El Heraldo
Las sensaciones de calor son de los síntomas más comunes de la menopausia. Este calor va desde la cintura hasta el cuello, la cabeza y las orejas.
Salud

La menopausia, una segunda primavera para la mujer

En el Día Mundial de la Menopausia, tres barranquilleras de 40, 42 y 56 años, cuentan cómo la han sobrellevado.

Sentir calor excesivo en el cuerpo y subir de peso fueron algunos síntomas que hicieron que Nasiris Gutiérrez pensara que algo extraño le estaba pasando. Tenía 37 años en ese momento, por lo que no creía que se tratara de la disminución de sus hormonas reproductivas. 

Sin embargo –cuenta–, el “fogaje” aumentaba en las mañanas y el frío en las noches, y su periodo menstrual sufría variaciones cada dos o tres meses.

Para la emprendedora barranquillera esto era algo inusual en su vida, por lo que decidió asistir al ginecólogo, que le explicó que estaba pasando por una premenopausia.

“Después de esto, el periodo se extendió cada vez más: a veces me llegaba cada cuatro o seis meses, hasta que hace más de un año me dejó de venir”, cuenta hoy a sus 40 años. 

Dice que el único “efecto” que ha traído la menopausia es el cambio de su vida sexual, pues presenta resequedad vaginal. “Para mí esta etapa es normal y natural, es más, estoy feliz porque ya no menstrúo. A mí me daban cólicos, entonces ya no tengo que padecer eso”. 

Etapa natural

Durante un par de meses la profesora barranquillera Rocío Quiroz, de 56 años, empezó a sufrir episodios de estrés por el cambio de temperatura que le generaba la llegada de la menopausia. Sentía, además, pesadez en los huesos al caminar. 

“A mí me sacaron la matriz (útero) a los 40 años, de pronto eso me aceleró la llegada de la menopausia a los 46. A raíz de la operación dejé de menstruar, pero más adelante comencé a sentir los cambios en mi cuerpo que vienen con esto, por ejemplo, se me cae el pelo, por lo que tengo usar masajes y ampollas”.

Para ayudar a que se fortalezca su cuerpo, Rocío se ha dispuesto a cuidarlo con vitamina E y colágeno, como se lo aconsejó su médico. “Mis relaciones sexuales son normales, no me ha pasado como a otras mujeres que tienen dificultades”, agregó.

Para ella este proceso es natural, pues cree que las etapas de la vida deben vivirse a plenitud. “Yo no me estreso pensando que me voy a poner más vieja, arrugada o que me van a dar ciertas enfermedades. Lo que tenga que venir que venga, todo lo tomo con calma, es mi forma de vivir”. 

En el proceso

Íngrid Díaz experimenta, desde hace dos años, un descontrol en su periodo menstrual. Cada dos o seis meses vuelve a padecer los síntomas de la menstruación. “Fui al ginecólogo cuando empecé con estas variaciones y me mandó unos anticonceptivos. Cuando los tomo se me regula el periodo, pero apenas dejo de hacerlo, ya que me los mandan por tres meses, nuevamente se detiene”.

Tiene 42 años y hasta el momento no ha presentado ningún cambio a nivel sexual. “Lo único que he sentido es el calor fuerte, que es como si me subiera por todo el cuerpo, hasta las orejas se ponen calientes. Me pongo histérica por ese calor, que al principio era constante y ahora varía”. 

La comerciante barranquillera asume esta etapa como “algo normal” que tienen “que vivir todas las mujeres”. Dice que sabe de algunas que tienen síntomas más fuertes que otras, pues “esto depende de cada organismo”. 

“A mi mamá también le llegó a temprana edad la menopausia, entonces pienso que se trata de un tema genético. El ginecólogo me dijo que es algo normal y que tenía que controlar por ahora el periodo con las pastillas”.

Baja de los niveles de estrógenos

A propósito del Día Mundial de la Menopausia que se celebra hoy, la ginecóloga Leyla Bolívar la define como la baja abrupta de los niveles de estrógenos que producen los ovarios, que a su vez provoca el cese de la menstruación y la imposibilidad de quedar en embarazo. Explica que las edades en las que suele manifestarse son entre los 45 a 55 años, siendo los 51 la edad promedio para la mayoría de las mujeres. Cuando la mujer deja de menstruar antes de los 40 se considera menopausia prematura. 

“La insuficiencia ovárica prematura, mejor conocida como la menopausia prematura, es un síndrome caracterizado por el cese definitivo de la menstruación antes de los 40 años. Se asocia a una falla hormonal y se presenta entre el 1 y el 3% de la población. Se clasifica en primaria o congénita, y secundaria o adquirida. Las causas pueden ser: genéticas, inmunológicas, metabólicas, radioterapia, quimioterapia y cirugías en el ovario. También se presenta por causas idiopáticas en las que no hay un origen claro de la insuficiencia ovárica”.

