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Diálogos de paz siguen en total incertidumbre pese a gesto del ELN

El anuncio de cese al fuego temporal anunciado por el ELN volvió a poner en la agenda cuestionamientos sobre la posibilidad de retomar los diálogos con el Gobierno del presidente Iván Duque. Hablan analistas.

El último gesto de paz del Ejército de Liberación Nacional (ELN), en el que anunció un cese de hostilidades desde el 23 de diciembre hasta el 3 de enero, fue considerado por el Gobierno Nacional, en cabeza del presidente Iván Duque, como el común denominador de la guerrilla, sin que haya en el trasfondo una voluntad clara de encontrar una salida negociada al conflicto armado.

“Es usual que en la temporada decembrina algunos grupos armados le hablen al país de treguas o de ceses unilaterales, yo no voy a entrar a calificar esos anuncios, las Fuerzas Militares nunca descansan y siempre están dispuestas a proteger los ciudadanos”, fue la respuesta del presidente, luego de conocerse la decisión del ELN, al tiempo que les pidió devolver a los secuestrados como muestra plena de esa voluntad que manifestaron en el documento.

Para Jaime Zuluaga, analista político de la Universidad Externado, la respuesta del Gobierno demuestra que las negociaciones de paz con la guerrilla del ELN continúan en incertidumbre total, teniendo en cuenta que el grupo armado mantiene el equipo negociador en La Habana, mientras que el presidente aún no nombrado delegación.

Zuluaga añade que las declaraciones del presidente Duque y las del alto comisionado para la Paz, Miguel Ceballos, quién calificó el anuncio del ELN como poco serio, son una muestra de negatividad  por parte del Ejecutivo frente al proceso. Considera que pese a que la ‘tregua’ que anunció el grupo armado es muy corta, es en sí misma es una acción positiva para la sociedad. “Sorprende que el Gobierno desestime esos mensajes. Frustra toda posibilidad de avanzar en una negociación”, dice.  

En cuanto a la exigencia que mantiene el Gobierno de liberar todos los secuestrados para poder retomar el diálogo, el experto señala que es una condición aceptable y que cuenta con el apoyo de la mayor parte de la sociedad colombiana, pero añade que pedirle la suspensión total de todas las actividades antes de llegar a un acuerdo no tiene sentido, este sería el objetivo final de la mesa de diálogos.

“Una guerrilla que tiene como propósito combatir al Estado es una organización ilegal. No se le puede pedir como condición que abandone la ilegalidad para poder negociar. Esto debe ser el resultado, como ocurrió con las FARC y no el punto de partida. Todo eso deja ver que el futuro de negociación con el ELN es incierto y no parece haber una decisión clara del Gobierno”, sostiene Zuluaga.

Para el analista, continuar o no con las negociaciones depende netamente de las decisiones políticas de ambas partes, pero añade que el Gobierno parece estar demostrando que no está dispuesto a reiniciar la negociación, pero critica al ELN por negarse a la posibilidad de aceptar como punto de partida una exigencia socialmente legitima, como es la dejación del secuestro, que tantas veces le ha pedido Duque.

“Es imperativo que ellos renuncien al secuestro, que liberen a las personas que tienen en su poder. No es solo una exigencia del Gobierno, sino una exigencia de la sociedad. El ELN debería hacer esa declaración expresa de renunciar a este flagelo y contribuir a crear condiciones favorables para que el Gobierno eventualmente pueda modificar su posición”, indica Zuluaga.

El gestor de paz, Carlos Velandia, al igual que Zuluaga califica de positiva la decisión que tomó el grupo armado, de suspender temporalmente las acciones hostiles en contra de la población civil, aunque considera el tiempo muy corto y lo califica como un ‘alivio’ al conflicto, pero añade que al final de la guerra se llega solo si hay una mesa de negociación entre ambas partes y no de la manera como se está procediendo.

