El Heraldo
Los liberados hablan con el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón; el comandante de las Fuerzas Militares, general Juan Pablo Rodríguez; el comandante del Ejército Nacional, general Jaime Lasprilla, y el comandante de la VII División del Ejército, general Leonardo Pinto.
Colombia

El general Alzate ya está en libertad

El alto oficial y sus dos acompañantes fueron entregados ayer a una comisión de la Cruz Roja Internacional y de los países garantes del proceso de paz en La Habana.

Emocionados y nerviosos volvieron ayer a la libertad el general Rubén Darío Alzate, el cabo Jorge Rodríguez y la abogada Gloria Urrego, luego de 14 días de un secuestro que, por orden presidencial, suspendió durante dos semanas el proceso de paz con las Farc en Cuba, se convirtió en el primer plagio de un general de la República en la historia del país y puso en tela de juicio la manera en que actuó el alto oficial al visitar una denominada zona roja sin escoltas y en extrañas circunstancias.

Cerca de las 9 a.m., el presidente Juan Manuel Santos le dio la noticia a los colombianos, por la red social Twitter, de que los tres secuestrados habían sido liberados en perfectas condiciones.

Añadió el mandatario que se esperaba que se dieran las condiciones climáticas apropiadas para el reencuentro de los dos militares y la abogada con sus familias.

Santos, quien estuvo atento del operativo de liberación de estas tres personas, ‘trinó’: “liberados BG Alzate, abogada Urrego y cabo Rodríguez en perfectas condiciones y esperando condiciones climáticas para regreso a sus familias” (sic).

Poco tiempo después, las Farc reiteraron en un comunicado desde La Habana que “el general Rubén Darío Alzate, el suboficial José Rodríguez y la abogada Gloria Urrego han sido liberados por el Bloque Iván Ríos en el caserío de Vegáez, a orillas del río Arquía, al norte de Quibdó”.

El operativo. En este sentido, el número dos de las Farc y líder del grupo de negociadores en Cuba, Iván Márquez, precisó al canal Telesur que el general Alzate y los otros dos secuestrados fueron entregados sobre las 8 a.m., en medio de unas condiciones climatológicas difíciles.

La delegación de paz del grupo subversivo, en el documento, da detalles del operativo de liberación y explica que el general y sus acompañantes fueron entregados, personalmente, por “el comandante Pastor Alape”, como se hace llamar Félix Antonio Muñoz Lascarro.

Añaden las Farc que entregaron los plagiados a la misión humanitaria integrada por representantes de Cuba y Noruega, países garantes del proceso de paz, y del Comité Internacional de la Cruz Roja.

Informaron, además, que Alape, uno de los jefes rebeldes que llegó recientemente a integrar el grupo negociador de los subversivos, viajó desde La Habana hasta el Chocó, y que llegó por orden del máximo jefe de las Farc, Rodrigo Londoño Echeverri, alias Timochenko.

La idea de su desplazamiento hasta Colombia era, según el grupo armado, “garantizar una liberación pronta y sin sobresaltos de los prisioneros”.

Así mismo, informa la guerrilla que en la liberación de los soldados profesionales, el carmero Paulo César Rivera y Jonathan Andrés Díaz, entregados el pasado 25 de noviembre en zona rural de Tame, Arauca, “participó directa y activamente, el comandante Carlos Antonio Losada”.

La entrega. El helicóptero del CICR, en el que se recogió a los liberados ya la delegación humanitaria, en límites con el departamento de Antioquia, solo pudo aterrizar hasta las 10:30 a.m. por las malas condiciones climáticas de esta región del país.

La aeronave no los llevó a Quibdó sino que se dirigió a Rionegro, Antioquia, a la base de la Fuerza Aérea.

Allí, como a la 1:30 p.m., los liberados se reunieron con el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón; el comandante de las FFFMM, general Juan Rodríguez; el comandante del Ejército, general Jaime Lasprilla y el comandante de la VII División del Ejército, general Leonardo Pinto, a quienes se presume el general Alzate explicaría qué hacía en el caserío chocoano, el pasado 16 de noviembre, sin el uniforme y sin su escolta, sabiendo que esta era zona roja por presencia guerrillera.

En esta unidad, además, fueron sometidos a chequeos médicos, hasta que a las 2 p.m. abordaron un helicóptero del Ejército que los traería hasta la base de Catam, en Bogotá, a la que llegaron antes de 4 p.m.

