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El misterio del magnicidio del presidente de Haití por mercenarios

Expertos advierten que no está cerca el esclarecimiento del crimen de Jovenel Moise detrás del que se esconden poderosos políticos y empresarios.

Jovenel Moise, presidente de Haití, fue asesinado el 7 de julio de 2021 a la 1 am en su casa de Puerto Príncipe, en medio de un ataque de una veintena de mercenarios colombianos en el que ningún miembro de la guardia presidencial fue herido, como sí lo resultó Martine Moise, su esposa, quien fue hospitalizada y evacuada al sur de La Florida, EE. UU.​

La autoría intelectual y los móviles del magnicidio todavía son materia de investigación y alrededor se tejen varias tramas que involucran a altas esferas del poder político de la isla,  opositores que querían el mandato en Puerto Príncipe, a anuncios por parte de Moise de una purga de corruptos y vínculados con narcos en el gobierno , así como reclamos populares por corrupción del ejecutivo y por supuesto vencimiento del período constitucional del inmolado presidente.

Sobre los exmilitares colombianos se sabe, hasta el momento, que 18 están presos, tres murieron y un último sospechoso fue capturado en Jamaica en los últimos meses. A la isla se trasladaron misiones diplomáticas y humanitarias de Bogotá para ver a los detenidos, quienes denunciaron malos tratos y la ausencia de un debido proceso. Frente al contrato que les habrían hecho por 3 mil dólares mensuales la empresa CTU Security, con sede en Miami, se dice que pudo ser desde un principio para cometer el asesinato, o que solo los mandos más altos tenían conocimiento. También se ha dicho que fueron llamaron para proteger a Moise, secuestrarlo o arrestarlo.

La empresa estadounidense Worldwide Investment Development Group fue la que recaudó el dinero para el crimen y gran parte lo destinó al pago de los mercenarios a través de la mencionada CTU Security, dirigida por el opositor venezolano Antonio Enmanuel Intriago.

Son señalados como autores intelectuales el médico haitiano Christian Emmanuel Sanon, el exfuncionario haitiano Joseph Félix Badio y el empresario Ashkard Joseph Pierre. A la cabeza de los colombianos estarían Germán Rivera, Víctor Pineda y Duberney Capador. Y hubo participación de Dimitri Hérard, jefe de seguridad de Moise, quien realizó siete viajes a Colombia.​

Magnicidios impunes. Mauricio Jaramillo, internacionalista y magíster en seguridad internacional y geopolítica, señala que “los informes parciales lo que hacen es confirmar una de las muchas hipótesis que se habían planteado: que Moise tenía vínculos con el narcotráfico y que habría sido asesinado por el temor a que hiciera revelaciones grandes y, segundo, porque estaba haciendo una campaña de limpieza de las finanzas haitianas.  La conclusión que se puede sacar es que la institucionalidad de Haití es muy débil y que no está en capacidad de esclarecer los hechos en el corto plazo”.

También advierte el catedrático del Rosario y doctor en ciencia política que “la cooperación judicial que se anunció no ha sido del todo efectiva” y que el caso “demuestra además la tendencia histórica de los magnicidios en el mundo en los que es muy difícil establecer los hechos, como en los casos de Rafiq Hariri y Qasem Soleimani”.

“Un hecho vergonzoso”

Héctor Galeano, investigador del Instituto de Altos Estudios Sociales de América Latina y el Caribe y del Instituto de Estudios Europeos de la Universidad del Norte, califica lo sucedido como “uno de los hechos más vergonzosos que el país ha tenido a nivel global, entre tantos. Colombia tuvo un año dramático en materia internacional, pero este es muy relevante porque fueron exmilitares colombianos los involucrados directamente en el magnicidio (...) Lo que debía hacer el Gobierno era buscar afanosamente la verdad de los hechos y presentar disculpas ante la comunidad internacional. En cambio, lo que hizo fue salir a defender a los exmilitares”.

Añade el especialista en gobierno, magíster en resolución de conflictos y Ph. D. en ciencias sociales que: “Nunca el Gobierno ha dedicado tantos recursos para la defensa de los colombianos presos en el mundo, algunos ‘ad portas’ de la pena capital, como los ha dedicado a los magnicidas”.

El contexto haitiano y los militares responsables

Respecto al magnidicio del presidente Jovenel Moise, el decano de la Escuela de Historia de la Sergio Arboleda José Ángel Hernández, comenta que “se dio en un contexto bastante peculiar como lo es el de Haití, un país con una democracia no aceptada, sin seguridad pública, con una corrupción endémica, una clase política bastante complicada y poco respeto por los Derechos Humanos desde su independencia de Francia, y poco después con la dictadura de los Duvalier”.

Además, el doctor en historia contemporánea advierte que Moise, estando en el poder, “fue acusado de corrupción y recordemos que con su programa Petrocaribe hizo que llegara el petróleo a Haití desde Venezuela, (...) y decían que terminaba todo en los bolsillos del mismo Moise (...) El caso es que el fallecido presidente disolvió el parlamento e intentó reformar la Constitución para mantenerse en el poder, por lo que no era un personaje muy querido y al que pudiera uno poner como mártir, por ejemplo, de un buen manejo y de democracia”.

Y pone de presente finalmente Hernández “que se recurra a soldados de fortuna colombianos se debe a que hacen parte del ejército más entrenado en el contexto latinoamericano y más acostumbrado a lucha contraguerrilla” que, no obstante, “son una bomba de relojería porque el estado colombiano no dignifica sus pensiones”.

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