Por esta razón, añade que el ELN y el Gobierno no deben extender más el tiempo para poder retomar el proceso de paz que se venía adelantando con el anterior mandato. “Así no vamos a resolver el conflicto y si siguen así se puede desgastar”, manifiesta.

Velandia señala que esta guerrilla debería extender el cese al fuego por 19 días, para llevarlo a un mes completo y  durante ese tiempo liberar a todos los secuestrados que mantiene en su poder. “Ese sí sería un mensaje muy contundente que la sociedad apoyaría y estoy completamente seguro de que el Gobierno se sentaría a negociar en una mesa si hace ese tipo de gestos”, agrega. Para el analista, si el grupo armado no hace estas acciones, la mesa continuará en incertidumbre.

En este sentido, Miguel Ceballos indica que el ELN perdió una oportunidad histórica cuando hizo el anuncio de la tregua, porque hubiese podido decir que hacían un cese definitivo del secuestro para que el Gobierno se sentara a negociar. “Cuando ellos hablan de cese de operaciones ofensivas no se refieren  para nada al secuestro”, recuerda.

Sin embargo, Velandia dice que el Ejecutivo también debería aprovechar la coyuntura para tratar de hacer contacto directo con los negociadores, a través de un explorador delegado de algunas de las personas o instituciones que se han ofrecido a servir de intermediarios, con el fin de ‘destrabar’ los diálogos. Manifiesta que puede ser la Iglesia, la Comisión de Paz del Congreso o representantes internacionales de organizaciones defensoras de Derechos Humanos.

Ariel Ávila, subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación, explica que sentarse a negociar depende del Gobierno. Asegura que este ha venido poniéndole condiciones al ELN que luego cambia cuando el grupo armado cumple para evitar retomar el proceso de negociación.

“Primero pidió liberar unos policías y militares. Apenas el ELN los liberó, habló de otros secuestrados. También pidió un cese de acciones unilaterales y esta guerrilla ahora lo están haciendo. Yo lo que siento es que esto es una ‘tomadera de pelo’ del Gobierno y que ellos saben que decir que van a acabar un proceso de paz les sale muy costoso políticamente, pero no quieren avanzar en la negociación”, dice.

Según el experto, la mesa seguirá tal y como está porque ninguna de las partes va a cargar con el señalamiento histórico de levantarse de la mesa de negociación. Sostiene que por el lado del Gobierno se busca presionar hasta que se termine desgastando la delegación del ELN que está en La Habana, porque tienen unas dinámicas grupales que no les permitirán tomar decisiones a nombre de la organización.

“El ELN está pasando por una situación complicada, pero han venido haciendo gestos y el Gobierno no los recibe bien. Entonces, ellos van a seguir en la misma tónica. El conflicto se va a escalar poco a poco hasta que se termine acabando la mesa de negociación de La Habana”, añade Ávila.

Carlos Andrés Arias, experto en política y docente universitario, señala que es escéptico en relación al proceso de paz con este grupo armado, porque el ELN, pese a que en algunas ocasiones da muestras de paz, no es concreto frente a sus acciones de mediano y largo plazo.

Arias añade que pese a que esta guerrilla envía pequeñas muestras de paz, por otro lado está ocupando las zonas que antes pertenecieron a las extintas FARC. Dice que si tuvieran verdadera voluntad de paz no estarían ocupando territorio ni haciendo uso de posiciones geoestratégicamente importante para una confrontación armada o para negociar con drogas, también recuerda que han continuado atentado contra el Oleoducto Caño Limón Coveñas, que tanto daño le hace al país en términos económicos y  medioambientales.

“Esas muestras de paz que ha dado no son suficientes para empezar de nuevo un proceso sólido y fuerte, sin embargo, el Gobierno colombiano en la medida en que está en la institucionalidad y que está avanzado en el cumplimento de los acuerdos de paz que se pactaron con las FARC, debe siempre procurar acercarse al ELN”, agrega.

Por ahora, ambas partes mantienen sus posiciones frente a la opinión pública y a la expectativa de que su contraparte ceda.

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