Armas y retos, tres mujeres en el corazón del Ejército
En el marco del aniversario 211 del Ejército Nacional EL HERALDO conoció las historias de estas subtenientes que son parte fundamental para la seguridad nacional.
El rol de la mujer ha sido fundamental para el desarrollo de los procesos que se realizan desde las orillas de las diferentes profesiones. La vida militar no es la excepción, EL HERALDO conoció, en el marco del aniversario número 211 del Ejército Nacional, las historias de tres mujeres oficiales que lideran operativos en campo y también formaciones de soldados dentro de diferentes batallones de la Región Caribe.
Con su cabello recogido, uñas arregladas, botas emboladas y con un uniforme impecable, nos recibió la subteniente Laura Valentina Rojas Velásquez, una joven militar que es la encargada del orden de las instalaciones del Batallón Vergara Velasco, ubicado en Malambo, Atlántico.
Con su templanza y fuerte carácter, la mujer de 22 años, contó el reto de estar al mando de por lo menos 200 soldados entre regulares y profesionales en esa instalación militar.
Con los títulos de abogada y profesional en ciencias militares la uniformada, natural de Bogotá, ayuda a muchos hombres a adaptarse a la estricta y disciplinada vida militar que decidieron arrancar.
Rojas es la única mujer en el Atlántico en ocupar dos cargos: uno administrativo como oficial de Planeamiento del Batallón y otro de armas calificado como de apoyo y servicios para el combate.
La oficial, que es la mayor de tres hermanos, contó que al llegar a este batallón recibió todo el apoyo de sus comandantes, pero asegura que hubo choques entre los integrantes de las compañías militares, pues no estaban acostumbrados a recibir entrenamientos militares por parte de una mujer.
“Cuando yo llegué no había llegado antes una mujer de armas o con mando de tropas y presentarme ante un grupo de hombres y decirles: yo voy a ser su comandante fue un choque para ellos porque existe aún una cultura machista, pero con el tiempo uno les muestra que a uno le toca levantarse a la misma hora que ellos, que harás ejercicios igual que ellos, entonces eso influye muchísimo y ayuda a que ellos tomen esa confianza y respeto hacia uno”, detalló.
Rojas dijo que el tiempo ayudó a que los soldados que tenía a su cargo la vieran como esa líder y comandante del grupo.
“Llega un punto de todo el proceso que los soldados ya no lo ven a uno como una mujer sino como una comandante y líder. Las compañías estaban acostumbradas a hombres, entonces romper con ese prototipo costó un poco, pero se logró construir respeto, disciplina y un gran trabajo”, agregó la oficial.
Un reto
La abogada aseguró que cuando fue notificada del cargo que ocuparía en su primera unidad militar, se encomendó a Dios y fue el ánimo de servicio por su país y la sociedad lo que la ayudaron a asumir este puesto.
“Estar a cargo de soldados regulares y profesionales fue un reto enorme porque es ahí donde debemos aplicar todo lo aprendido en la academia, debemos mostrar que nosotras las mujeres estamos en igual capacidades que un hombre lo que es usual ver en cargos de armas o en la parte operativa de nuestra institución”, afirmó Rojas.
Hace un par de semanas, aseguró la subteniente, que licenció a un grupo de soldados que acompañó desde el inicio de su proceso hasta su final y las enseñanzas militares y personales fueron gratas.
“Hace unas semanas los licencié, es decir, terminaron ese ciclo de adaptación a la vida militar y uno escucha los comentarios de agradecimientos y es como una satisfacción que a uno le da porque aportó un granito de arena para la formación no solo militar sino para todos los ámbitos de su vida”, sostuvo.
Pertenecer a una unidad de desminado humanitario es uno de los proyectos que tiene esta joven militar que llegó al Atlántico desde el 2019.
Desde la caballería militar
La subteniente Mónica Manuela Arias, de 28 años, es integrante del batallón de Armas Combinadas Mediana en La Guajira. Desde allí es la comandante de los vehículos de caballería del Ejército Nacional y adelantan operaciones para la seguridad nacional en la frontera con Venezuela.
“Realizamos operaciones militares territoriales en Uribia, Buenavista, en la Alta Guajira. Asimismo, realizamos trabajos de estabilidad que son los apoyos que se realizan a la población civil a la que les hace muchas veces agua u otras necesidades”, dijo la oficial que es profesional en el derecho.
Arias quien es natural de Medellín, Antioquia, aseguró que desde que ingresó a las filas militares sus compañeros la han respetado desde todos los puntos de vista.
“Uno siempre debe dar lo mejor de sí mismo y proponerse que nada le puede quedar grande a uno, entonces siempre me ha gustado destacarme en la parte física o académica”, agregó.
La parte mecanizada, dijo Arias, es la que más le llama la atención y de la que está pendiente para que cualquier operación se lleve a cabo sin ningún margen de error.
La oficial paisa espera ascender en los próximos meses a teniente del Ejército Nacional.
Desde la Artillería
Administradora logística y profesional en ciencias militares. Son los titulos profesionales que tiene la subteniente Jenny Juliana González, de 24 años, quien es la comandante de Batería de Fuego o de la compañía de Artillería del Ejército Nacional.
La bogotana asegura que es su pasión servirle a la patria desde las filas de esta institución por la que decidió apostarlo todo.
“Tuve a cargo por lo menos 240 hombres en la compañía que comandé en la Alta Guajira y es un reto grande, pero que hace que uno entregue lo mejor”, sostuvo.
Para González cada propuesta o responsabilidad que le encomendaban sus superiores las trata de hacer de la mejor manera posible.
“Estar de comandante es lograr que cada uno de los integrantes de la compañía ejecuten sus funciones a la perfección y es ahí donde las enseñanzas son recíprocas|, puntualizó la oficial que cursa una maestría en historia militar.
