Pocas personas entienden lo que significa el Junior para Barranquilla. En realidad nadie –¡nadie!– entiende lo que despierta el Junior. Solo los junioristas lo saben. El Junior duele en el cuerpo y en el alma cuando pierde y produce una felicidad ciclónica cuando gana. Y hasta cuando empata, el Junior nos hace reír o llorar, porque de ese empate depende la risa o el llanto del juniorista.
{"titulo":"'Este título no fue un chiripazo': Arturo Reyes","enlace":"https://www.elheraldo.co/rincon-juniorista/arturo-reyes-hablo-con-el-heraldo-sobre-la-decima-estrella-de-junior-este-titulo"}
Ahora que ganó la décima estrella en Medellín, luego de que los nuevos héroes metieran los cinco penales y de que Mele –futuro ídolo– tapara con una de sus piernas el lanzamiento al jugador del DIM todo el mundo está feliz. El 'mundo juniorista' no se cambia por nadie después de ponerle la décima estrella al escudo. Ese universo incomprendido y vilipendiado está pletórico de felicidad.
Dice Valdano que el fútbol es lo más importante de aquellas cosas que no tienen importancia. Eso depende, apreciado filósofo. Si se trata del Junior, tu axioma empieza a flaquear. Para los junioristas –hombres y mujeres, gordos y flacos, altos y pequeños, niños y ancianos– las cosas más importantes de este mundo comienzan y terminan con el Junior. Así de simple. Nada es más importante que el Junior. Punto. Absolutamente nada. ¡Nada es nada, carajo¡ Ni el empleo, ni la comida, ni la salud, ni el recibo del agua, ni el de la luz, ni el teléfono celular. ¡Qué los corten todos por falta de pago, pero primero está el Junior! Esta frase la he escuchado de labios de junioristas enfermos, contagiados con esa pasión rojiblanca, que se transmite de generación en generación. El sufrimiento de los junioristas de hoy ya lo padecieron sus abuelos y sus bisabuelos. Eso viene en la sangre. Y las alegrías también.
El Junior es el mejor igualador social que tiene Barranquilla. Por cuenta del Junior el presidente de la empresa se putea con el celador. Los he visto, con estos ojos miopes que se habrá de tragar la tierra. Los he observado con atención mientras se desgañitan –de pretil a pretil– por culpa de un error de un defensa central que nunca vio jugar a Dulio Miranda ni a Gabriel Berdugo, ni al Patón Bauza, para que entienda cómo es que se le siembra el guayo en la yugular al 9 del equipo contrario.
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El Junior es el igualador social porque luego de los madrazos entre jefes y empleados por culpa de una derrota, después de estar a punto de levantarse a trompadas, vienen y se abrazan como si nada. Y cuando se despiden con el hasta luego mi hermano, vuelve el rico a su riqueza, vuelve el pobre a su pobreza y el señor cura a su misa, como dice Serrat.
¿Cómo explicar que el estado de ánimo de toda una ciudad dependa del triunfo o la derrota de un equipo de fútbol? ¿Quién lo entiende? Cuando Junior gana solo hay que salir a caminar por Barranquilla, desde las Nieves hasta Riomar, pasando por Las Flores, El Prado y Cevillar, para verle la cara de felicidad a la ciudad. 'Después de que gane el Junior, hasta yo me pongo feliz a trapear el piso', dice Christian Daes, un juniorista de alma, vida y corazón.
¿Qué es el Junior, porque está claro que es mucho más que un equipo de fútbol?
Juan Gossaín y el ‘juniorismo’
'El juniorismo es un estado del alma. Una manera de ser. Una actitud ante la vida. Una posición frente a las crudezas del mundo. El día en que Junior pierde, como si fuera una fatalidad del destino, se va la luz en Barranquilla; si el equipo hace agua en el campeonato, la ciudad amanece inundada por los arroyos, aunque sea verano'. Así define nuestro querido Juan Gossaín lo que significa Junior para Barranquilla.
{"titulo":"Melissa Martínez defiende a Junior de cara a la Copa Libertadores","enlace":"https://www.elheraldo.co/entretenimiento/melissa-martinez-defendio-al-junior-frente-criticas-por-su-participacion-en-la-copa"}
¿Y cuando el Junior gana, como le ganó al Medellín y llegó la décima estrella al escudo del equipo? 'Cuando Junior gana –dice Gossaín– es fácil adivinarlo, sin necesidad de tener que escuchar el estropicio que forman los comentaristas radiales, porque el lunes sale el sol más temprano y hasta el sepulturero del cementerio de Calan-Cala tiene una sonrisa de triunfador pintada en la cara'.
Esto es Junior, cuando gana y cuando pierde. Por eso no es fácil de explicar, ni mucho menos de entender, para aquellos que no tienen ni el alma ni el corazón juniorista.
