Política

“Dar marcha atrás en Colombia sería una catástrofe”: Humberto De la Calle

El exministro y exvicepresidente habló sobre los peligros que un gobierno apático o contrario al proceso de paz podría generar para la estabilidad del Acuerdo.

Negándose a aceptar aún su candidatura en 2018, pero con un discurso de presidenciable, Humberto De La Calle, quien fue jefe negociador del proceso de paz con las Farc en La Habana, visitó EL HERALDO para hablar de política, la implementación del acuerdo y el riesgo de que con un Gobierno de oposición esta pueda revertirse. Para De La Calle la solución pasa por una coalición amplia, que vaya más allá de los partidos y que se consolide antes de la primera vuelta. Hasta ahora su propuesta no ha tenido mucho eco en los partidos, pero el camino a las urnas aún es largo.

P.

¿Qué piensa de las propuestas del Gobierno sobre la reforma política? ¿Es un abuso del fast track?

R.

El Gobierno aún no ha definido que va por fast track y qué no, pero yo recomendaría limitarse estrictamente a aquellos elementos que se desprenden de forma esencial a los acuerdos de La Habana, cualquier otra discusión debe ir por la vía ordinaria. El fast track es un mecanismo precioso que se justifica por la necesidad de obrar rápidamente para que no se caigan los acuerdos, y de obrar genuinamente para que lo que salga de allí sea estrictamente lo pactado, eso es sagrado y me parece que si uno se le va la mano en eso lo que genera es una sospecha que termina afectando el mecanismo mismo.

P.

¿Está de acuerdo con la manera en que se está implementando el acuerdo?

R.

El estado colombiano ha cumplido lo esencial y lo más importante. Digo el Estado porque el acuerdo no es solo del Gobierno, fue refrendado en el Congreso por una mayoría cumpliendo lineamientos de la Corte Constitucional, entonces yo creo hoy que es un compromiso que va más allá del Gobierno y hay que cumplir. Me parece que no puede generarse la idea que de uno puede dar marcha atrás, particularmente, en el 2018. ¿Qué ha hecho el Estado bien? Lograr la refrendación en el Congreso, está vigente el fast track, se aprobó la ley de amnistía y se está discutiendo sobre la Jurisdicción Especial para la Paz, el panel que va a escoger a los jueces ya está actuando, son cosas realmente importantes. Ha habido por el otro lado dificultades con la logística en las zonas veredales, pero yo creo que no hay que perder la proporción, una cosa son estos problemas lamentables y lo otro es lo grueso del cumplimiento central de los temas que son esenciales.

P.

¿Hay un peligro real de que se revierta la implementación de la paz en un Gobierno de oposición?

R.

Claro que sí, porque lo más probable es que alguien que no esté inmerso y comprometido con lo que salió de La Habana le basta con la omisión, con no cumplir, con echarse sobre las petacas, ni siquiera tiene que irse en contra de los acuerdos públicamente(...)En mi opinión dar marcha atrás genera un riesgo real y además un incumplimiento de un deber moral del Estado colombiano de cumplir lo pactado, uno no puede desarmar una guerrilla y después incumplir.

P.

Uribe dijo el domingo que de llegar el Centro Democrático al poder en 2018 no revocaría los acuerdos pero sí modificaría algunos aspectos ¿Qué le responde?

R.

El expresidente Uribe puso dos ejemplos: la llamada impunidad, que no la comparto, y el tema de participación política, pero es que esos son elementos de la esencia de los acuerdos. Yo celebro que el expresidente haya dicho que no se trata de dar marcha atrás en la totalidad de lo acordado, me parece que es muy positivo, pero los temas esenciales que son inherentes a las decisiones que tomaron las Farc para desarmarse me parece que sería extraordinariamente delicado, un revés histórico con consecuencias impredecibles.

P.

¿Va a ser Humberto De la Calle candidato a la presidencia?

R.

