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Política

La Ley del ‘Montes’:¿Qué tienen que hacer Zuluaga y Santos para ganar en segunda vuelta?

El triunfo del candidato del Centro Democrático sobre el de la Unidad Nacional no garantiza que el resultado se repita el próximo 15 de junio.

Una vez conocidos los resultados de la primera vuelta presidencial, tanto el candidato del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, ganador de la misma con un 29,2% del total de la votación, como el de la Unidad Nacional, Juan Manuel Santos (25,6%), deberán emplearse a fondo para lograr persuadir a quienes votaron por Marta Lucía Ramírez (15,5%), Clara López (15,2%) y Enrique Peñalosa (8,2%), quienes les siguieron en el orden de votación. Inclusive, no podrán desconocer que el 5,9% de los votantes lo hizo en blanco y que algunos de ellos podría hacer parte de sus electores el próximo 15 de junio, cuando se celebre la segunda y definitiva ronda electoral.

El problema para Zuluaga y Santos, quienes ocuparon el primero y segundo lugar en las elecciones de ayer, es que tanto el Partido Conservador de Ramírez, como el Polo Democrático de López y la Alianza Verde de Peñalosa se encuentran divididos y ninguno de los candidatos está en capacidad de garantizar una buena suma de votos que les permita ganar en segunda vuelta.
Divisiones internas. En efecto, en el caso de Ramírez –candidata que sin contar con el respaldo de buena parte de las directivas azules alcanzó cerca de 2 millones de votos– es evidente que quienes están al frente del partido se han mostrado muy afines a las directrices de Santos, mientras que la base azul se ha mostrado mucho más leal al ex presidente Álvaro Uribe y por consiguiente a su candidato, Óscar Iván Zuluaga.

Es decir, tanto Santos como Zuluaga deberán iniciar un proceso de acercamiento a unos y a otros que les permita contar con su respaldo el próximo 15 de junio. De hecho, Santos anoche mismo invitó a la candidata a sumarse a las huestes oficialistas y le reconoció la fortaleza de su programa, especialmente en la lucha contra la corrupción.

En lo que tiene que ver con la candidata de la izquierda democrática –que también estuvo a punto de alcanzar los dos millones de votos– su partido se encuentra dividido en dos fuertes tendencias: la de Iván Cepeda, reconocido antiuribista y cercano al Gobierno por cuenta de los diálogos de La Habana, y la del sector que sigue al senador Jorge Enrique Robledo, mayor elector en marzo pasado y abiertamente antisantista.

Por su parte, la candidata Clara López ha dicho que respalda la negociación de La Habana, pero que ello no significa que apoye a Santos, así como a sus políticas. Para ella, Santos también tuvo palabras elogiosas anoche, especialmente al mostrarse partidario de incluir sus propuestas contra la desigualdad y la lucha contra la pobreza como parte de su plataforma de gobierno. Se supone, además, que los militantes de la Marcha Patriótica, que tiene como principal figura a la exsenadora Piedad Córdoba, también respalden a Santos por cuenta de la negociación con las Farc en La Habana.

En lo que tiene que ver con Enrique Peñalosa –uno de los mayores damnificados de la jornada, al ocupar el quinto lugar con algo más del millón de votos– se podría pensar que buena parte de sus seguidores también pedirán pista en las filas de la campaña santista –también por los diálogos de La Habana– mientras que otro sector de la alianza se sumará a las huestes de Zuluaga, quien no recibió de buena manera el gesto inamistoso de Peñalosa de pedirle su renuncia como candidato por cuenta del escándalo del hacker Sepúlveda, sin haber escuchado siquiera sus argumentos de defensa.

De manera que nada está dicho sobre el futuro de las elecciones del 15 de junio. Todo depende de la capacidad de persuasión a las bases de los partidos perdedores y de ofertas a las directivas de los mismos, quienes –pese a la derrota de ayer– sus votos se pegaron una enorme cotizada por cuenta de que de ellos depende el ganador de la segunda vuelta, es decir el nuevo presidente de Colombia.

El gran derrotado. Sin duda alguna, el gran derrotado de la jornada de ayer fue el presidente-candidato Juan Manuel Santos, quien –pese a ganar en todos los departamentos de la Región Caribe– sufrió duros golpes en Antioquia, Medellín y Bogotá, así como en la zona cafetera, los que a la postre les significaron perder por más de 450.000 votos con respecto al triunfador de la jornada, el ex ministro de Hacienda Óscar Iván Zuluaga, a la postre el vencedor inobjetable de los comicios.

