El Heraldo
Foto oficial de la ceremonia de adhesión a la Ocde, con los presidentes de Colombia, Lituania y Francia, y altos directivos de la organización, durante el encuentro sostenido en días pasado en París.
Región Caribe

¿Cuánto le cuesta a Colombia ser un integrante de la Ocde?

Expertos de la Universidad Simón Bolívar analizan los costos y retos que asume el país al ingresar al llamado ‘club de países ricos’. La inequidad social, principal desafío.

Antes de terminar su administración, el presidente Juan Manuel Santos logró cristalizar uno de sus proyectos prioritarios, en el que su gobierno había trabajado desde sus inicios: entrar a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde). La noticia generó reacciones encontradas pues si bien algunos sectores sociales lo consideran un gran avance y una importante oportunidad para el desarrollo de Colombia, otros lo han tildado de innecesario y hasta perjudicial para el país.

“Tomé esta decisión convencido de que las buenas prácticas, los altos estándares y un benchmarking constante, al igual que aprender de nuestros padres son los pilares del buen gobierno”, argumentó Santos en su discurso en la ceremonia de adhesión, en Francia, el pasado 30 de mayo.

Investigadores de la Universidad Simón Bolívar, expertos en temas económicos, analizaron lo que implica para el país su llegada a esta organización que usualmente es catalogada como un ‘club de países ricos’ por los altos niveles de desarrollo de sus miembros. De América Latina solo hacen parte México, Chile y ahora Colombia.

El economista Florentino Rico Calvano, docente e investigador senior de la facultad de Administración y Negocios, explicó que, obviamente, pertenecer a cualquier organismo o club demanda costos de membresía y compromisos, pero que en este caso se compensa con una mayor inversión que podrá llegar al país y nuevas oportunidades coyunturales. 

En su concepto, “a Colombia le corresponde hacer inventario de los organismos en los cuales forma parte; analizar la pertinencia, calidad de los servicios recibidos versus los aportes que deben realizarse, para establecer si debe mantenerse la membresía o, en caso contrario, desligarse, sin causar problemas, apoyar cambios para recuperar los objetivos, que se anquilosaron en sus puestos”. 

Estos organismos internacionales financian su presupuesto sobre la base del número de países miembros. En el caso de la Ocde, su presupuesto para el 2018 alcanza los 374 millones de euros, que se debe repartir entre los países miembros de manera proporcional al tamaño relativo de sus economías. Colombia como nuevo miembro aportaría una cuota que va entre los 4 y 5 millones de euros, que en pesos colombianos sería entre 13.396 y 16.746 millones de pesos, según el investigador. 

Para Rico lo preocupante no es pagar la membresía sino tener que enfrentar costos adicionales de gastos de representación del personal que debe atender los 23 comités operativos de la Ocde, lo que implica también una cuantiosa inversión cercana a los $15 billones anuales en los próximos 15 años.

“Colombia, como miembro del club de los países ricos, puede obtener beneficios bajo la perspectiva de ser considerado un país democrático y de hacer parte de una organización que cubre más del 70% del mercado mundial, y poder juntarse en sus consideraciones con Alemania, Estados Unidos, Suiza, Suecia, Francia, Reino Unidos. Además, con la vinculación se revisan los estándares de corrupción con la firma de la Convención contra la Corrupción en Transacciones Comerciales Internacionales”, planteó.

Igualmente, la política de inversión ubica a Colombia en un selecto grupo de países con mejores prácticas en materia de inversión con mayores flujos de inversión productiva y mejores prácticas de las empresas que operan en el país; y en los asuntos fiscales, estar en este grupo se constituye en un instrumento internacional para luchar contra los paraísos fiscales. Por ello, para el investigador, son más los beneficios que los costos que trae la entrada a la Ocde. 

La inequidad social, el principal desafío. En cuanto a los riesgos que esto representa, el economista Oswaldo Olave Amaya expuso que está la posibilidad de una crisis financiera, teniendo en cuenta en el nivel de desarrollo del país, en términos de productividad y competitividad, respecto a los demás miembros de la organización con niveles similares de desarrollo.

“Además, la reducción del gasto público que convocaría a privatizaciones injustificadas, despidos y disminución en los salarios de los trabajadores. Ingresar a la Ocde le representa a Colombia unos costos cuantiosos, y basta comentar que este dinero debe salir de los impuestos y que serían sustraídos de una necesaria inversión social para luchar contra la inequidad existente en el país”, afirmó.

En consideración de Olave, Colombia actualmente enfrenta el reto crucial de cerrar las brechas existentes en términos de participación y mejorar sustancialmente la calidad de la educación, pues las desigualdades comienzan a temprana edad cuando muchos niños nunca van a la escuela o no la empiezan a tiempo o, lo que es más visible, asisten a instituciones de menor calidad.

El informe que emitió la Ocde sobre Colombia muestra un panorama agridulce; las cifras sobre el estado del sistema educativo del país se caracterizan por sus oscuros y claros porque, si bien es cierto que el país avanzó en relación con 2012, cuando se realizaron las pruebas PISA, las deficiencias son todavía evidentes.

Por eso, para el economista, el país necesita primero que todo fijar expectativas claras de los valores, conocimientos y competencias que deben adquirir los estudiantes en cada etapa del ciclo educativo. 

“Para lograr esta meta de disminuir las grandes disparidades de desempeño, Colombia, con el ingreso a la Ocde, tendrá que tomar medidas más contundentes para garantizar que todos los estudiantes tengan acceso a una educación de alta calidad. La participación en una Atención Integral y Educación de la Primera Infancia de buena calidad permitiría que los niños menos favorecidos tuvieran oportunidades más equitativas para tener éxito en la escuela”. 

También, en opinión del analista, a Colombia se le presentarán a partir de ahora grandes desafíos que tiene que sortear para ser capaz de competir en los mercados internacionales con otros países en desarrollo y que ya están en la Ocde, que “aparentemente no parece prometedor, porque básicamente es aspirar a metas que en el corto plazo y, dadas las condiciones de inestabilidad institucional, jurídica y económica del país, nos enfrentan a retos que necesitan de un gran esfuerzo que de pronto Colombia no podrá cumplir”.

Un tanque de pensamiento

La Ocde es un organismo internacional que desde 1961 asesora a los países para el mejoramiento de sus políticas públicas. Sus esfuerzos están centrados en descifrar qué es lo que conduce al cambio económico, social y ambiental, fija estándares internacionales dentro de un amplio rango de temas de políticas públicas, a partir de hechos y experiencias reales. Está conformada por países de América, Europa y Asia.

Su origen se remonta a la Conferencia de los Dieciséis (oficialmente Conferencia Europea de Cooperación Económica), cuyo objetivo era poner en marcha el Plan Marshall, una gigantesca inyección de capital de Estados Unidos para reactivar las economías europeas y reconstruir la infraestructura destruida durante la Segunda Guerra.

La Ocde funciona como un tanque de pensamiento que hace grandes esfuerzos para comprender y ayudar a los gobiernos miembros con oportunidades de desarrollo en diversos temas, tales como: estudios económicos, desregulación de los mercados financieros, legislación contra el lavado de dinero y financiación del terrorismo, diseño para la implantación de gobiernos corporativos, cuantificación de los subsidios agrícolas, evaluaciones económicas de la tecnología de la información y la evaluación del desempeño de los estudiantes, las llamadas pruebas Pisa.

 

 

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