La entrada en vigencia de la tan esperada medida de los comparendos ambientales se puede considerar como una contribución fundamental al fortalecimiento de la cultura ciudadana de los habitantes de Barranquilla.
El objetivo principal de la medida es que la misma se constituya en un valioso instrumento en el que, por medio de sanciones pedagógicas y económicas, se incita a todas aquellas personas naturales o jurídicas que infrinjan la normatividad existente en el manejo de residuos y escombros, hacia las buenas prácticas ciudadanas evitando la afectación del medio ambiente y la salud pública de la comunidad.
Estudiosos de la didáctica y la pedagogía han concluido que existen dos formas de aprendizaje en los seres humanos: la enseñanza de tipo preventiva en que se premia por cada avance (la zanahoria) y la correctiva en la que a consecuencia de sanciones (léase “garrote”) la persona desaprende los malos hábitos y adquiere aquellas deseables conductas de respeto en la convivencia con otros. Existen evidencias de sobras que ponen de manifiesto que lamentablemente muchos de nuestros coterráneos, en esto del respeto en la convivencia y cuidado del medio ambiente, no aprenden por el primer sistema si no a punta de castigos y penalizaciones.
Es así como el importante Acuerdo 006 que se aprobó desde el 2010, pero que apenas se vino a reglamentar mediante el Decreto 0860 de Septiembre del 2012, contempla disposiciones claras para el manejo de residuos sólidos, reciclaje, escombros y espacio público además de sanciones ejemplarizantes a quienes incumplan esos lineamientos a lo largo y ancho de Barranquilla y el área metropolitana.
Hay que reconocer que aunque esta medida afecta a la población organizada y espontánea de recicladores es necesario que en la implementación del Acuerdo las autoridades apliquen todos los instrumentos legales para proteger desde la fraternidad social y la recuperación ambiental a los hombres y mujeres que trabajan en la actividad del reciclaje con el cual sostienen a su familias desde hace décadas.
En la aplicabilidad de tal Acuerdo vamos a ver si por fin se extinguen en nuestros ciudadanos aquellos deleznables hábitos de indiscriminadamente verter basuras en andenes , arroyos, parques, montes, ó en sitios como los caños del mercado y otras zonas críticas de la ciudad que se han convertido en malolientes basureros a campo abierto que afean el espacio urbanístico.
Igual de necesario es erradicar desagradables costumbres de sacar las mascotas a pasear y no limpiar sus deposiciones , botar desperdicios a través de las ventanas de los carros, sacar las basuras y desechos residenciales en horarios en que no se dé recolección de basuras, fomentar el trasteo de basura y escombros a través de carretillas y los ahora prohibidos “carros de mulas”, realizar quema de basura, Lavar y hacer limpieza de cualquier objeto en vías y áreas públicas causando acumulación o esparcimiento de basura, disponer de manera inadecuada animales muertos dentro de los residuos domésticos, dificultar el barrido y la recolección de basuras, entre otras múltiples formas de deteriorar la imagen la ciudad.
Es por todas estas razones por las que damos la bienvenida a la medida del comparendo ambiental pues a no dudarlo representa una valiosa contribución al embellecimiento y el orden de nuestra bicentenaria ciudad.