El Heraldo
Un policía, atrincherado detrás de sacos con arena, repele un ataque de las Farc. El Heraldo
Región Caribe

Lo que queda enterrado de las Farc en la Costa

Nueve frente guerrilleros, por lo menos, y varios grupos de milicianos actuaron en la Región Caribe, donde llevaron a cabo emboscadas a militares y policías, así como atentados, secuestros y extorsiones a civiles.

“Esto significa –ni más ni menos– el fin de las Farc como grupo armado”. Estas palabras del presidente Juan Manuel Santos, ayer en La Habana tras la firma del acuerdo de dejación de armas y cese bilateral el fuego pactado entre el Gobierno y el grupo guerrillero, tienen un importante significado en el país y la Región Caribe.

Particularmente en la Costa es ponerle fin al accionar de frentes guerrilleros como el 59 y el 41 activos en la Serranía del Perijá, actuando en La Guajira y Cesar y teniendo como escondite el fronterizo territorio venezolano.

El frente 59, conocido como Resistencia Guajira y parte integral del llamado Bloque Caribe al mando de Iván Márquez, uno de los negociadores en La Habana, fue el autor, durante la década de los 90, de emboscadas, extorsiones, secuestros y asesinatos, no solo de soldados y policías, sino de civiles como la exministra de Cultura Consuelo Araújo Noguera, el 30 de septiembre de 2001, tras secuestrarla en Patillal.

Emboscadas en La Guajira

El cabecilla de este grupo es Luis Alejandro Cuadras Solórzano, alias ‘Leonardo Guerra’, y cuanta aproximadamente con 300 integrantes, según informes de inteligencia del Ejército.

En La Guajira, este grupo era el encargado de atacar la infraestructura ferroviaria de Cerrejón y en varias oportunidades descarriló el tren. Igualmente, sus integrantes han sido los responsables de ataques como el que cometieron con un carro-bomba que estalló frente a la estación de Policía de Maicao en diciembre de 2011, que dejó dos civiles muertos y 15 heridos. O el de los 12 soldados que murieron en un ataque, en mayo de 2012, en el corregimiento La Majayura de Maicao; o la emboscada en la que murieron dos policías, el director de Migración Colombia en La Guajira y su conductor en la vía a Maicao.

Injerencia en Córdoba

Con 450 hombres, hasta el año pasado la inteligencia militar tenía conocimiento de la existencia de las frentes 5, 18 y 58 de las Farc en Córdoba, que, divididos en compañías, delinquían especialmente en el nudo del Paramillo, y áreas que comparten los municipios de Tierralta y Montelíbano.

De su accionar criminal, los cordobeses recuerdan que en noviembre de 2006 los frentes 18 y 58, al mando de Joverman Sánchez Arroyave, alias ‘el Manteco’, atacaron al corregimiento de Tierradentro, Montelíbano, con fusiles y cilindros bombas y asesinaron a 17 policías y a 3 civiles.

También, el 16 de septiembre de 2014, guerrilleros del frente 58, en alianza con la banda criminal ‘Clan Úsuga’ asesinaron a 7 policías y les causaron heridas a otros 5, luego de atacar un camión en el que se transportaban miembros de un Escuadrón Móvil de Carabineros, en zona rural de Montelíbano.

Burro-bomba de Chalán

Sucre fue otro departamento que tuvo el infortunio de convivir con los frentes 35 y 37, que  se apoderaron de Ovejas, Colosó, Chalán, Toluviejo, Sincé, Los Palmitos, San Onofre, San Pedro, Galeras, San Benito y Morroa.

Hoy en ese Departamento hay 265 mil víctimas del conflicto armado, más del 31% de la población, y solo en Sincelejo se han asentado 165 mil desplazados, en gran medida producto de los ataques guerrilleros.

