
Los barranquilleros Ibeth Solano y Jaime Avendaño, se conocieron hace tres años cuando practicaban baloncesto en sillas de ruedas en su ciudad natal. Ambos, afectados por polio, fomentaron una amistad basada en el apoyo mutuo que muy pronto se convirtió en amor.
Ella es empleada y él trabajador independiente, y en medio de sus ocupaciones, sacan tiempo para el deporte que es su mayor pasión y al que le deben haberse unido en una relación sentimental que los fortalece.
“Somos deportistas, la discapacidad no ha sido un obstáculo para nosotros, todo lo vemos como una oportunidad. Siempre viajamos juntos y nos apoyamos en las diferentes competencias en las que participamos, el triunfo del uno es el triunfo del otro”, señaló Jaime.
Los dos estuvieron recientemente en la media maratón de Los Santos Reyes que se realizó en Valledupar. Ibeth fue la única mujer en sillas de ruedas que participó en el evento, alcanzó la meta de los cinco kilómetros aunque no pudo ganar, a su lado estuvo su compañero dándole ánimos.
Jaime Avendaño compite desde hace siete años en carreras para discapacitados en su silla de ruedas y ha logrado conquistar varios títulos, Ibeth sólo lleva tres años en las mismas y también es una triunfadora de estos eventos deportivos.
“Siempre estamos compitiendo juntos, con nuestro propio esfuerzo nos costeamos los viajes para participar en las competencias que se organizan en el país, lo mejor es que nos tenemos el uno al otro. Lo importante en sí no es ganar, sino demostrar y ser ejemplo para quienes como nosotros tienen alguna limitación”, expresó Jaime.
Aunque no hablan aún de matrimonio, sus amigos de competencia que siempre coinciden en encuentros deportivos, afirman que “se quieren tanto que seguro de casan”, como lo manifestó uno de los concursantes en la carrera de Valledupar el pasado seis de enero.
Para Ibeth y Jaime su amor no tiene limitaciones, más allá de lo físico se profesan un profundo sentimiento que los hace feliz, que los mantiene con ganas de vivir y de seguir demostrando su tenacidad en todos los escenarios en los que se devuelven.
“Una enfermedad nos afectó a los dos cuando éramos niños, esa misma hizo que nos conociéramos por asistir a encuentros deportivos para discapacitados, hoy somos felices con lo que tenemos, somos y hacemos, disfrutamos cada momento”, puntualizó la mujer.
Valledupar.
Por Miguel Barrios