Salud

El trasplante de córnea desde dos puntos de vista

Dos jóvenes narran su experiencia tras haberse sometido al injerto ocular, uno por causa de un accidente y el otro por una enfermedad.

Lo que empezó en 2010 como una mañana de cocina para Ronaldo Orozco, cuando tenía 12 años, se terminó convirtiendo en el episodio que empañó su visión.

Este Ronaldo nacido en el barrio Carrizal, localidad metropolitana de Barranquilla, no pudo gambetear una gota de aceite caliente que le cayó en el ojo.

Junto a su hermano mayor estaban fritando unas arepas de harina de trigo para el desayuno. Él se encontraba al lado de la estufa y en un momento su familiar tiró involuntariamente con mucha fuerza y el aceite salpicó cayéndole en parte del rostro y el ojo.

De inmediato fueron al patio para echarle agua en la cara, después de limpiarse le comentó a su hermano que le ardía mucho el ojo. Lo puso frente a un abanico para refrescarlo y esperó que pasara el tiempo. 40 minutos después sintió alivio. Ese día la molestia se fue.

Ronaldo Orozco, paciente trasplantado. Luis Rodríguez Lezama
Inicio de síntomas

A final del 2013, cuando estaba en noveno grado del colegio, empezó a sentir molestias.

“En la tarde me empezó a arder el ojo de forma repentina, fue tanta la molestia que me tuvieron que llevar de urgencias. El médico del puesto de salud le dijo a mi mamá que tenía que ir al oftalmólogo”.

Ya estando en la Clínica Oftalmológica del Caribe  le tuvieron que practicar exámenes de laboratorio en tres oportunidades. El entonces adolescente debió someterse a extracción de muestras directamente desde su globo ocular.

“Me ponían una manta en la cara y solo dejaban destapado mi ojo izquierdo y así, sin anestesia, me metían una aguja con un hilo detrás de ella y pasaba todo eso. Ahí quedaba la muestra para ver si tenía una bacteria o un hongo”.

Dice que en ese momento ni él ni su familia recordaban el accidente doméstico ocurrido tres años atrás.

Seguían practicándole pruebas y los resultados no arrojaban anomalías, pero una nueva revisión le dio luces al médico tratante para decirle a Ronaldo que tenía una cicatriz dentro de su ojo.

“Me dijo que habían dos posibilidades. Que me hubiese entrado una piedrita en el ojo y por haberme rascado se me hubiese rayado la córnea o que hubiese sufrido un accidente”.

En ese momento Ronaldo y sus familiares recordaron lo sucedido y le contaron al galeno con pelos y señales lo que pasó esa mañana del 2010. El especialista ató cabos entre los síntomas y lo narrado por el joven y dijo que había una alta probabilidad de que su molestia estuviese relacionada con aquel incidente.

“Con el paso de los meses me salió una mancha blanca en el ojo que con el tiempo fue creciendo. Tuve que volver al médico y este me dijo que había perdido el 75% de la visión del ojo izquierdo. Me acomplejé por eso”.

Orozco afirma que para él fue muy duro cuando el especialista le dijo que debía someterse a un trasplante de córnea porque ya no había más por hacer.

“Para mí fue duro. Me puse a ver videos en Youtube y me impresioné”, recuerda el joven.

El joven es fanático de los videojuegos. Luis Rodríguez Lezama
Proceso

A Ronaldo le informaron que lo pondrían en lista de espera para un trasplante. Entonces preguntó que cuánto tiempo tendría que aguardar para ello y el médico le contestó que podría ser una cuestión de días o años.

En esa época el costo de la operación era de $ 3 millones, pero su papá gestionó y la EPS cubrió el 90% de la operación.

“A las dos semanas llamaron a decirme que mi operación ya estaba programada”.

