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La escogencia de Bob Dylan sorprendió a muchos, pero más por desconocimiento de la obra de esta cantautor.
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El laberinto poético de Bob Dylan

La Academia Sueca ha premiado el valor literario de un cantautor que obtuvo innumerables galardones similares. Los espíritus conservadores protestan.

Lo expresó ayer Joaquín Sabina: “llevo diciendo por lo menos 20 años que Dylan es el mejor poeta de América y de la lengua inglesa actual y también el que más ha influido en varias generaciones”. Y tal como el poeta y cantante español, centenares de voces respetables han saludado con euforia el otorgamiento del Premio Nobel de Literatura a un hombre de letras que escribió versos como el siguiente:

“Vi a un recién nacido rodeado de lobos salvajes/ Vi una autopista de diamantes que nadie usaba/ Vi una rama negra goteando sangre fresca/ Vi una habitación llena de hombres cuyos martillos sangraban/ Vi una escalera blanca cubierta de agua/ Vi diez mil oradores de lenguas rotas/ Vi pistolas y espadas en manos de niños pequeños/ Y es dura, dura, dura/ Muy dura la lluvia que va a caer”. A hard rain's a gonna fall (Dura lluvia va a caer, 1963).

Se trata de un poema apocalíptico. O si se quiere menos: versos caóticos que revelan un mundo del que Dylan ha mostrado apenas la punta del iceberg. Pero ese fragmento de realidad es tan universal, que asigna a su obra un peso significativo en la canción tradicional estadounidense. Al fin y al cabo lo que la Academia Sueca ha premiado es el valor literario que subyace en su música; es decir, la cruda realidad, creativa y profunda, llevada hasta las entrañas del arte.

Además, la canción citada ha sido considerada como “la mejor canción de protesta de todos los tiempos” por Rolling Stone, la famosa revista que circula en el mundo en medio de una respetabilidad indiscutible. Adicionalmente, “A hard rain’s a gonna fall” desnuda a Dylan en toda su dimensión: irreverente, metafórico, poético y pletórico de imágenes literarias: “Vi una escalera blanca cubierta de agua…”.

Desconcierto y realidad

Es cierto: la elección sorprendió a muchos; pero, más por desconocimiento de la obra de Dylan, que por un juicioso análisis de lo que representa el tesoro literario del galardonado cantautor. Los auténticos críticos y jurados de entidades prestigiosas del mundo sí lo habían visto como un creador de imágenes a través de la palabra escrita. De allí los reconocimientos previos, entre los que se destacan:

Premio Príncipe de Asturias de las Artes, Premio Pullitzer, Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia, Salón de la Fama de los Compositores y una de las cien personas más influyentes del siglo XX, según lista de la prestigiosa revista Time. Ahora, este Nobel de Literatura que, al parecer, ha sacudido mentes conservadoras y ha estremecido espíritus apegados a la novela como único acto creativo para merecer el glorioso premio.

Buscando otros caminos

Este Premio Nobel de Literatura, Robert Allen Zimmerman, quien adoptó el pseudónimo de Bob Dylan -en homenaje al atormentado poeta y dramaturgo inglés Dylan Thomas- marchó de su natal Minnesota hacia Nueva York. Llevaba en su mente el propósito de darle un vuelco al Rock and Roll, género que le facilitó la elaboración de los primeros poemas musicales.

Hace años reside en California, pero sin olvidar sus raíces judías ni la persecución contra su pueblo, circunstancia que lo inquietó hasta el punto de rechazar todo roce de injusticia en el mundo, tal como lo hace en Like a Rolling Stone, considerada por los críticos como “la mejor canción de todos los tiempos”:

“Nunca te diste vuelta a observar los ceños fruncidos/ De los malabaristas y payasos que hacían trucos para ti/ Nunca entendiste que no es bueno/ Dejar que otra gente reciba los golpes que son para ti”. (Como una piedra que rueda, 1965).

Diversidad: Letra y música

La balada, canto medieval del siglo XIV, no le ha sido extraña a Bob Dylan. Lo que sí podría extrañar es que la más famosa de su repertorio es un mensaje que envía a través de “Hurricane”, una defensa desinteresada que hizo del púgil “Hurricane” Carter, quien fue acusado de triple asesinato y encerrado en una prisión de Paterson, Nueva York. Después de visitarlo en su celda y conversar con él, Dylan escribió el siguiente comienzo: “Disparos de pistola resuenan en la noche en el bar/ Llega Patty Valentine desde el piso de arriba/ Ve al encargado en un charco de sangre/ Grita: ‘¡Dios mío, los han matado a todos!’/ Aquí viene la historia del Huracán/ El hombre al que las autoridades culparon/ De algo que nunca hizo/ Lo pusieron en una celda de prisión, pero él pudo haber sido/ el campeón del mundo”. No obstante, la obra del nuevo Premio Nobel está cruzada por múltiples temáticas, vale decir, sociales, políticas y religiosas, entre otras. Sobre esta última, son conocidos sus dos álbumes de música góspel, matizada con una extraña espiritualidad; pero, sin perder la influencia afroamericana.

Reacciones: Sí o No

El otorgamiento del Premio Nobel de Literatura al estadounidense Bob Dylan, ha dividido las opiniones entre escritores, poetas e intelectuales. La innovación de la Academia (?) ha generado rechazos; pero, también, ha habido aceptaciones que, al parecer, constituyen la mayoría. Entre los primeros están el escritor escocés Irvine Welsh, la novelista Jodi Picoult, el escritor argentino Luciano Lamberti y la poeta colombiana Piedad Bonnet. Entre los segundos, basta con citar a Joyce Carol Oates y Salman Rushdie, quienes felicitaron públicamente al nuevo Nobel.

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