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Simone Biles antes de retirarse de la final por equipos de la gimnasia de los Juegos Olímpicos. EFE
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¿Qué le pasó a Simone Biles en Tokio?

A la estadounidense, considerada la mejor gimnasta del mundo, le ganó la presión y se retiró de la final por equipos.

Doble twist con doble mortal al salir de la barra, triple twist con doble atrás en el ejercicio de suelo, doble twist-doble salto en la salida de las asimétricas... Durante los últimos cuatro años para ver un twist perfecto no había que acudir a una pista de baile: la maestra estaba en el gimnasio.

Ni Chubby Checker, ni Bo Diddley, ni Sam Cooke, ni las Marvelettes, ni los Beatles. Ni siquiera Uma Thurman y John Travolta en aquella escena inolvidable de ‘Pulp Fiction’. Nadie giraba como Simone Biles.

Los ’twists’, en español los giros o piruetas, son parte esencial de la gimnasia artística. Biles, que hizo de ellos su seña de identidad, cambió hoy el ‘twist’ por el ‘shout’ y pegó un grito desde Tokio que se escuchó en todo el mundo.

“No somos solo atletas. Somos personas al fin y al cabo y a veces hay que dar un paso atrás”, proclamó tras retirarse de su primera final en estos Juegos Olímpicos, la de equipos.

 

“Tengo que centrarme en mi salud mental. Creo que la salud mental está más presente en el deporte ahora mismo. Tenemos que proteger nuestra mente y nuestro cuerpo y no limitarnos a hacer lo que el mundo quiere que hagamos”, añadió.

Biles llegó a Tokio con la obligación del 'twist' cuando lo que necesitaba era el 'shout'. Y se le escapó el grito a la vista de todos, en el gimnasio Ariake, la instalación en la que se daba por hecho que ganaría las mismas o más medallas que las cinco que logró en Río en 2016.

“Hubo un par de días en los que todo el mundo te tuiteaba y sentías el peso del mundo”. Y en cada uno de esos tuits vería el emoji que creó para ella hace una semana la red social, una cabra (‘goat’) con una medalla de oro al cuello. GOAT, la mejor de todos los tiempos. Y para cargar con esa piedra solo 24 años en los que ha sufrido el abandono materno y los abusos sexuales de un depredador como Larry Nassar.

Todos los elementos que llevan el nombre de Biles en el código de puntuación, por haber sido ella la primera en ejecutarlos, introducen giros novedosos.

El salto Biles incluye un medio giro al salir de la rondada y encarar el potro, y luego un doble twist en el mortal final, medio giro más que en el anterior salto de este tipo incluido en el código.

En la final de este martes solo hizo el ejercicio de salto y ni siquiera presentó ‘su’ salto. Hizo un Amanar, el más común entre las competidoras, con giro y medio. Dio un paso de más y clavó la mirada en su entrenador. Arrugó los labios porque se le empezaba a escapar el grito con el que quería decir basta.

Luego, más tranquila explicó: “No quise hacer un giro y medio. Intenté hacer dos y medio y no salió. Es lamentable que haya ocurrido en los Juegos, pero con el año que llevo no me sorprende”.

En estos Juegos de Tokio están prohibidos los gritos de ánimo o de aplauso, como medida de prevención ante el covid. Siguiendo las normas, el de Biles fue un grito en silencio.

Los fans de los Beatles giraban y gritaban sin freno siempre que el grupo de Liverpool interpretaba en sus conciertos el ‘Twist and Shout’. Cuando John Lennon grabó esa canción en Abbey Road en 1963 lo hizo afónico, tanto que no pudo repetir la toma porque se quedó sin voz. Lo que hizo hoy la estadounidense al agarrar la puerta e irse del Ariake fue confesar que ya está afónica de tanto gritar sin que nadie la escuche.

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