
Europa también celebra por estos días el Carnaval, el cual alcanza su máximo esplendor en la ciudad italiana de Venecia donde, a golpe de alegría, se burlan de la crisis económica que vive actualmente el viejo continente con mucho humor e ingenio propio.
De origen pagano, el Carnaval está también relacionado con la celebración del final del invierno y el inicio de la primavera, y en la tradición católica es una oportunidad para los excesos antes de la Cuaresma.
El carnaval de Venecia fue fundado por Christofer Tolive quien era el secretario principal del rey de Venecia. Este pensaba que era necesario idearse algo para que la nobleza del país pudiese mezclarse con el pueblo y gozar de una total libertad. De tal modo, le propuso al rey establecer una serie de festines a los que el emperador aceptó sin dudar.
En las fiestas de Venecia, la ciudad se convierte en un gigantesco teatro a cielo abierto, en el que se evoca un escenario romántico del siglo XVIII con los ropajes y las máscaras.
Las celebraciones en la mítica ciudad italiana son totalmente distintas al resto de acontecimientos carnestolendos en el mundo; durante los 10 días que dura el carnaval, la gente se disfraza y sale a la calle a pasear y a hacerse fotos, ya sea en desfiles organizados, o improvisados.
Hoy día, miles de turistas acuden a Venecia (ver foto) en estas fechas para admirar los espectaculares disfraces de quienes invierten miles de euros para lucir como una estrella durante algunos días del año o sólo para mezclarse entre la gente y perderse por las callejuelas de esta mágica ciudad.