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Ley del Montes |¿Para qué sirven las coaliciones?

El Pacto Histórico, la Coalición Centro Esperanza y el Equipo por Colombia miden fuerzas en las consultas de marzo. ¿Cuál de ellas ganará?

El encontronazo que se presentó esta semana entre Jorge Enrique Robledo y Alejandro Gaviria, integrantes de la Coalición Centro Esperanza, muestra no solo las profundas diferencias existentes entre ellos sobre el manejo que deben darle a las alianzas electorales, sino sobre  todo lo difícil que es construir acuerdos cuando existe poca confianza y muy pocas afinidades ideológicas entre los aspirantes.

Es la primera vez que las coaliciones políticas para participar en unas elecciones en Colombia alcanzan el protagonismo que tienen en estos momentos. En otras oportunidades los acuerdos entre partidos y movimientos políticos se han dado después de las elecciones de marzo y luego de la primera vuelta presidencial. Nunca antes en el país las coaliciones habían sido las protagonistas de la película electoral.

De hecho, en esta oportunidad por cuenta de las coaliciones, las campañas al Senado y Cámara de Representantes han pasado a un segundo plano. Hoy se habla mucho más de los integrantes de las coaliciones –y de sus peleas– que de los aspirantes al Congreso y de sus propuestas.

Las tres coaliciones que participan –de las que saldrán los candidatos presidenciales de la primera vuelta en mayo– han tenido evidentes coqueteos, momentos difíciles, rupturas y reconciliaciones, como en cualquier telenovela, con héroes y villanos incluidos.

El Pacto Histórico tiene como gran protagonista a Gustavo Petro, quien en marzo le pegará una barrida monumental a sus contrincantes. De las tres coaliciones es la menos reñida. Desde un comienzo estuvo claro que ni Francia Márquez, ni Alfredo Saade, ni Luis Fernando Velasco, ni Camilo Romero, ni Arelis Uriana, tenían la más remota posibilidad de derrotar al candidato de la Colombia Humana.

La Coalición Centro Esperanza es la que ha tenido un vuelo con mayor turbulencia. Aunque despegó con buen tiempo y sus tripulantes –Jorge Enrique Robledo, Sergio Fajardo, Juan Manuel Galán, Carlos Amaya y Juan Fernando Cristo– estaban muy tranquilos, con la llegada de dos nuevos pasajeros –Ingrid Betancourt y Alejandro Gaviria– el vuelo pasó de la tranquilidad a la zozobra. La cosa se puso tan complicada que Ingrid se bajó en la primera escala, Cristo en la segunda y Gaviria siguió en el vuelo, pero aislado, regañado y con “matrícula condicional”.

El llamado Equipo por Colombia –integrado por Álex Char, Enrique Peñalosa, Federico Gutiérrez, David Barguil y Aydeé Lizarazo– también ha tenido que jugarse a fondo para tratar de ganar el partido del próximo 13 de marzo. De las tres coaliciones es la que muestra más armonía entre sus integrantes. Ni el escándalo que se presentó por las revelaciones de la condenada Aida Merlano, desde Venezuela, sobre su relación con Álex Char, minó la unidad de la coalición. Todos sus integrantes se refirieron al episodio como un “asunto privado” y que en lo que tiene que ver con presuntos delitos electorales, todos coincidieron en afirmar que son las autoridades las que deben pronunciarse al respecto.

El Equipo por Colombia cuenta con el músculo electoral de varios partidos políticos, entre ellos el Conservador, La U, el Mira y sectores influyentes de Cambio Radical y el Partido Liberal.

¿Cómo están las cuentas de las coaliciones para las elecciones del 13 de marzo?

Petro, amo y señor del Pacto Histórico

Gustavo Petro, el candidato de la Colombia Humana es el portaaviones del Pacto Histórico. No solo será el gran vencedor de la consulta interna –por barrida–, sino que con su nombre y su foto, los aspirantes del Pacto Histórico al Congreso tienen la esperanza de ser la bancada mayoritaria, tanto en Senado como en la Cámara de Representantes.

 El nombre de Petro arrastra muchos votos al Congreso y por esa razón el propio candidato se ha apersonado de la convocatoria a los electores. Y la razón para ello es muy simple: de ser elegido Presidente necesitará de un “Congreso amigo” que le ayude a su gobierno a sacar adelante el mayor número de leyes radicadas por el Ejecutivo. El Pacto Histórico deberá resolver –sin traumatismos– lo relacionado con la Vicepresidencia de Petro.

