El Heraldo
Liliana Naranjo ha dedicado su trayectoria profesional a la docencia y a la gerencia.
Orlando Amador Rosales
Sin photoshop

Liliana Naranjo y su trabajo por la educación en el Caribe

La trayectoria profesional de esta ingeniera le ha permitido conocer los procesos educativos y gerenciales, para hoy implementarlos en la vicerrectoría regional Caribe de UNIMINUTO.

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A  Liliana Naranjo se le nota la emoción en el rostro cada vez que habla de su trayectoria y aporte como profesional en la educación superior. Para esta barranquillera, el conocimiento, acompañado de una formación integral en valores, es “importante para el desarrollo de una sociedad”. Por eso considera que, más que graduar profesionales, es importante formar seres humanos que “puedan afrontar los retos que puedan venir” en cualquier momento de sus vidas.

Su amplia trayectoria en la academia le ha permitido desenvolverse tanto en la docencia como en la parte gerencial de la educación superior. La hoy vicerrectora regional Caribe  de la Corporación Universitaria Minuto de Dios (UNIMINUTO) comenzó su vida profesional como docente catedrática. Tiempo después, su experiencia en este cargo le permitió tener el bagaje necesario para asumir la dirección de la  decanatura de ingenierías de la Universidad Libre. En esa institución lideró procesos de recuperación de programas que “estaban en curvas descendentes” y pudo formarse sobre la marcha en “temas de gerencia en educación superior”. 

Eso me permitió ir más allá de la docencia. (...) Entro a una situación laboral de importantes retos y me doy cuenta que eso es lo mío. (...) Me di cuenta que la dirección de la educación superior era lo que más me impactaba”.

Después de aproximadamente cinco años de gestión, a Liliana la llamaron para participar en un proceso de renovación del Icetex y fue nombrada Directora Territorial Norte de la entidad. Esta barranquillera estuvo  a cargo de todo lo relacionado en materia de créditos y educación en la región Caribe. Define esta experiencia como un “trabajo maravilloso” al ser “una de las escuelas más importantes para entender la parte administrativa y financiera de la educación”. 

Allí trabajó durante ocho años hasta que se le presentó la oportunidad de regresar a la academia, esta vez para asumir la vicerrectoría de UNIMINUTO, institución a la que llegó hace seis años y que ha aumentado en ella su motivación de trabajar a diario por mejorar las condiciones académicas y sociales de todo aquel que quiera formarse integralmente como profesional. Por eso, asume con responsabilidad su cargo con el que busca trabajar de la manera “más profesional posible” y con ese “calor humano” que se necesita para llegar a cada uno de sus estudiantes y funcionarios de la entidad. 

“Estar en una institución de educación superior que tiene un factor social muy importante y atiende a sectores muy vulnerables de la educación. Hace que uno se sienta muy realizado. (...) En mi caso es lo que llena cada día el trabajo, sin duda es clave formar un equipo que te ayude y te acompañe porque el liderazgo es imposible pretender hacerlo uno solo”. 

 

Liliana considera que su pasión por el deporte forjó su responsabilidad y disciplina. Orlando Amador

Para ella, lo más retador de su trayectoria en UNIMINUTO hasta ahora, ha sido “afrontar la pandemia” y “encontrar las maneras de reinventar” cada una de las metas trazadas desde la institución, y a su vez, encontrar alternativas en las que tanto funcionarios como estudiantes se beneficiaran mientras el virus se controlaba. Fue así como se volcaron totalmente a la virtualidad. Y, aunque asumir las clases de manera virtual no fue tan traumático, pues desde sus inicios manejaban clases a distancia, tuvieron que encontrar la manera de conectar a aquellos estudiantes que, al no poder salir de sus casas, no tenían la posibilidad de asistir remotamente. 

“Comenzamos a donar computadores y unas tarjetas de conexión que el estudiante colocaba en el computador y tenía internet ilimitado con acceso a la universidad y buscadores que fortalecían su parte académica”.

Liliana cuenta que también se crearon espacios virtuales y telefónicos para brindar a los estudiantes acompañamiento psicológico y espiritual, de la mano de los profesionales y los sacerdotes de la institución. Para ellos, lo más importante era la persona, más allá de su faceta como estudiante. 

Otro factor importante al que se enfrentaron fue el económico. Al contar con estudiantes de estratos socioeconómicos 1, 2 y 3 flexibilizaron los valores de las matrículas y, además de los subsidios existentes, otorgaron descuentos y becas para evitar la deserción. Liliana cuenta que, aunque actualmente el porcentaje de los descuentos se redujeron, las becas continúan tanto para antiguos estudiantes, como aquellos de primer ingreso.

El panorama de la educación superior en el caribe

Liliana asegura que la pandemia incentivó a las universidades y al mundo a replantear sus intereses y considerar la virtualidad como un aliado. Para ella, la presencialidad total es algo que “va a reevaluarse”, pues el futuro, en general, va de la mano con los avances tecnológicos. 

“Eso nos lleva a ver que hay nuevas carreras y opciones para hacer las cosas. No solo para estudiar sino para trabajar. (...) Creo que lo que marca la tendencia en educación hoy es un sistema híbrido, entre la presencialidad y la virtualidad sincrónica y asincrónica”. 

Actualmente, los estudiantes de UNIMINUTO cuentan con la libertad de decidir si asisten presencialmente a clases o continúan de manera remota y a distancia (tutorías presenciales y clases virtuales). Sin embargo, con miras a 2022, Liliana considera que el reto que se viene para las instituciones educativas es el manejo de la presencialidad total y a la vez mantener el distanciamiento exigido con las medidas de bioseguridad. Mientras tanto, en este 2021 celebran los 10 años de presencia y servicio en Barranquilla. Están a la espera de inaugurar el nuevo campus en la ciudad y de ampliar su cobertura en el Caribe en departamentos como La Guajira, Bolívar y Córdoba. 

La institución actualmente cuenta con más de 5.100 estudiantes a nivel regional y ofrece más de 30 programas entre la capital del Atlántico, Santa Marta y Cartagena. 

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