Muertes selectivas a terratenientes, ganaderos, miembros de la Fuerza Pública y políticos; masacres, quema de fincas, vehículos y peajes hacían parte de su accionar, liderado por Gustavo Rueda Díaz, alias de ‘Martín Caballero’, y sus mandos medios, alias ‘Pata e Ñame’, ‘Chacuchá’ y ‘Jáder’.

En los Montes de María, según las estadísticas de la Infantería de Marina, murieron 199 integrantes de la Fuerza Pública y 367 resultaron heridos durante el conflicto armado reciente.

Dos hechos perpetrados en Sucre llamaron poderosamente la atención en Colombia y el mundo: el asesinato de 11 policías tras la detonación de un burro-bomba en el municipio de Chalán y el crimen del sacerdote José Luis Cárdenas Fernández en este mismo poblado.

El primer hecho ocurrió el 12 de marzo de 1996 cuando el animal llevaba camuflado entre hierba 60 kilos de dinamita. Los uniformados que permanecían en la estación fallecieron.

El sacerdote, de 31 años, fue ultimado el 17 de octubre de 2002 a las 6:00 a.m. cuando iba de la casa cural hacia la de un vecino y lo interceptaron dos milicianos de las Farc.

Accionar en la Sierra

En el Magdalena, el frente 19 atacó entre finales de la década del 90 y comienzos del 2000. Allí los secuestro, asesinato colectivo de soldados y los atentados terroristas a infraestructuras del Estado, eran un común denominador. Su accionar se circunscribía a la Sierra Nevada de Santa Marta, que la convirtieron en el sitio para llevar a los secuestrados, áreas de Ciénaga, Aracataca y Fundación.

El vallenato Ricardo Palmera Pineda, alias ‘Simón Trinidad’, era su máximo jefe. Su accionar delictivo llegaba incluso hasta el Cesar, su tierra. Y los alias ‘Solis Almeida’, ‘Adán Izquierdo’ y ‘Giovanni’ fueron cabecillas con renombre dentro de la organización. El 27 de marzo de 2003 asesinaron a 11 soldados en la vía a Aracataca, siendo uno de los ataques más cruentos.

En los Montes de María

Uno de los mayores golpes que dio la guerrilla del desaparecido frente 37, que operaba en los Montes de María, al mando en ese entonces de ‘Martín Caballero’, quien después murió en un bombardeo en noviembre del 2007, fue el secuestro del exministro Fernando Araújo.

La guerrilla de las Farc hizo presencia por primera vez en esta región montañosa en 1985, cuando se supo de la existencia de los primeros cinco guerrilleros. Luego, tras ir consolidando su poder y tomando los espacios de otros grupos insurgentes, se asentó en la zona y desplegó acciones como extorsiones, secuestros y muertes. Igualmente, las Farc hacían presencia en la Serranía de San Lucas, al sur de Bolívar. Se le atribuyen durante su presencia en esta zona unas 242 muertes de militares y la de cerca de 500 civiles.

Atentados en Barranquilla

En la capital del Atlántico, las Farc contaba fundamentalmente con milicias urbanas dedicadas a la extorsión. Los ataques más recordados los cometieron durante la campaña presidencial de 2002 y el inicio del primer periodo como jefe de Estado de Álvaro Uribe Vélez.

Dos atentados con dinamita causaron la muerte de cuatro personas y heridas a decenas de civiles.

El 3 de noviembre de 2001 en la Avenida Circunvalar, 500 metros antes de llegar a La Cordialidad, sector de la tercera etapa del barrio Villa San Pedro, detonaron una carga explosiva que habían puesto en un carro de mula. Fue activada a las 4:30 p.m. Cinco minutos antes había pasado una caravana de vehículos con Uribe Vélez.

Después, a las 3:15 p.m. del 14 de abril de 2002 otra carga de dinamita fue detonada en el conocido puente del Pescado. Uribe se movilizaba a bordo de una camioneta Toyota ‘campero’ blindada. 4 transeúntes murieron.

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