En el caso de Santos, por ejemplo, bajó de 5 millones de votos que lograron los partidos de la Unidad Nacional el pasado 9 de marzo a 3 millones que alcanzó ayer. Es decir, quedó demostrado que los jefes políticos de la alianza oficialistas no cumplieron con las expectativas que había acerca del comportamiento de sus electores, lo que hace pensar que Santos deberá ‘oxigenarlos’ de nuevo para que apoyen su candidatura el próximo 15 de junio.

Santos fue, además, el gran perdedor en Bogotá, donde en la primera vuelta presidencial de 2010 logró más de un millón de votos, mientras que ayer apenas se acercó a los 450.000 votos, lo que quiere decir que su apuesta por el alcalde Gustavo Petro –a quien sumó a su campaña hace algunas semanas– no le produjo los réditos electorales que esperaba. Tampoco habrían producido los frutos electorales esperados, los votantes del Partido Liberal, el Partido de La U y Cambio Radical, cuyo máximo dirigente –Germán Vargas Lleras– es la fórmula vicepresidencial de Santos.

La derrota de Santos es también un campanazo de alerta a los diálogos de La Habana, concretamente a la forma como se vienen desarrollando los mismos y –sobre todo– a la manera como se les está informando a los colombianos acerca de sus avances. La prudencia en la manejo de la información por parte de la delegación gubernamental ha sido interpretada por el grueso de la población como “un secretismo”, mediante el cual se estarían negociando temas vitales para el país, como la suerte de las Fuerzas Militares y la propiedad privada. Es decir, en esta segunda vuelta electoral, Santos deberá emplearse a fondo para dejar sin ningún tipo de validez la versión según la cual él encarna el modelo ‘castro-chavista’ que acabó con Cuba y Venezuela.

Los ganadores. La cara de amargura de Santos y sus aliados contrasta con la de felicidad del aspirante del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, y la del máximo jefe del partido, el expresidente Álvaro Uribe, quien se desquitó del “decoroso segundo lugar” que el pasado 9 de marzo le enrostró Santos. Zuluaga-Uribe fueron los grandes ganadores de la jornada de ayer, aunque ello no significa que van a ser los ganadores el próximo 15 de junio, pues, como se ha visto, todo está por escribirse sobre los resultados de la segunda vuelta.

Tanto Marta Lucía Ramírez como Clara López Obregón
–quien tuvo como fórmula vicepresidencial a Aída Avella, de la UP– pueden posar sonrientes para la foto luego de los resultados de ayer. Las dos estuvieron a punto de alcanzar los dos millones de votos cada una, lo que tiene un inmenso valor, pues esa votación la alcanzaron sin tener grandes maquinarias electorales, ni contar con ningún tipo de ‘mermelada’ y sin tener que valerse de los ataques personales o la guerra sucia, como sí hicieron Santos y Zuluaga. En Ramírez y López, tanto el conservatismo como la izquierda democrática tienen dos dignas y valiosas representantes, y muy seguramente las dos jugarán en escenarios electorales futuros, como por ejemplo la Alcaldía de Bogotá.

Llama la atención el altísimo nivel de abstencionismo de ayer, pues solo el 40% de los votantes ejerció su derecho a elegir, mientras que el 60% se abstuvo de hacerlo. Se trata, sin duda, de una cifra escandalosa, que compromete la legitimidad de las elecciones y atenta contra el fortalecimiento del sistema democrático. Es mucho lo que hay que hacer para estimular a los electores y comprometerlos –sobre todo a las nuevas generaciones– con el ejercicio democrático de elegir y ser elegido.

El voto en blanco –con el 5,9% del total de la votación– también estuvo por debajo de las expectativas y muy seguramente muchos de los que ayer lo ejercieron, el próximo 15 de junio votarán en contra del candidato que no quieren que ganen, que es como termina de comportarse el grueso de los electores en la segunda vuelta.

De manera que, como ocurre en los partidos de fútbol, apenas se terminó el primer tiempo del juego y queda la segunda y definitiva segunda parte. Y en ella es tan importante hacer goles, como no dejar que se los haga el equipo contrario. En esta oportunidad los colombianos esperamos que los dos equipos salgan a la cancha a jugar con lealtad, honestidad y transparencia y no con la intención de lesionar a su rival y propinarle golpes bajos, como ocurrió en el primer tiempo que acaba de terminar. Y ojalá que el árbitro –el fiscal general Eduardo Montealegre– brinde plenas garantías a los dos bandos y deje de ser protagonista político del encuentro, como también ha venido sucediendo.


 

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