¿Cómo identificar alcohol adulterado? Esto es lo que debe saber
Consumir bebidas alcohólicas adulteradas podría dejar en riesgo su salud.
Evite perjudicar su estado de salud con la ingesta de bebidas alcohólicas adulteradas. Comprar y consumir licor bajo dicha circunstancia trae consigo grandes riesgos para su bienestar.
Los síntomas más comunes son intoxicación, alteraciones renales y neurológicas. Además, podría presentar pérdida de la visión, dolor intenso de cabeza, náuseas que conlleva a la necesidad de hospitalización para que los especialistas determinen el tratamiento adecuado.
EL HERALDO le cuenta una serie de recomendaciones para verificar la calidad y seguridad de estos productos.
Como primera instancia es clave que los consumidores se dirijan a los puntos de venta certificados y autorizados por las autoridades y no beber en sitios clandestinos.
Además, en los lugares públicos, el ciudadano puede exigir que el licor se destape en su presencia y revisar que la marca del producto sea original, que contenga la banda de seguridad y el sistema de cierre intacto.
Una vez desocupada la botella, el usuario tendrá que destruir el frasco, la tapa y la etiqueta, para evitar que sean reutilizadas.
En caso de comprobar el mal estado del producto, deberá comunicarse con las autoridades y así evitará que más personas consuman ese tipo de licor.
Por último, debe revisar el contenido a contraluz: no debe tener objetos extraños, ni partículas en suspensión.
El alcohol en exceso podría provocar complicaciones de salud. En el caso de las mujeres embarazadas, la exposición a bebidas embriagantes puede afectar el desarrollo del bebé y trae posibles consecuencias como malformaciones y alteraciones físicas y a nivel del neurodesarrollo.
Además, el consumo de alcohol como estrategia para afrontar el estrés, es una medida desacertada, ya que podría aumentar los síntomas de ansiedad, angustia y depresión.
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en el año 2021, en promedio, 85.032 muertes (1,4%) anuales se atribuyeron exclusivamente al consumo de bebidas alcohólicas.
Según cifras de la OPS, en su mayoría, estas muertes (64,9%) correspondieron a personas menores de 60 años y se debieron principalmente a hepatopatías (63,9%) y a trastornos neuropsiquiátricos (27,4%), como la dependencia del alcohol.
