sociedad

Cuatro historias servidas a la mesa

En la celebración del Día del Mesero, cuatro de ellos dialogaron con EL HERALDO sobre sus cuatro décadas de servicio.

Uno de los mejores acontecimientos cotidianos es disfrutar de un buen alimento en la mesa de un restaurante o en el seno del hogar. La acción de comer es denominada como sagrada para muchos y constituida un placer necesario.

Los comensales disfrutan degustar todo tipo de alimentos en una buena mesa cuando asisten a un establecimiento, pero más dicha pueden sentir cuando son atendidos por un buen mesero.

Todos están a la espera de una cálida atención que satisfaga sus peticiones, y allí aparecen estos personajes vestidos de etiqueta, carta en mano y una sonrisa que hace ameno el inicio  de una conversación muy ‘gustosa’.

Cada 4 de octubre se reconoce la labor de estos trabajadores incansables que, con su simpatía y vocación de servicio, son el puente entre los clientes y  los establecimientos.

Esta fecha en Barranquilla es celebrada por la Unión de Cocineros, Meseros y Barman de Barranquilla, gremio con más de 30 años de existencia desempeñando con orgullo este oficio.

 

Una trayectoria servicial

45 años como mesero no han sido suficientes para que Francisco Vásquez se quiera desligar del oficio que le ha dado sustento a su familia por más de cuatro décadas .

Es por ello que en este día se despojan del chaleco, el corbatín y las charolas,  para esperar ser atendidos mediante un agasajo.

“Atendemos todo el año a la gente y este es el día de nosotros. Un momento para ser escuchados y que se nos reconozca verdaderamente esta labor”.

El gremio está compuesto por 50 meseros que han prestado su servicio en establecimientos como el Club Barranquilla, Club Alemán, Country Club, Club Campestre, entre otros lugares que les han permitido atender a un sinnúmero de personajes nacionales e internacionales.

Vásquez ha sido uno de ellos, quien en medio de su gran trayectoria tuvo la oportunidad de servirle al locutor deportivo Édgar Perea en el aeropuerto Ernesto Cortissoz durante el año 1990.

“Es de las personas más sencillas que he atendido y que atendería mil veces más. Su sencillez no tenía precio”.

La gratitud es su mayor recompensa. Un “gracias” es suficiente para irse del lugar tranquilo por su labor cumplida.


Un gozo en la mesa

En medio de sus jornadas, Julio Mercado ha servido en múltiples establecimientos en sus 36 años como mesero, convirtiéndose en un apasionado por lo que hace.

Cuando llega la hora de volver a casa, su familia lo espera con los brazos abiertos para ser atendido, pese a que su oficio lo ha llevado a ser el que pone la comida en la mesa e incluso cocina los alimentos.

“Mi esposa siempre me agradece y es un honor compartir con mis hijos y servirles a las personas más importantes, y por la que todos estos años le he puesto más amor a mi trabajo”.

Mercado también sabe disfrutarse su jornada laboral. Lo descubrió cuando tuvo la oportunidad de atender a Diomedes Díaz, El Cacique de La Junta, evidenciando su humildad y carisma en una mesa.

Esa noche el evento indicaba que llegaría hasta el amanecer y el vallenato retumbaría en la caseta que esperaba ver cantar al reconocido cantante.

Luego de varias cervezas y aperitivos, llegaría la hora de cobrar la cuenta. En ese instante, Mercado se sorprendió cuando notó que no fue Diomedes quien canceló.

“Él no pagaba, pero tenía personas a su alrededor que lo hacían por él, porque era su ídolo, con su talento y personalidad conseguía todo”.

Momentos como esos quedan plasmados en el corazón de los meseros que han tenido la oportunidad de atender las peticiones de personajes como los expresidentes Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos; los cantantes Poncho Zuleta, Jorge Oñate, Shakira, Juancho Rois, ‘el Cocha’ Molina y otros personajes del mundo del espectáculo como Kimberly Reyes, Valerie Domínguez o el Tino Asprilla.

 

Labor impecable

Ser un buen mesero también implica una serie de modales  imprescindibles para que el cliente se sienta a gusto.

Además de la grata atención y actitud, la presentación personal juega un papel importante en esta labor y así lo entiende José Gutiérrez, quien en sus 45 años como mesero ha podido aprender de sus compañeros y lo que conlleva este oficio.

“Lo primero siempre es la presentación. La higiene es indispensable en nuestra labor. Hay que llegar desestresado para servir sin ningún inconveniente”.

Las emociones también representan un factor que puede jugar a favor o en contra dependiendo del estado de ánimo del mesero, es por ello que  evitan reflejar sus problemas personales en el establecimiento o evento.

Además, el hombre hizo énfasis en la prudencia y el respeto que debe existir al momento de dirigirse a los comensales para crear un ambiente de empatía.

 

Una actitud agradable

Pese a que  muchos de ellos no poseen el titulo que los certifica como meseros profesionales, Carlos Bravo añade que no es necesario cuando las ganas, la actitud y la práctica hacen parte de la persona.

Como aquel dicho popular que indica que “la práctica hace al maestro”, así Bravo hizo gala de su don de servicio y durante  los 40 años que lleva ejerciendo el oficio ha hecho de este su mejor herramienta.

“Ser amable con los demás te lo enseñan desde casa y en definitiva este oficio te muestra que los modales no se le niegan a nadie, incluso a quienes no estás atendiendo”. 

Jeisson Gutierrez
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