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Efectos de las pantallas en la visión: no hay riesgo si no hay excesos

El doctor Andrés Picó, del Centro Oftalmológico Barraquer, analiza estos efectos

Cada vez es mayor el número de aparatos electrónicos que manejamos, televisión, ordenador, móvil, consola, tableta… Los efectos perniciosos que se atribuyen a las pantallas carecen normalmente de fundamento. El doctor Andrés Picó, del Centro Oftalmológico Barraquer, analiza estos efectos

Los efectos de las pantallas sobre la visión

Doctor Andrés Picó. Oftalmólogo. Unidad de cirugía refractiva del Centro de Oftalmología Barraquer

Cada vez es mayor el número de aparatos electrónicos que tenemos en casa, televisión, ordenador, consola, tableta, móvil, etc. Es relativamente frecuente, atribuir a las pantallas de dichos dispositivos una serie de efectos perniciosos para la visión que en muchos casos carecen de fundamento. Hasta la fecha, no se ha demostrado científicamente que el mirar a una pantalla provoque enfermedad ocular orgánica alguna.

Doctor Andrés Picó/Foto: Centro de Oftalmología Barraquer
Otra cosa es que existan algunos tipos de pantalla que, por sus características, permitan una visión más relajada que otras o que sean menos estresantes para el sistema visual disminuyendo los síntomas de cansancio.

En general, la imagen de una pantalla, sea del televisor, ordenador o de otro dispositivo electrónico, no es estática, como ocurre, por ejemplo, en una fotografía impresa, sino que se forma por la sucesión continua de imágenes.

Para que el ojo perciba la sensación de que la imagen es continua y parecida a la realidad, es necesario que en la pantalla se formen como mínimo de 25 a 30 imágenes por segundo. Si la frecuencia fuese menor, veríamos un salto entre una imagen y otra, lo cual resulta tremendamente incómodo y cansado.

Cuando la frecuencia de actualización de la imagen es baja se produce el llamado “flicker” o sensación de temblor de la pantalla, lo cual provoca fatiga visual. Incluso a sucesión de imágenes por debajo de 50 o 60 Hercios (imágenes por segundo) nos hace percibir un temblor en la pantalla, como sucedía en los antiguos televisores de tubo de rayos catódicos, lo que provocaba fatiga visual tras una sesión televisiva prolongada.

Los dispositivos modernos, de pantalla plana, plasma, lcd, led, etc, suelen tener mecanismos que disminuyen el efecto de temblor como la mayor persistencia de la imagen o el aumento de la frecuencia de imágenes por segundo.

Otro factor que produce cansancio visual es que cuando utilizamos ordenadores o móviles, estamos constantemente mirando a corta distancia, lo cual provoca un esfuerzo de enfoque superior al que empleamos en la visión lejana. Por ello es recomendable hacer pausas y mirar de lejos cada cierto tiempo cuando estemos horas frente al ordenador.

Aunque las pantallas electrónicas LCD, TFT etc. no producen problemas serios en los ojos, pueden producir molestias y fatiga visual debido a falta de contraste, parpadeo de la pantalla y luz reflejada. Los dispositivos de “tinta electrónica” no presentan estos inconvenientes por lo que permiten una lectura relajada durante más tiempo. La fatiga visual se puede traducir en sensación de cansancio, molestias oculares e incluso dolor de cabeza, sobre todo en el caso de padecer un pequeño defecto refractivo no corregido con las gafas adecuadas.

Por otro lado es relativamente frecuente encontrar personas que presentan molestias inespecíficas, somnolencia, sensación de sequedad e irritación de los ojos por un uso intensivo del ordenador (personas que por su trabajo están todo el día delante de la pantalla), todos estos síntomas se pueden atribuir a la disminución del parpadeo y la consecuente disminución de secreción lagrimal, sobre todo en ambientes con aire acondicionado que disminuye la humedad en el ambiente. Estos casos se suelen beneficiar del uso de lubricantes oculares.

En definitiva, puede decirse que la visualización de pantallas no conlleva riesgos graves para la visión, pero su exceso o su uso en condiciones no óptimas puede provocar cansancio visual.

Lógicamente, este será más marcado si existen defectos visuales no corregidos. En especial las personas con pequeños defectos refractivos (miopía, hipermetropía, astigmatismo) pueden no notar la necesidad de llevar gafas cuando están en casa, y sin embargo, el esfuerzo adicional de mirar una pantalla sin la corrección óptica que necesitan provocará más síntomas de fatiga ocular.

 

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