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Iván Duque Márquez, presidente de Colombia, y Alvaro Uribe, expresidente y líder del CD.
Política

Lo que va de la Seguridad Democrática de Uribe a la Política de Defensa de Duque

Expertos explican las diferencias y similitudes entre ambos planes.

El fortalecimiento de la presencia institucional de la fuerza pública en las zonas claves del territorio nacional es uno de los denominadores comunes entre la Política de Defensa y Seguridad del presidente Iván Duque y la Política de Seguridad Democrática del expresidente Álvaro Uribe, pero la manera en que el Estado enfrentó en su momento a las Farc y la forma en que lo hará ahora con el Eln variarán considerablemente.

Así lo creen Hugo Acero, sociólogo, experto en seguridad urbana y gestión de temas de convivencia, seguridad ciudadana, seguridad nacional, manejo de crisis y terrorismo; y César Niño, coordinador del Centro de Seguridad y Democracia de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda y Ph.D. en Cuestiones Actuales del Derecho Internacional de la Universidad Alfonso X El Sabio de España.

Los ejes de la Política de Defensa y Seguridad que presentó Duque esta semana se refieren a la necesidad de “recuperar la autoridad y presencia institucional en todo el país”; a que “cualquier negociación con grupos armados organizados al margen de la ley debe adelantarse sin abandonar el orden jurídico”; al “apoyo de los ciudadanos a la fuerza pública” y a la calificación del “agua, la biodiversidad y el medio ambiente como de interés nacional,  al ser activo estratégico del país”.

Además, el gobierno de Duque establece como uno de los pilares la seguridad cooperativa: “Modelos de seguridad internacional basados en la cooperación de los Estados para garantizar la seguridad y la paz internacionales, en el marco del derecho internacional, como herramienta a través de la cual se busca potencializar la diplomacia para la defensa”.

Otro es la intervención de los territorios, “en especial en aquellas zonas donde se concentran problemas de seguridad, con vacíos o precaria institucionalidad. Dado lo anterior, la política estableció intervenciones que permitieran pasar de un control netamente militar a un control institucional del territorio. Y de aquí se desprenden las Zonas Estratégicas de Intervención Integral (ZEII), espacios territoriales donde se concentran altos índices de criminalidad”.

Y señala que frente a los llamados ‘ceses al fuego bilaterales’, “la Política rechaza esa figura como una posibilidad” y determina que “para realizar procesos de disolución de un grupo armado organizado al margen de la ley, se deberán cumplir dos condiciones: concentrar toda la estructura armada en espacios geográficos delimitados y cesar todo tipo de actividad criminal”.

¿Renuncia al diálogo?

Para Acero es comprensible la posición casi que de rechazo frente a una posibilidad de diálogo con el Eln, “porque le exige la concentración y casi la desmovilización total para poder dialogar, por eso yo creo que se va a aplazar la posibilidad de diálogo por mucho tiempo. Y el propio documento apunta a desarticular y a golpear al Eln, y en esa línea se parece mucho a la Seguridad Democrática, en donde las posibilidades de diálogo eran nulas tras el fracaso del Caguán, y se privilegió la acción militar”.

En cambio, Niño considera que la mano dura puede sentar las bases para una mesa de paz a futuro: “Cuando Uribe tuvo la Seguridad Democrática estábamos en medio del conflicto con las Farc, y las políticas públicas tenían que ver con la recuperación del territorio nacional. Y hay una similitud en términos de que Duque presenta también unas propuestas de robustecimiento y presencia militar en los territorios. La ventaja estratégica que brindó la presencia militar logró materializarse en la época de Santos para sentar a negociar a las Farc”.

El combate al Eln

Acero advierte que al Eln no se le va a acabar con bombardeos, porque está metido dentro de las comunidades y no tienen grandes campamentos: “Con el Eln hay que fortalecer las labores de inteligencia”.

Y Niño coincide: “Ha habido una transformación de las amenazas en Colombia, y ya el problema no se ve en las selvas, hoy la guerra se vive en las ciudades y lo vivimos en la General Santander. Ahora los organismos de inteligencia son las nuevas puntas de lanza, porque no se puede bombardear en una ciudad”.

Expertos explican las diferencias y similitudes entre ambos planes

Los logros de la Política de Seguridad Democrática fueron reconocidos; pero también cuestionados sus fantasmas, tal como las cercanías que se generaron entre la fuerza pública y los grupos paramilitares y los llamados ‘falsos positivos’ o ejecuciones extrajudiciales. ¿Se repetirían en la era Duque algunos de estos males? “Creo que ahora hay una alerta de Estado y de ciudadana, que creería que no permitiría avanzar hacia a esas líneas, sin embargo hay un tema preocupante de la flexibilidad del uso de las armas en la población civil, y hay que tener cuidado con eso”, señaló Acero.

“Los temas de los Derechos Humanos y el DIH son cruciales para la conducción de la política de seguridad en el país, porque en la guerra no todo vale”, indicó Niño.

 

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