Esa es la pregunta que siempre me temo (risas). Yo siempre he pensado lo siguiente: no estoy en edad para decir que una candidatura es como un acto de narcisismo, como que a uno se le mete en la cabeza “lo que yo quiero es ser candidato”, eso me parece que está fuera de consideración, uno lo que tiene es que juzgar es la utilidad, si uno realmente puede aportar para la situación actual de Colombia. También el tipo de apoyos que tenga, porque no se trata de una aventura personal, yo he insistido en que estoy dedicado a esta tarea de pedagogía del acuerdo de paz, pero no me niego a lo que pueda pasar con las circunstancias futuras. Me parece demasiado acelerado responder eso y además tengo la convicción de que la campaña se anticipó demasiado (...). Lo que yo siento es que la gente es cada vez más independiente, más consciente de lo que le conviene a Colombia, más alejada de los partidos, este tejemaneje no me parece que es lo que realmente la gente está pensando.

P.

Usted ha hablado de una coalición para defender la paz, pero hasta ahora no ha tenido mucho eco su propuesta ¿Le ve futuro?

R.

Yo propongo no solo una coalición de partidos, creo que tiene que ser un bloque mucho más amplio, sobre todo con gran contenido de movimientos independientes de ciudadanos libres. No es una especie de bloque amplio en favor del acuerdo, sino de lo que signifique el acuerdo para una paz grande, para una paz con transformaciones y ahí hay que convocar no solo a los partidos sino a gente de distinta naturaleza y procedencia. En cuanto a los partidos hay muchos que han estado apoyando el tema de la paz, usted tiene razón en que hay algunos que han dicho que no, pero creo que también es el momento, entiendo eso perfectamente pero sí conservo la convicción de que allá llegaremos, porque el problema es que si uno no logra un bloque sólido entre fuerzas políticas, sociales e independientes, antes de la primera vuelta, el riesgo de no pasar a segunda vuelta es enorme y ya hemos contestado que pasaría. Dar marcha atrás en Colombia sería una catástrofe.

P.

Mucho se ha hablado de Vargas Lleras siendo el candidato del Gobierno, pero otros lo ven a usted como la verdadera apuesta de Santos, ¿Se definiría como Gobiernista?

R.

Yo vuelvo a mi idea de que eso hace parte como un juego, como una pasión nacional ese tipo de cábalas, yo estoy por fuera de eso, me parece que es insignificante. Lo que veo es una creciente insatisfacción con el manejo de la política que a veces toma las características de indignación, mucho deseo de jóvenes y personas independientes de cambiar el rumbo de la política, lo que pasó en el plebiscito a mí me pareció sorprendente. (...) A raíz del plebiscito del 2 de octubre los jóvenes reconquistaron la calle, que era algo que se había perdido en la política colombiana. Luego, yo no entraría en esas discusiones de mecánica política.

P.

¿Qué piensa de una fórmula Vargas Lleras – De La Calle?

R.

Nombre, no me pregunte esas cosas (risas).

P.

¿Y de De La Calle - Fajardo, o De La Calle - Claudia López?

R.

Mejor dejemos eso por ahora de lado porque esa no es la idea, además usted está suponiendo que yo soy candidato y le he dicho que eso depende de circunstancias que todavía no se han presentado.

P.

Pero son estos candidatos alternativos o independientes los que están hablando de una coalición…

R.

Yo sí quiero decirle lo siguiente, tengo mucha simpatía por personajes de la vida nacional y particularmente en líneas como las que describe. Realmente he admirado mucho a Sergio Fajardo, me parece que su programa sobre educación es extraordinariamente importante, yo ahora estoy dedicado al tema de la inequidad y reafirmo que la palanca para salir de la inequidad es la educación. Algunos economistas piensan que el rendimiento de la inversión en 4G es del 18% para el país, mientras que la inversión en escuela primaria es del 23%, es decir que realmente la mayor palanca del futuro de Colombia es la educación. De Claudia López digo que es muy meritoria su tarea contra la corrupción, hace poco dije que tenía un enorme respeto por Antonio Navarro desde muy distintas orillas de pensamiento, con él me tocó la Constituyente y me parece que viniendo de la guerrilla fue un dirigente muy responsable y constructivo, es obvio que uno tiene predilecciones y ciertas líneas de convergencia pero yo todavía no estoy pensando en ese tipo de alianzas. Lo que estoy diciendo es que una coalición es algo que se componga fundamentalmente movimientos independientes, jóvenes, personas sin ninguna atadura y que sean frescas en su mensaje político. 

