
El ‘Master Chef’ que resalta la gastronomía del Caribe
Nicolás De Zubiría es uno de los tres chef que conforman el grupo de jurados del ‘reality’ gastronómico que recientemente estrena su tercera temporada.
Pasar de una cocina de un restaurante a salir en televisión nacional como jurado en MasterChef fue una transición a la que al chef Nicolás De Zubiría le costó acostumbrarse. Hoy día asegura estar “completamente enamorado de su trabajo” frente a las cámaras. Aún así no se confía pues “esa experiencia no se debería traducir a relajarnos en el trabajo porque ‘ya lo sabemos hacer’, sino que siempre debemos tener esa cuota de nervios y de presión que nos empuja cada vez a ser mejores”.
Luego de dos temporadas y una tercera que está al aire, cuenta que la convivencia dentro del estudio “ha sido espectacular” tanto con los otros dos jurados (Jorge Raush y Christopher Carpentier), como con Claudia Bahamón, la presentadora central, los participantes que han pasado por el concurso y el equipo en general que hace posible el reality.
“Son casi una familia para mí. Cada vez que grabamos una temporada son tres meses dándole entre todos. De verdad que es una relación muy bonita. Hay una química de trabajo muy rica. Con los participantes es espectacular porque siempre entran unas camadas distintas de gente muy bacana, profesional y dispuesta a trabajar”.
Grabar esta nueva temporada significó trabajar bajo los nuevos protocolos de seguridad por la pandemia que implica utilizar los tapabocas, respetar las distancias y realizar una constante limpieza de los espacios en los que “no se presentaron contratiempos” durante las largas jornadas. De acuerdo con el chef, esta nueva entrega es “una versión muy distinta a las demás desde la visión, la puesta en escena y la cocina”. También destaca el nivel gastronómico de los participantes y adelanta que demostrarán su talento “desde el primer capítulo”.
Lejos de sentirse pleno con sus planes de vida, Nicolás desistió de la carrera de Mercadeo y Publicidad y se mudó a Vancouver (Canadá) para estudiar Gastronomía. A sus 21 años dejó Colombia con la ilusión de enfocarse en lo que le apasionaba desde que era un niño. Desde los ocho años “estaba metido en la cocina” y, para compartir en familia, se inventó una dinámica llamada “los miércoles del chef”, en la que cada integrante debía preparar algo para los demás semanalmente.
Con el paso del tiempo ya no solo cocinaba para su familia, sino que se convirtió en el encargado de los asados en cada reunión con sus amigos. “Siempre me ha gustado y he integrado el tema de la comida”, cuenta el chef. Por eso, para irse, necesitaba una “ciudad muy multicultural” que tuviera una oferta gastronómica variada para desenvolverse en ella. Esas cualidades las encontró en Vancouver, una ciudad ubicada en la costa Pacífica de Canadá que encajó perfectamente en lo que Nicolás buscaba.
“Ese fue el enganche: conocer personas de todas partes del mundo. Eso hace que haya una variedad cultural espectacular en la que un día puedes ir al barrio indio, luego al chino, al japonés o al latino y eso solo hace que sea más rica la experiencia, sobre todo a la hora de comprar”.
Según Nicolás, ese intercambio de culturas “influye 100 % en la profesión”. El chef cartagenero considera que “una de las primeras misiones” de un cocinero es “viajar por el mundo para conocer nuevos ingredientes y aprender técnicas culinarias” que le permitirá “abrir su mente y tumbar las barreras para soltar las riendas a la creatividad” dentro de la cocina.
Para crear platos se inspira en sus viajes, los paisajes y, sobre todo, en los recorridos por los mercados y plazas. Ahí es donde descubre los nuevos sabores y reconoce que no se necesita de “ingredientes extraños” para crear grandes recetas pues basta con mirar “la despensa divina que tiene nuestro país actualmente”.
Por eso considera que “nuestra región Caribe está bendecida por ser la entrada del mundo a Colombia”. Nicolás explica que esto se debe a que la llegada de los franceses, españoles, italianos, árabes y africanos al Caribe permitió una fusión de culturas que aportó positivamente “en el uso de utensilios e inclusión de ingredientes”.
Según el chef, hoy día la cocina pasó de un “estilo de mando muy militar y jerárquico”, en el que predominaba el grito y la fuerza, a ser un espacio de “hermandad y apoyo” que no pierde la rigurosidad al momento de cocinar. Esta transformación la considera positiva pues “cuando todos están contentos en su puesto de trabajo” los platos serán mejores. Para él, la labor de los cocineros está en auge y ve con buenos ojos el panorama colombiano en este ámbito.

A Nicolás, como a muchos empresarios colombianos, le tocó cerrar algunos restaurantes. Lo describe cómo “un golpe durísimo” en el que tuvo que hacer un “trabajo de optimización, de organización y reestructuración muy berraco para poder salir adelante en esos meses”.
Actualmente cuenta con otros seis restaurantes como Kong, Napoleón, Fauno, Sir Frank, entre otros, que “están cogiendo muchísima fuerza” y que está consolidándolos digitalmente tras el golpe por la pandemia que aún sigue presente. Entre sus planes también está ofrecer unas clases gastronómicas, proyecto del que espera dar noticias más adelante.