Rincón Juniorista | EL HERALDO

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Hayder, junto a su madre y unos sobrinos, posando con un trofeo en los EEUU.
Rincón Juniorista

Y qué hay de la vida de | “Soy uno de los mejores laterales en la historia del Junior”: Hayder Palacio

El lateral barranquillero, de 39 años, dejó una huella significativa en el equipo, evidenciada en títulos y goles importantes. Desde hace aproximadamente un año vive en la ‘Gran Manzana’, donde sigue ligado al fútbol, trabajando en una escuela y jugando para un equipo de exjugadores llamado ‘Junior Nueva Yor’.

Hayder Palacio dejó huella en Junior. Su fútbol, sus salidas por la banda derecha, sus goles, su entrega y ese amor que siempre evidenció por la rojiblanca, lo identificaron en sus 15 años de carrera, 10 de ellos dedicados al equipo de sus amores.

Como ‘Tiburón’ alcanzó dos títulos, en ambos fue protagonista. Eso, sumado a todas las vivencias y la continuidad que tuvo por años, le da pie para sentirse dueño de un lugar especial en la historia del Junior.

Desde Nueva York, ciudad que lo acogió hace aproximadamente un año, repasa su carrera y su paso por el equipo rojiblanco, al que se siente unido a la distancia.

P.

¿Qué hay de la vida de Hayder Palacio?

R.

Estoy viviendo en Nueva York, ahora en marzo voy a cumplir un año. Gracias a Dios, contento, trabajando en nuevos proyectos ligados al fútbol. Tenemos una escuela con un amigo mexicano que se llama Nueva York Soccer, y las cosas nos están saliendo muy bien. Disfrutando de esta nueva faceta junto a mi familia.

P.

¿Por qué decidió radicarse en los Estados Unidos?

R.

Era un anhelo de mis hijos. Nosotros vinimos acá en unas vacaciones y quedó ese deseo de algún día venirnos a vivir acá, porque nos gustó mucho. El año pasado tomamos la decisión de viajar y estamos muy contentos.

P.

¿No extraña la tierra?

R.

Claro, todo lo que es Barranquilla, lo que es la gente. Acá el invierno pega muy duro, porque todo el mundo está encerrado en su casa. Gracias a Dios acá me encontré con un amigo que  tiene un equipo que se llama ‘Junior Nueva York’ y comencé a jugar con ellos. El año pasado quedamos campeones en un torneo que se realiza en un parque emblemático de acá, que se llama ‘Flushing Park’, donde participan exjugadores. Acá me encontré con ‘Pacho’ Cassiani, Emerson Jiménez, Andrés Estrada, Jair Ramball, entre muchos otros. Todos viven acá.

P.

¿Sigue jugando de lateral?

R.

(Risas) Nooo, hermano, ya uno no está para marcar. Estoy jugando de volante por derecha, como un ocho. Ya no marco tanto, ahora juego mucho más suelto.

En uno de los partidos con la Selección mayor.
P.

¿Qué recuerda de sus inicios en el fútbol?

R.

Recuerdo que mi papá y mi mamá siempre me inculcaban el amor por el fútbol. Desde mis inicios en las selecciones Atlántico y la Selección Colombia sub-17 fue así. Después llegué al Cali, allá hice las divisiones menores hasta el año 1998, cuando me prestaron al Unicosta. Recuerdo que el Cali tenía muy buenas nóminas, casi como tres equipos, y a los diferentes jugadores que iban saliendo los iban prestando a los equipos chicos de la ‘A’ o a los de la ‘B’. Mi papá hizo la gestión y llego al Unicosta, donde no tuve casi minutos al principio, pero terminé jugando los últimos partidos y me fue muy bien. De ahí paso al Junior con el ‘Zurdo’ López y ya ahí arranca toda la historia que ya conocen de mí como rojiblanco.

P.

¿Cómo define su paso por el equipo rojiblanco?

R.

 Fue un paso glorioso, con muchos logros, muchos partidos, muchos goles y muchos años. Duré casi 11 años y eso no es fácil en un equipo grande como Junior. Siempre me mantuve como un gran lateral y la gente me recuerda con cariño. Considero que soy uno de los mejores laterales en la historia del Junior y eso me llena de orgullo y satisfacción.

P.

¿Cuál fue su mejor y su peor momento en Junior?

R.

El mejor fue entre 2003 y 2004, cuando fuimos subcampeones y campeones. Y el peor fue cuando regreso en 2008, que llega el ‘Sachi’, empiezo a jugar con él varios partidos, pero luego, por los resultados, me relega al banco de suplentes. Me sentí muy mal en ese momento.