Pero, ¿cómo detectar si la mujer se encuentra ad portas de experimentarla? La especialista especifica que en estos casos es común que se presenten síntomas relacionados con el desorden del ciclo menstrual, que consiste en menstruaciones abundantes y en otras ocasiones ausencia de las mismas por varios meses, así como manchas color marrón entre un periodo y el otro.

Ahora, quienes atraviesan por esta etapa, indica que con frecuencia experimentan cambios en el cuerpo, en el cabello y en el estado anímico. 

“Hay casos en los que las mujeres sienten oleadas de calor que duran algunos segundos y repiten varias veces al día. Usualmente el calor empieza desde la cintura hasta la cabeza, el cuello y las orejas se enrojecen por el aumento de la temperatura corporal. Cuando se presentan en la noche alteran el sueño de la mujer. Asimismo hay sudoraciones, palpitaciones, incontinencia urinaria, dolor al orinar, dolor en las relaciones sexuales, trastornos en la concentración, nerviosismo, depresión y sequedad en la piel, los ojos, la boca, la vagina y el cabello”.

Adicionalmente, Bolívar dice que surgen dolores articulares y lumbalgia, así como modificaciones en el peso corporal y aumento de la grasa abdominal, aunque consuman pocas raciones de alimentos.

Como tratamiento recomienda la terapia hormonal de reemplazo con estrógenos, que básicamente es la medicación de elección durante el climaterio. Si hay contraindicación para los estrógenos recalca que existen alternativas no hormonales que ayudan en menor intensidad a mejorar los síntomas. Sobre “climaterio” se entiende —en sus palabras— como el periodo en la vida de una mujer en la que se producen cambios fisiológicos, debido a la disminución natural de la actividad de las glándulas sexuales. El climaterio engloba tres fases: perimenopausia, menopausia y postmenopausia, “esta última puede abarcar varios años después de la menopausia y  se extiende hasta los 65 años, aproximadamente”.

“Actualmente quienes atraviesan por esta etapa son mujeres dinámicas, sexualmente activas, que son madres, abuelas, que trabajan y todos estos síntomas alteran su diario vivir”.

Desde la psicología

Frauky Jiménez, psicóloga clínica, explica que la menopausia es una etapa que trae consigo muchos cambios en el humor. La mujer empieza un periodo que suele ser asociado con la finalización de la maternidad y el inicio de la tercera edad. 

“Es posible que la mujer sienta mucha ansiedad y preocupación. Incluso, puede llegar a hacerle el duelo a la juventud. También se da el enojo porque sienten sofocación constante y miedo a dejar de ser atractiva para la pareja”.

Asegura que hay mujeres que presentan depresión, incluso por su experiencia sexual, ya que es posible que “haya menos lubricación y los orgasmos sean diferentes”. A su vez, existen quienes empiezan a olvidar lo vivido, lo que les genera, de cierto modo, baja autoestima, “ya que aseguran no ser las mismas de antes”. “También es usual el insomnio porque por la preocupación y los pensamientos alrededor del tema son muy recurrentes. Estos casos se deben tratar por medio de la psicología positiva, enseñándoles que la menopausia es la segunda primavera, que es un nuevo inicio de la mujer, que no se debe ver de forma negativa”.

La libido en la menopausia

Para el psicólogo y sexólogo José Manuel González, el deseo sexual de una mujer durante la menopausia es “relativo”. Asegura que en algunos casos permanece igual, en otros aumenta o disminuye, y tiene que ver con lo que la mujer “piensa que pasará”.

“Si ella cree que no va a haber ningún cambio en su deseo sexual, se mantendrá relativamente igual. Es decir, lo que piense influye mucho más en el deseo, que incluso los aspectos hormonales”.

Estima que “no tiene que haber cambios en las relaciones sexuales”, de hecho, asegura que hay quienes, con mente abierta, procuran tener más actividad sexual, debido a que se sienten libres y más tranquilas de la preocupación de un posible embarazo.

Agrega que la ausencia de lubricación vaginal no necesariamente está relacionada como consecuencia directa de la menopausia, pues en forma natural disminuye con el paso de los años. Es un efecto que está relacionado con los cambios que se dan a “nivel de la circulación”.

“Es importante que las mujeres mayores que sienten deseo sexual hagan uso de un lubricante artificial con base en agua (...) Cabe destacar que quienes han tenido una vida sexual activa y placentera cuando jóvenes, así mismo será en su edad madura, pero quienes han tenido una adolescencia y una juventud con mala sexualidad también cuando envejezcan tendrán mala sexualidad y deficiente deseo sexual”.

Cree que lo relevante en este tema, desde el punto de vista preventivo, es que las mujeres busquen ayuda para que desde jóvenes “tengan una actitud abierta, responsable, pero sobre todo clara de que la sexualidad es un regalo de Dios para que la vida sea más agradable y gratificante. El sexo placentero y responsable es lo que ayuda a que haya buen deseo y actividad sexual, a través del ciclo vital de la mujer”. 

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