En la base aérea, a la que la prensa no tuvo acceso, esperaban a la abogada Urrego varios de sus familiares más cercanos, con quienes se reencontró tras las dos semanas de cautiverio. De hecho, la madre de la exsecuestrada, Alcira Pava, contó a los medios que no se veía con su hija desde hacía siete años, por diferencias personales, pero que esperaba arreglar la relación entre las dos, así como abrazarla y decirle lo mucho que la quería.

De Catam partieron en cuatro camionetas blindadas, escoltadas por una docena de motocicletas, junto con el ministro Pinzón, hacia el Hospital Militar Central, donde decenas de uniformados trataban de impedir a las cámaras y micrófonos tener acceso a los liberados.

Los soldados se dispusieron a lado y lado de las calles internas del centro médico castrense, para cortar el paso a la treintena de periodistas que trataban de captar las imágenes de los recién liberados.

Entre tanto, la Presidencia de la República emitió un boletín: “rechazamos el secuestro de cualquier ciudadano y nos alegra el regreso de estos conciudadanos a su hogar” y agradece a los países garantes y al Comité Internacional de la Cruz Roja “su decidido apoyo para superar esta dificultad en el proceso de paz”.

El comunicado pasa entonces a la primera persona, en lo que se entiende que es un mensaje directo de Santos: “me duelen profundamente los hechos de la guerra y soy el primer colombiano que lamenta y condena la muerte de soldados, policías, niños, hombres y mujeres. Sin embargo, tengo la convicción de que negociar en medio del conflicto ha sido la mejor manera de preservar los elementos esenciales del Estado y evitar que las conversaciones se conviertan en un ejercicio interminable”.

A revisión médica. Por su parte, el Ministerio de Defensa afirmó en un comunicado que desde un principio, “la prioridad de las Fuerzas Armadas de Colombia era que estas personas regresaran a sus hogares sanas y salvas”, y que se respetaron los protocolos fijados para la liberación.

Explicó además la cartera de seguridad que Alzate, Rodríguez y Urrego serían sometidos a revisiones médicas “cumpliendo de esta manera con los protocolos humanitarios que se han aplicado en todas las liberaciones”.

Mientras tanto, la portavoz del CICR en Colombia, Patricia Rey, reveló que la liberación fue “especialmente emotiva” porque todos eran conscientes de que “de ella dependía mucho”, y contó sobre el estado de ánimo de los liberados que “mis colegas que estaban en la liberación me han dicho que estaban felices y un poco nerviosos, como siempre en estos momentos de liberaciones. Estos momentos han sido emocionantes para todos”.

Rey añadió que la entrega en el Chocó estuvo llena de “momentos intensos para todos”, y que “aunque no ejercemos como portavoces podemos decir que se compartía cierta felicidad y nerviosismo por lo importante del momento de esta entrega”.

El operativo, confesó la portavoz, fue “complejo” porque “ha tenido que haber mucha coordinación” al incluir en la comitiva representación de los países garantes: “no a todas las liberaciones que facilitamos en Cruz Roja Internacional vienen los Gobiernos garantes como parte de la comisión humanitaria, esto requiere mayor coordinación pero sin duda el resultado ha sido un éxito gracias al trabajo colectivo”.

Finalmente, dijo que inicialmente tenían temor de que el clima en el Chocó perjudicara la misión, pero que “afortunadamente” las condiciones meteorológicas estuvieron “de nuestra parte”, por lo que confió en que “se pueda reanudar el proceso de paz lo más pronto posible”.

De otro lado, la Procuraduría en un comunicado celebró la liberación pero reiteró que “el principal enemigo del proceso de paz son las Farc”, y que “el secuestro, los atentados terroristas, el reclutamiento de niños, el asesinato de soldados y policías, entre otras demostraciones de barbarie, no permiten construir confianza ciudadana en el proceso de La Habana”.

El Ministerio Público criticó las declaraciones que en varias ocasiones ha hecho la guerrilla: “las liberaciones no son un acto de paz ni demostración alguna de buena voluntad de los secuestradores de las Farc”, y señaló que “las Farc deben renunciar al secuestro contra civiles y miembros de la fuerza pública de manera absoluta, liberar las personas que permanecen en su poder y decir la verdad sobre las miles que secuestraron, luego asesinaron y finalmente desaparecieron”.

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