¡Junior es tu papá! ¡Al Junior tienes que matarlo!: Édgar Perea
‘El Campeón’, Édgar Perea definió lo que es el Junior de Barranquilla y por qué razón es mejor quedarse callado, aunque esté ocupando el último lugar en la tabla de posiciones. No te burles del Junior, porque te puede ir mal. Como le pasó a Poncho Rentería, cuando se burló de Perea, por los malos resultados del Junior. Aquella vez vino el Junior y le ganó al América de Cali en el Romelio Martínez y le tapó la boca a Rentería.
{"titulo":"'Los que pateamos penales teníamos convicción de que algo especial pasaría'","enlace":"https://www.elheraldo.co/rincon-juniorista/edwin-herrera-sobre-el-titulo-de-junior-los-que-pateamos-penales-teniamos-la"}
Con ese triunfo épico nació el grito de guerra tiburón: '¡Al Junior tienes que matarlo…!'. ¿Y cómo matas un sentimiento? Muy complicado, porque matar un sentimiento es imposible. Por eso Junior vive siempre, en las derrotas y en las victorias. El juniorismo –a diferencia de los 'ismos' mezquinos de la política– perdura por siempre y para siempre.
El Campeón Perea tenía toda la razón: '¡Junior es tu papá! ¡Al Junior tienes que matarlo!' Punto. No lo des por perdido, ni mucho menos muerto, nunca. No lo vuelvas objeto de tus carcajadas jamás. No digas que 'primero cae nieve en Barranquilla' antes de verlo en las finales y ser campeón, porque Junior hace que caiga nieve en Barranquilla. Después de la décima estrella, ¿alguien lo duda?
'Junior es la querida de los barranquilleros': Álvaro Cepeda Samudio
‘El Cabellón Cepeda’ dijo un día en La Cueva, mientras pasaba una Cerveza Águila bien fría por el gaznate, que el Junior era la querida de los barranquilleros. Y eso es así porque es el Junior quien brinda consuelo cuando la situación se pone dura.
Al Metropolitano Roberto Meléndez van los despechados a refugiarse, cuando en la casa no los quieren ver por cuenta de unas canitas al aire, o porque cogió la plata del colegio del 'pelao' y se la gastó en la boleta del estadio. Cuando todo está patas pa’ arriba aparece el Junior y gana un partido en Bogotá o Medellín o en Cali y de inmediato regresa el alma al cuerpo de los junioristas.
{"titulo":"'Junior es mi casa, pero nunca se ha realizado una propuesta para volver'","enlace":"https://www.elheraldo.co/deportes/victor-cantillo-junior-es-mi-casa-pero-nunca-se-ha-realizado-una-propuesta-para-volver"}
Por eso uno los ve felices, aunque no tengan trabajo y aunque se les esté partiendo el hígado en mil pedazos. Con el Junior las penas se hacen más llevaderas. Hasta el 'cachaco de la tienda' fía cuando el Junior gana. Aunque es hincha del Bucaramanga, el hombre se vuelve solidario y contribuye ampliando el cupo de la deuda. Ese milagro solo es posible gracias al Junior.
Un equipo orgullo del Caribe
A diferencia de otras ciudades capitales, que tienen dos o tres equipos, en Barranquilla –con contadas excepciones– solo ha existido el Junior en el torneo profesional. En Curramba no hay dilema de ninguna clase, como ocurre en Buenos Aires, con Boca Juniors y River Plate. O en Río de Janeiro con Flamengo y Fluminense. O en Madrid con el Real y el Atlético. O en Bogotá y Cali y Medellín, donde las hinchadas se reparten sus sentimientos por los equipos de la ciudad.
{"titulo":"Comesaña: 'Hace un mes nadie daba nada por Arturo y ahora es un fenómeno'","enlace":"https://www.elheraldo.co/rincon-juniorista/julio-comesana-junior-hace-un-mes-nadie-daba-nada-por-arturo-reyes-y-ahora-es-un"}
En Barranquilla Junior es el único. Algo similar ocurre en la Región Caribe, desde La Guajira hasta Córdoba, donde late el corazón juniorista con mucha fuerza, aunque existan otros equipos profesionales, como ocurre con Jaguares de Montería. El Unión –de nuevo en la B– cuenta con afición propia en Santa Marta, pero su nivel ha decaído demasiado.
De manera que el sentimiento regional también se expresa con los triunfos del Junior. Sus logros deportivos son también de la Región Caribe y nos permiten –de vez en cuando– meterle goles al centralismo agobiante que padecemos. En esos momentos –como ahora por cuenta de la décima estrella– sacamos pecho y caminamos más altivos y erguidos en el Caribe. ¿Por qué? Porque no han querido entender que el Junior de Barranquilla no es un equipo de fútbol: es un sentimiento. Punto.



