Cuenta que la noche que lo operaron fue la más larga de su vida. Después de salir del procedimiento, unas enfermeras tuvieron que lavar su ojo y nuevamente sintió un dolor que él mismo no alcanza a describir.  “Me mandaron para la casa y después vino la recuperación. Tenía que dormir boca arriba, me pusieron varios medicamentos y por culpa de un lente que me pusieron el ojo lo tenía gris, recuerdo que eso se veía muy feo”, dice.

La especie de lente de contacto protegía los más de 20 puntos que le pusieron en el ojo. Por fortuna, para él, con el tiempo empezó a ver mejor ya que los médicos le advirtieron que debía esperar un tiempo prudencial para que su organismo aceptara la retina y no la rechazara. 

Por más de dos años le prohibieron la actividad física por lo que no pudo seguir jugando fútbol como tanto le gustaba. Cada tres meses debía ir a control médico. Dice que el resultado de su operación fue el esperado, pudo graduarse como auxiliar logístico del Sena y hoy ve con tranquilidad. Eso sí, todavía le quedan seis puntos por desprender.

Christian Morón el día de su operación.
Tropiezos en otra historia

A los 15 años la visión de Christian Morón empezó a fallar.

Estando en el colegio percibía todo borroso y para tratar de ver algo de lo que escribían sus profesores en el tablero se tenía que ubicar en la primera fila.

“Llegó un tiempo en el que no veía ni con gafas y me tocaba copiar de las libretas de otros o solo tomar apuntes”, recuerda.

Su calvario se daba cuando se proyectaban las exposiciones con videobeam. Debido al brillo y la claridad nunca podía leer.

Todo parecía ser miopía y astigmatismo, pero los especialistas encontraron que la córnea del joven se estaba tornando más fina y estaba tomando forma de cono. 

Después de varios exámenes se confirmó que los síntomas de Christian correspondían a una condición conocida como queratocono.

“Al principio me empezaron a hacer seguimiento cada seis meses y después lo hacían cada tres para ver qué tanto iba avanzando la enfermedad”.

Cuando ya estaba identificado el problema empezó a indagar cuáles eran los posibles tratamientos a los que debía someterse para corregir la deformidad en su córnea. Lastimosamente el sistema de salud le jugó una mala pasada y lo cambiaba constantemente de centro de salud oftalmológico.

“Al hacer esos cambios la clínica tenía que empezar nuevamente con todo el proceso. Eso en realidad ha hecho que mi progreso sea muy demorado. Tengo más de siete años sabiendo el diagnóstico de mi enfermedad y solo hasta ahora es que encontré un tratamiento que en realidad diera con la raíz de mi problema”, afirma.

Al joven de 26 años le habían explicado que tenía tres opciones para lidiar con su problema. Una era la de usar lentes de contacto rígidos, pero estos no le sirvieron; otra, practicarse una cirugía para implantarle unos anillos intracorneales, y la última alternativa era la del trasplante de córnea.

“En el 2019 conseguí que me hicieran la operación de anillos intracorneales en el ojo derecho, me sometí a la operación en agosto y todo parecía ir bien, pero en diciembre comencé a sentir molestias, por lo que en febrero me tuvieron que retirar los implantes. Se movieron y me produjeron una infección”, relata.

En vista de la difícil situación que enfrentaba Christian, su familia decidió reunirse en diciembre de 2020 para tomar una decisión sobre su situación. El joven, por ejemplo, no podía ver un computador de manera normal e incluso para leer las conversaciones en el teléfono debía acercarlo mucho a su cara. Otro agravante para su situación es que desde el 2018 se graduó de Administración de Empresas Turísticas en la Universidad del Atlántico y debido a la enfermedad no ha podido ejercer.

Actualmente debe usar gafas para poder salir.
Lucha contra la EPS

Morón está inconforme con el hecho de que su entidad prestadora de servicios de salud hubiese demorado un año para autorizar los anillos intracorneales, razón por la que él y su familia decidieron conseguir recursos para someterse a una operación a través de una entidad privada.