P.

¿Qué significa para usted ser uno de los laterales con más goles en la historia del fútbol de nuestro país?

R.

No es un logro fácil, pero gracias a la confianza que me daban los técnicos y mis compañeros lo pude alcanzar. Y la confianza radicaba en darme los penaltis, porque al final más de la mitad de los goles que anoté en mi carrera fueron por esa vía. Es un honor ese registro que tengo siendo defensor.

P.

¿Qué amigos le dejó el fútbol?

R.

Muchos amigos. Empezando por las inferiores del Cali, que me dejó a mi compadre Jorge Corrales y a Alexander Jiménez. Después, ya como profesional, a Martín Arzuaga, que es compadre mío también; ‘Ringo’ Amaya, que lo quiero mucho; Emerson ‘el Piojo’ Acuña, otro de mis compadres, y muchos otros más, pero creo que esos que te mencioné me han marcado más en el fútbol y en la vida.

P.

¿Su mejor partido en Junior?

R.

  Fueron varios, pero por lo que significó y lo que se hizo, me quedo con el juego de ida de la final de 2004 ante Atlético Nacional. Ese día asistí y marqué. Primero le puse un pase atrás a Rojano para que anotara el primer gol y luego marco el segundo, pegándole tres dedos abajo. Fue un partido redondo en lo personal y en lo grupal.

El barranquillero celebrando uno de sus goles.
P.

¿Y su mejor gol como rojiblanco?

R.

Hice varios bonitos, pero me quedo con ese de la final de 2004. Fue un golazo.

P.

¿Qué recuerda de esa final ante Nacional?

R.

Recuerdo que Nacional era favorito, porque tenía un combo muy bravo, pero nosotros teníamos confianza de poder ganar la estrella, porque a esa final llegamos muy unidos y con mucha fe. El partido de ida fue redondo, y eso nos motivó más, y en la vuelta las cosas no salieron, inicialmente, como esperábamos, pero se logró el título, que al final es lo que vale. Recuerdo la anécdota de las camisetas. El día anterior al juego en Medellín nosotros regalamos las camisetas de práctica a amigos y familiares. Rojano y ‘el Piojo’ se las dieron a unos policías hinchas del Junior (risas). Y al día siguiente, cuando nos dicen que no nos van a dejar jugar con la tradicional, comenzamos a llamar a la gente para que nos devolvieran las camisetas (risas). Menos mal ese día llegamos temprano al estadio y nos dio tiempo para rescatarlas (risas).

P.

¿Sintió en algún momento que les sacaban el título del bolsillo?

R.

Sí, claro, cuando nos empezaron a hacer ese poco de goles en Medellín. Recuerdo que cuando el partido iba 5-1 yo salgo por lesión, por eso es que yo no cobro en los penales. Y le digo al ‘Zurdo’ que meta a Macnelly por mí, que había que atacar con todo lo que teníamos. ‘El Zurdo’ lo mete y ese día ese pelao se juega tremendo final de partido, cambió todo y después pasó lo que pasó con el gol de Ribonetto. Los penales los vi afuera, rezando con Fabito Poveda y con los mellos (utileros), se me quería salir el corazón. Pero al final Dios nos bendijo con ese título muy merecido.

P.

¿Considera que fue un jugador indisciplinado?

R.

Yo pienso que no, porque un jugador indisciplinado no te hubiese jugado todo los partidos que jugué y no hubiese rendido todo lo que yo rendí en Junior. El suceso ese del picó me dio esa fama de indisciplinado, pero yo era de los que llegaba primero a las prácticas y de los que mejor trabajaba.

P.

Después de tanto tiempo, ¿qué recuerda de aquel famoso episodio del “¡tírate! ¡tírate!”?

R.

(Risas) Eso fue un 18 de agosto, tengo la fecha clara porque fue el día del cumpleaños de mi hijo. Nosotros estábamos en esa celebración, pero hasta temprano. Recuerdo que ‘Dj Tata’, un gran amigo mío en ese entonces, nos invitó a Bacca y a mí para que lo acompañáramos en aquel evento. Nosotros andábamos con Román Torres y los tres decidimos darnos un pasón por allá. A mí siempre me ha gustado la champeta y el picó. Nosotros no habíamos tomado mucho, pero cuando llegamos allá y nos unimos a la fiesta, la gente nos pedía el pase del piscinazo, porque todos los estaban haciendo. El pase era bailar y tirarse sobre el público. Nosotros en medio de la recocha también hicimos eso y listo, todo normal, no le vimos morbo. Nos fuimos para la casa y cuando nos levantamos al día siguiente vemos el lío que se armó y las imágenes en los medios (risas). Fue una anécdota que finalmente me marcó.