Los acuerdos iniciales –respaldados por el propio Petro– establecieron que la fórmula vicepresidencial del ganador de la consulta –que será Petro, sin duda– sería quien ocupe el segundo lugar. Es decir, Márquez, Romero, Velasco, Saade o Uriana. Pero ya Petro les hizo saber que su fórmula la anunciará cuando llegue el momento indicado. Antes no. Esa decisión fue muy mal recibida por Francia Márquez, quien aspira a ocupar el segundo lugar en la consulta y que se cumplan los compromisos adquiridos por todos los aspirantes presidenciales del Pacto Histórico.

Coalición Centro Esperanza: ¿fuego amigo o garrotera constante?

La declaración de Jorge Enrique Robledo en contra de Alejandro Gaviria dejó con respirador artificial a la Coalición Centro Esperanza. Robledo sostiene que Gaviria incumplió lo pactado en el cónclave que puso fin a la crisis que se originó por el retiro de Ingrid Betancourt. ¿Qué pactaron? Que ninguno de los integrantes de la coalición recibiría respaldo de políticos que ayudaron a elegir a Iván Duque y que lo apoyaron en su gobierno.

 Al recibir el respaldo de políticos de Cambio Radical –Germán Varón Cotrino y Rodrigo Lara– y del Partido Liberal –Horacio José Serpa, entre otros– Gaviria habría violado los acuerdos, según Robledo. “Si yo gano la consulta de marzo –declaró Robledo muy molesto con Gaviria– él no me tiene que respaldar, ni yo aspiro a su respaldo, ni a nada con su proyecto. Y si él llega a ganar –cosa que yo creo que no sucederá– pues yo no lo respaldaré”.

Gaviria –por su parte– le respondió que de sus reuniones con César Gaviria y Germán Vargas Lleras –también cuestionadas por Robledo– “no salieron acuerdos políticos de fondo”. Y fue más allá: “Si vamos a caer en un dogmatismo tal que yo tengo que pasar la agenda de mis reuniones a la Coalición Centro Esperanza y ellos me van a decir qué tipo de conversaciones y con quien me puedo reunir, estamos jodidos”. Los constantes y continuos choques tienen en zozobra dicha coalición.

Equipo por Colombia: ¿ganador de las consultas de marzo?

Mientras el choque de poderes es noticia diaria en las toldas de la Coalición de la Esperanza, por los lados del Equipo por Colombia las jornadas transcurren con mayor tranquilidad. Sus integrantes están dedicados a lo que deben hacer todos los candidatos en época de elección: buscar votos. Punto. Álex Char decidió hacerlo por fuera de los estudios de televisión, donde se llevan a cabo los debates entre candidatos. Su apuesta es el diálogo directo con la comunidad y el cara a cara con los votantes. Acompañado del ex gobernador del Atlántico Eduardo Verano De la Rosa, está recorriendo la Región Caribe –su fortín electoral– para sumar la mayor cantidad de votos que le permitan ganar en marzo.

Barguil se le midió a la plaza pública con muy buenos resultados y buena convocatoria, al igual que Peñalosa y Fico Gutiérrez. Aydee Lizarazo, por su parte, cuenta con él voto disciplinado del Partido Mira. El Equipo por Colombia podría ser la coalición más votada de marzo, no solo por la experiencia electoral que tienen los partidos y movimientos que la integran, sino por la disciplina y el orden que han mostrado sus aspirantes presidenciales.

Las elecciones se ganan con votos y votos son los que tienen quienes integran el Equipo por Colombia. El Partido Conservador, Cambio Radical, La U y Mira ya han sido contados en varias elecciones con buenos resultados.

¿Son un buen invento las coaliciones electorales?

Está demostrado que los partidos políticos solos no ganan elecciones. Atrás quedaron los años en que un partido político ponía Presidente en Colombia. El famoso “trapo rojo” ya no alcanza. Ni el “pueblo conservador” es suficiente. Hoy se requiere no solo sumar voluntades, sino también votos, que es lo que han hecho las coaliciones que se conformaron para escoger candidatos presidenciales en marzo. Pero está visto –o estamos viendo– que la suma de voluntades tampoco alcanza para sumar votos.

 Se requiere una cierta afinidad ideológica. Las voluntades de Alejandro Gaviria y Jorge Enrique Robledo, por ejemplo, no fueron suficientes, porque la distancia ideológica entre ellos es abismal. La coalición se integra para ganar, por supuesto, pero también para lograr propósitos comunes, desde el punto de vista político, económico y social. Esos propósitos comunes y las afinidades ideológicas son los que cohesionan las coaliciones en momentos de crisis. Pero la coalición electoral también debe conformarse para motivar la sana competencia, que es la que estimula al elector.

 La incertidumbre por el resultado le imprime dinamismo a la elección. “¿Si ya sabemos quién va a ganar para qué votamos?”. Esa es la pregunta que se hacen algunos potenciales electores del Pacto Histórico. Esa certeza absoluta por el resultado atenta contra el propósito de la coalición: sumar la mayor cantidad de votos.

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