“Me tocó viajar a Bogotá para poder hacerme el procedimiento, en ese momento en Barranquilla estaba cogiendo fuerza el tercer pico de la pandemia. Pagué la cita y el oftalmólogo que me vio me dijo que tenía que hacerme un trasplante de córnea”.

Fueron cerca de $ 11 millones los que el barranquillero tuvo que recaudar para pagar la operación. Vendiendo camisetas y juntando dinero entre familiares que recibieron donaciones por parte de amigos, logró juntar los fondos, hasta su mamá tuvo que vender parte de su herencia y en febrero del presente año pagó el 70% del procedimiento.

“La operación no es nada barata, es muy costosa. Gracias a Dios con mi familia logramos juntar lo necesario para una primera operación”, dice.

De inmediato entró en una lista de espera que tardó dos meses. Durante ese tiempo se practicaron exámenes de sangre y evaluativos para conocer en qué estado estaba su queratocono. Debido a la gravedad de las curvaturas, porque estaban muy pronunciadas, fue posicionado en los primeros lugares de la lista.

El 5 de abril, por fin se pudo llevar a cabo la operación. Afirma que “gracias a Dios” no sintió más que un dolor leve. Según él, porque el procedimiento pasado lo “blindó” un poco contra el dolor.

“Gracias a las intervenciones anteriores sabía a qué atenerme. Sentí muy poco los puntos, aunque reconozco que los dos primeros días fue horrible, pero por fortuna todo ha salido bien con el ojo y la recuperación se ha ido dando poco a poco”.

Dice que a pesar de tener puntos en el ojo no los siente. Su visión es borrosa, pero según lo que le explicaron los especialistas es normal porque su recuperación será lenta y tardará no menos de seis meses. Un tiempo relativamente largo en comparación a otros procedimientos quirúrgicos.

Morón dice que por suerte, para él, se logró hasta el momento un feliz término para su proceso. Aunque en octubre deberá someterse a una nueva operación para su otro ojo.

Afirma conocer a varias personas que llevan mucho tiempo esperando un donante e invita a más personas a sumarse como donantes.

Así se ve una córnea tras someterse a un trasplante. Tomada de Asocornea
Proceso de donantes

Según datos suministrados por el Banco de Ojos de la Clínica Oftalmológica del Caribe, Banfoca, debido a la pandemia por covid-19 los trasplantes de córneas han disminuido.

El donante de córnea es un cadavérico por lo que se debe hacer un reporte al coordinador de trasplante para hacer una evaluación exhaustiva y determinar que no haya impedimentos para la donación.

Para ingresar a una lista de espera como receptor, el paciente debe ser valorado por el médico tratante de la enfermedad y posteriormente se pasa al comité de trasplante requerido. Se adelanta una evaluación interdisciplinaria para determinar si efectivamente se es apto para entrar a la lista. Desde Banfoca explican que el tiempo puede ser indeterminado ya que pueden pasar desde horas hasta años para encontrar a un donante para el paciente receptor.

Al fallecer, una persona puede donar hasta ocho órganos.
Día Mundial del Paciente Trasplantado y cifras en Colombia

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Nacional de Trasplantes en Colombia conmemoran este domingo 6 de junio el Día Mundial del Paciente Trasplantado.

Según cifras del Instituto Nacional de Salud, en Colombia más de 3 mil personas se encontraban a la espera de un trasplante de órgano o tejido hasta el mes de mayo.

Entre enero y septiembre de 2020, un total de 567 pacientes en el país fueron beneficiarios de trasplante, de los cuáles 34 se encontraban en categoría de urgencia cero, es decir que su operación debía realizarse a la menor brevedad posible.

Las entidades que conforman la Red Nacional de Donación y Trasplante de Órganos y Tejidos han adelantado en medio de la pandemia una estrategia con el fin de mitigar algunos trastornos sobre las cifras de donación, pero de igual forma se evidenció una reducción en esta materia.