P.

Paz o lucha contra la corrupción, ¿cuál cree que será el eje de las presidenciales?

R.

Me parece que es una discusión un poco reduccionista, yo la he visto como una cosa mecánica ¿qué reemplaza a qué? Y la realidad no es esa. Además es como si los colombianos no tuviéramos sino una neurona y la ocupa con la paz o con la corrupción. Digamos que una campaña en 2018 va a estar llena de esos temas, la corrupción estará presente sin duda porque lo que está pasando es atroz. Estamos viendo que una multinacional, prácticamente incidió en decisiones en casi toda Latinoamérica, es casi un suprapoder corrupto, una agencia especializada de sobornos, eso es dramático y va mucho más allá de lo que habíamos visto en Colombia. Frente a esto lo que creo que hay que hacer primero es indignarse, está bien indignarse, pero no podemos quedarnos ahí sino trabajar en una organización concreta con medidas racionales y realizables en un programa de lucha contra la corrupción que no solo se limite a la queja. Pero eso no significa que los temas que se refieran al acuerdo de paz vayan a pasar a segundo plano, porque insisto que la discusión no es el texto del acuerdo, el acuerdo ya existe sino llevarlo a la realidad y esa es una tarea larga que no pasa en pocos meses, eso va a ocupar en una década la atención de los colombianos. Lo que pase con el ELN también  va a mantener el anhelo de paz vivo en los colombianos.

P.

Hablando de corrupción y del último escándalo nacional ¿Cuál es su posición frente al caso Odebrecht, tanto Santos como Zuluaga, quedaron en medio de señalamiento?

R.

Una gran preocupación que va más allá de las decisiones concretas y las responsabilidades de cada quien. En lo personal quiero ratificar que conozco a Juan Manuel Santos desde hace 20 o 30 años, incluso en posiciones antagónicas, y a mí no me cabe en la cabeza un acto irregular de Juan Manuel Santos, me parece que es una persona honesta y un político honesto. Qué pasó con esos dineros es realmente en estos momentos una incógnita, yo creo que la Fiscalía ha hecho una tarea estupenda, ha planteado los temas, creo que es una enorme responsabilidad la que tiene el Consejo Nacional Electoral, pero fundamentalmente la Fiscalía porque lo que queremos es tener claridad muy rápidamente de qué fue lo que ocurrió. El Golpe de esto es enorme en términos institucionales y de prestigio de Colombia, mirado desde las dos campañas, por lo tanto lo que hay que hacer es lograr esclarecer la verdad rápidamente.

P.

¿Usted cree que la respuesta institucional en el caso Odebrecht va a producir un verdadero resultado?

R.

Creo que sí, pero me parece que hay que ir un poco más allá. La primera reacción obvia de la gente es pedir más penas contra los corruptos, sí, pero eso no es suficiente. En Colombia tenemos un problema y creemos que lo arreglamos dictando una ley, pero la ley tiene limitaciones así como tiene potencialidades. Es claro que sí hay que robustecer la acción de los órganos de control y me parece que hay que volcarnos a robustecer la Fiscalía, la Procuraduría, incluso con métodos agresivos de lucha contra la corrupción, a mi incluso se me ocurría que un funcionario público con capacidad de ordenamiento del gasto debería firmar un acta cuando se posesión aceptando de ante mano ser interceptado en sus comunicaciones aún sin orden judicial. Es decir, usted se somete al polígrafo pero además acepta que lo estén vigilando permanentemente. Pero la verdad el epicentro de la corrupción está en el sistema político, la forma cómo funciona la política, cómo en lo local se va generando una red de favores que termina en una relación entre el Ejecutivo y el Congreso que viene desde hace mucho, una relación incestuosa que hay que superar, porque ahí es donde empieza a disgregarse la administración pública y empieza a disgregar unos islotes de corrupción que terina en lo que estamos viendo ahora, luego esto es mucho más integral y tiene que ver con una responsabilidad política de quienes toman las decisiones en Bogotá pero le dan la espalda a lo que a su nombre se hace en las regiones.

P.

¿Qué elementos cambiaría usted al sistema político colombiano para mitigar la corrupción?

R.