P.

¿Se arrepiente de haberlo hecho?

R.

Pues son vivencias por las que uno tiene que pasar para aprender. Nos tocó en ese momento y listo, lo asumimos. Nosotros recapacitamos, pero realmente no fue como la gente y los medios lo pintaron.

P.

Y me imagino las bromas de los compañeros al día siguiente…

R.

(Risas) Una gozadera, los pelaos nos ‘mamaron full gallo’. Es la hora y todavía cuando me ven por el barrio me gritan: ‘¡Tírate! ¡Tírate!’. Una anécdota. En las pasadas eliminatorias fui a visitar a Bacca al hotel de concentración previo a un partido. Estábamos en el lobbie hablando y pasaron Falcao y James y comenzaron a gritar: ‘¡Hayder! ¡Hayder! ¡Tírate! ¡Tírate!’… Y Bacca muerto de la risa. ¡Qué vaina! (risas).

En acción en un partido entre Junior y Cúcuta.
P.

De los jugadores con los que compartió en Junior, ¿cuál fue el que más lo sorprendió?

R.

Giovanni Hernández. Jugaba mucho, era muy exquisito, muy técnico. El mismo Macnelly, desde que salió sabíamos que era un jugador con dotes como ‘el Pibe’, que colocaba esos pases efectivos. Después Teófilo y Bacca, que eran unos goleadores. En los entrenamientos hacían de a dos goles siempre, y mira que ninguno de los dos nos defraudaron, porque han tenido una carrera exitosa, tanto en Junior como en el exterior.

P.

En uno de sus mejores momentos pasó al Deportivo Cali. ¿Por qué cree que no se le dieron las cosas allá?

R.

  Pienso que, gracias a Dios, en Junior todos los técnicos que llegaban me daban la confianza y luego voy a otro lado y me cambian hasta la manera de jugar, la manera de desprenderme por el costado derecho, como lo hacía en Junior. Creo que eso me afectó y no pude figurar.

P.

¿Qué recuerda de su paso por la Selección?

R.

Con la Selección jugué la Copa América de 2004, jugué eliminatorias, recuerdo el 5-0 a Uruguay y el 3-0 a Ecuador y a Perú, partidos en los que aporté. Y también mi paso por la sub-20, con la que quedamos campeones en Toulon, Francia. Siento que mi paso fue bueno, pero me hubiese gustado que fuera mejor, con más participaciones.

P.

¿Siente que mereció más oportunidades?

R.

Yo creo que merecía más. A los técnicos les gustaba mucho ponerme en Barranquilla, por todo lo que daba en la salida por el costado, pero por fuera si no me usaban, porque los técnicos buscaban más marca, no querían que los laterales salieran tanto al ataque, entonces colocaban a Amaranto.

P.

¿Una deuda que le haya dejado el fútbol?

R.

 Jugar en el exterior. No pude por varios factores. Cuando estaba en Toulon, llamaron mucho de Portugal y de Estados Unidos para preguntar por mí, pero en Junior no se interesaron porque era muy joven para salir. Y después del título de 2004 se interesaron por mí en México y Argentina, pero la verdad no sé qué pasó, de pronto es que las ofertas no eran buenas y se caían.

P.

¿Qué opina del Junior actual?

R.

Un equipazo, una máquina, está dando cátedra, ese fútbol a uno lo pone a soñar. Son poquitos los equipos en Colombia y en Sudamérica que juegan así. Me da mucha alegría ver ese ritmo del equipo, la parte técnica y táctica. Todos están contentos y Dios quiera que nos puedan dar otra estrella en Colombia y, por qué no, la Copa Libertadores.

P.

¿Es uno de los mejores Junior que ha visto?

R.

De los que yo he visto, sí, quizá a la par del que se vio en el 93, con el ‘Pibe’, Pacheco y Valenciano. Este tiene muchas cosas buenas, cambio de ritmo, dinamismo con Luis Díaz, pases y remates a gol con Cantillo, calidad con ‘Teo’, que es el eje del equipo, dos tremendos laterales como son Piedrahita y Fuentes y ahora lo refuerzan con un jugador con la experiencia de Matías Fernández. Tenemos un equipazo y no me pierdo ningún partido acá.

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