Según la red, en 2019, 1.302 pacientes se beneficiaron de 417 donantes efectivos, mientras que en 2020 se redujeron a 222. Los trasplantes de donantes cadavéricos disminuyeron un 47% entre 2019 y 2020, mientras que los donantes vivos bajaron al 18%.

La logística de este tipo de procedimientos se ha visto seriamente alterada, de acuerdo con el Comité de Medicina Transfusional y Trasplantes de la Sociedad Colombiana de Anestesiología y Reanimación. Según la entidad, el proceso de donación requiere de una amplia logística que también incluye traslados aéreos y un nutrido número de médicos, aproximadamente 30.

En el país para ser donante de órganos solo se requiere de tener voluntad para hacerlo. En la página web donavida.ins.gov.co aparece un formulario para que las personas llenen sus datos y manifiesten su interés en ser donantes de órganos. En Colombia se trasplantan corazón, pulmones, hígado, riñones, intestino y páncreas. En el caso de tejidos: córneas, piel, huesos, médula ósea, vasos sanguíneos, válvulas cardiacas, cartílagos, tendones, esclera y membrana amniótica, según el INS.

Luis Escaf, médico oftalmólogo.
Tipos de trasplantes de córnea

De acuerdo con el doctor Luis Escaf, médico oftalmólogo y experto en trasplante de córnea, los pacientes candidatos a realizarse un trasplante de esta estructura ocular son aquellos que han sufrido algún accidente como quemadura por ácido, cal, quemaduras, ulcera bacteriana o micótica (hongos), o virus que pueden producir alteración de la trasparencia. Otro componente es el de enfermedades degenerativas.

Existen tres tipos de trasplantes. Uno es el penetrante, en este se injerta la córnea con todo su espesor. Cabe aclarar que esta estructura tiene un diámetro de entre 11 y 12 milímetros, pero se trasplanta entre 8 y 8.5 milímetros. Escaf explica que hay que dejar un espacio receptor para poder suturar. En casos muy graves se debe hacer un trasplante total del diámetro de la córnea.

“El trasplante total se realiza cuando un hongo o una bacteria han destruido toda la córnea. En el caso del queratocono, es solo un segmento”, explica.

Los otros tipos de trasplante son los lamelares, en el que se injerta solo una porción de espesor de la córnea; y los endoteliales, en los que se trasplanta el endotelio de la córnea, esta es una membrana que mide menos de 50 micras.

El experto explica que la córnea es la estructura externa trasparente del ojo que tiene que estar clara y trasparente para que el paciente pueda ver bien. Dice que la luz y los objetos que emiten luz pasan a través de ella para enfocarse en la retina con el fin de completar el proceso de visión normal.

“Cualquier enfermedad que quite la trasparencia de la córnea es el objetivo principal del trasplante, es decir, cualquier patología que vuelva opaca nos da la indicación para hacer un trasplante”.

Para donar órganos y tejidos

Se presume que se es donante cuando una persona durante su vida se ha abstenido de ejercer el derecho que tiene a oponerse a que de su cuerpo se extraigan órganos, tejidos o componentes anatómicos después de su fallecimiento.

El Instituto Nacional de Salud explica que la asignación de órganos, células y tejidos siempre debe regirse por criterios clínicos y normas éticas, y no atendiendo a consideraciones económicas o de otra índole.

Los menores de edad podrán ser donantes de órganos y tejidos, siempre y cuando sus representantes legales expresen su consentimiento informado para la donación de órganos y/o tejidos dentro de las ocho horas siguientes a la ocurrencia de la muerte cerebral.

En Colombia existe una amplia reglamentación de todos los aspectos relacionados con la donación y el trasplante de componentes anatómicos, entre ellas la Ley 73 de 1988, la Ley 919 de 2004 y el Decreto 2493 de 2004, como las más importantes. Esta normativa regula los procesos para la donación de órganos y tejidos con fines de trasplante de personas fallecidas y en vida, los mecanismos de donación, los aspectos técnico-científicos y las medidas sanitarias en caso de incumplimientos.

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