Hay discusiones que han progresado pero que están relativamente pendientes, yo quiero insistir que el problema no es solo de leyes, hay mucho de cultura política y desarrollo político, usted lo que ve es que las masas urbanas más independientes en lo económico se liberan también del yugo del clientelismo, eso ha pasado en muchas sociedades. Por ejemplo, en materia de financiamiento de campañas hay normas para todo, pero la realidad va por otro lado. Para proponer financiación 100% estatal, hay que distinguir para qué sirve la financiación estatal de las campañas, uno es para mayor apertura política, para que nuevos protagonistas puedan operar en la política y en ese sentido esto va en la dirección correcta, es abrir las posibilidades de quienes no están emparentados con la gran plutocracia colombiana para que pueda hacer política libremente. Pero, el segundo propósito que es la lucha contra la corrupción, no se resuelve con la financiación estatal, porque qué le importa a un mafioso que un candidato esté 100% financiado, pues le mete de todos modos la plata. Primero tenemos que tener el diagnóstico claro, de que esto tiene que ver con el sistema político, que hay elegir limpios, particularmente llevar a la presidencia de la República alguien sin vínculos con la corrupción, pero esto no basta porque tiene que ser mucho más sistemático, lo que pasa entre Ejecutivo y Congreso es determinante para los temas de corrupción. Medidas en lo inmediato creo que sí hay, por ejemplo, la presencia de contratistas en las campañas, hay que prohibirla, si usted es un contratista tiene que escoger o le mete plata a la política o se dedica a otra cosa, si hay plata de contratistas en la política hay que sacarla, incluso esos contratos deben ser anulados porque me parece que ahí es donde se genera también un gran núcleo de corrupción como el que estamos viendo.

P.

Más allá de la paz, para usted cuáles son los temas fundamentales Colombia necesita afrontar ya.

R.

Primero es pasar del éxito de la paz y el desarme de la guerrilla a la seguridad. La seguridad humana y ciudadana. Segundo, no olvidemos el tema de la inequidad, lo que estamos viviendo en Colombia es mucho más grande de lo que uno intuye, es muy dramática la inequidad en Colombia. Por ejemplo, no puede ser que el Gini, el índice que mide la inequidad, sea el mismo antes y después de impuestos, entonces para qué tenemos un Estado si este cobra impuestos y se los gasta simplemente funcionando sin producir un efecto social. Otro ejemplo, los hijos de personas pobres no salen de la pobreza, hay trampas de pobreza en la sociedad colombiana, cuando dan el banderazo y arranca la carrera hay niños colombianos que no van a salir nunca, eso se ve en la costa pacífica y en la costa atlántica donde las personas están entrampadas, un sesgo en contra desde el momento en que nacen y una sociedad no puede funcionar así. Una cosa es que una persona triunfe por sus méritos o su capacidad de trabajo pero no que fracasen por circunstancias que no dependen de él.

P.

¿Cómo romper ese círculo de la inequidad?

R.

Hay mil acciones posibles, le voy a contar algo anecdótico que seguramente alguno de los lectores podrá reírse y pensar, “bueno y este señor de que está hablando”,  y además eso toca con el enfoque de género, que es una cosa demasiado importante y nos lo deformaron en La Habana y generaron toda una suerte de mentiras con el enfoque de género. Una ilustre economista, que murió hace poco,  descubrió que liberar tiempo de la mujer contribuye a su mejoramiento personal, profesional y a la economía del hogar y encontró que la presencia de lavadoras en las casas de las mujeres pobres de Colombia es definitiva, porque liberan tiempo no solamente para el trabajo sino para el cuidado de los hijos. Entonces hay programas de creación de centros de lavado comunitarios que liberen la energía de muchos ciudadanos pobres en Colombia, pero este solo es un ejemplo de cosas puntuales para mitigar la inequidad. Obvio también hay que tener desarrollo económico, si la economía no crece, las fracturas de la sociedad se van a demorar más para ser superadas, yo estoy convencido de que el mejor sistema para una economía sana es la libertad de empresa, el capitalismo consiente, no el capitalismo salvaje,  pero todo esto hay que acompañarlo de acciones para favorecer a grupos humanos que están presos de la pobreza y eso hay que superarlo.

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