Al DíaComenzó con una vida humilde y terminó como un capo del narcotráfico.s

 En el seno de una humilde familia chocoana nació hace 37 años, en el municipio de Unguía, Camilo Torres Martínez, alias Fritanga. Su madre, en busca de nuevos horizontes, partió de ese empobrecido poblado chocoano hacia Medellín y luego a Valledupar, con sus pequeños hijos, entre ellos Camilo, quien, tal como lo dimos a conocer en nuestra edición de ayer, se esmeró en ayudar a su progenitora en una venta de fritos en la capital del Cesar. 

Nadie sabe qué impulsó al entonces humilde joven a engrosar las filas del bloque Centauros de las Autodefensas, donde se ganó poco a poco la confianza de Daniel Rendón Herrera, alias Don Mario. Informes de inteligencia de la Policía Nacional señalan que con mucha paciencia y perseverancia, Camilo Torres comenzó a escalar posiciones en la estructura criminal de Don Mario, a quien acompañó cuando este se apartó del proceso de desmovilización de los paramilitares para conformar la temible banda los Urabeños, dedicándose así exclusivamente al narcotráfico.

Capo duro

De vendedor de fritos pasó vertiginosamente a un mundo de excentricidades y lujos, gracias al envío de decenas de toneladas de cocaína a Estados Unidos y Europa, por lo cual las autoridades lo incluyeron en la lista de los capos más puros del narcotráfico internacional, heredero de alias Don Mario en la estructura criminal los Urabeños.

Su nombre comenzó a sonar cuando varios testigos lo mencionaron en el proceso que se adelantó contra el exdirector de Fiscalías de Medellín, Guillermo León Valencia Cossio, señalado de participar en la desaparición de antecedentes de integrantes de la banda los Urabeños. Fritanga fue encarcelado por ese proceso en el año 2008, pero invocando un hábeas corpus, el controvertido Juez Quinto Penal del Circuito de Bogotá, Luis Beltrán Farías, le concedió la libertad.

La DEA lo señala de dirigir el envío de cocaína a Estados Unidos en lanchas rápidas desde Carepa, Chigorodó, San Pedro y Necoclí en el Urabá antioqueño; Riosucio y Acandí en Chocó.

Luego de recuperar su libertad en el 2008, Fritanga se las ingenió para que las autoridades lo creyeran muerto en diciembre de 2010. Se relacionó con sectores importantes de la sociedad antioqueña y comenzó a amasar una impresionante fortuna por sus actividades criminales. Por eso, cuando decidió contraer matrimonio con la modelo Diana Lucía Salazar, no dudó en invertir 2 mil millones de pesos para celebrar la fastuosa boda en Isla Múcura, lugar donde comenzó a derrumbarse su imperio gracias a un soplón que lo delató.

Este sábado apareció el médico que firmó su acta de defunción, identificado como Augusto Gallego, quien labora en el hospital de Mesitas del Colegio, Cundinamarca. Mientras tanto, Fritanga permanece en el búnker de la Fiscalía esperando ser extraditado a Estados Unidos, desde donde seguramente comenzará a echar en un 'caldero caliente' los nombres de mucha gente importante con la cual se mezcló en sus correrías delincuenciales.

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