Bélgica pone fin a las caras negras de los "noirauds" por críticas de racismo
Su "nueva imagen más actual" les permitirá "conservar su anonimato" y reforzará el "carácter festivo" del evento, asegura la asociación en un comunicado.
Los "noirauds", miembros de una asociación caritativa bruselense que desfilan maquillados en carnaval pidiendo donaciones, abandonarán el típico color negro de sus caras para añadirle amarillo y rojo, por las acusaciones de ser un "blackface" racista.
"Hacía ya algunos años que pensábamos cambiar" para "evitar controversias" y "dejar de enfrentarnos a algunas personas que consideraban que este maquillaje negro ya no era actual", dijo a la AFP Albert Vermeiren, ex presidente de la asociación.
Esta tradición, que busca representar a un notable africano, ha sido objeto de críticas en los últimos años y vista como un "blackface", una representación caricaturesca y racista de las personas negras, en un país que fue la potencia colonial del Congo hasta la década de 1960.
Los miembros de esta asociación, cuya presidenta de honor es la antigua reina Paola, deambulan cada año durante el carnaval por el centro de Bruselas, acompañados de una banda de música, para recaudar fondos en restaurantes para los niños necesitados.
Para no ser reconocidos, se pintan el rostro y portan un sombrero de copa y una especie de gola, así como un traje negro y pantalones bombachos de vivos colores.
Pero el cambio tomó su tiempo ya que algunos miembros se oponían a los nuevos colores. "Sinceramente, hay quien se opone y dice: ¿Por qué ceder? Pero es una minoría", afirmó Vermeiren.
Los "noirauds" desfilarán por primera vez con su nuevo maquillaje que combina los colores negro, amarillo y rojo, presentes en la bandera belga, a partir del sábado en Bruselas.
La estatua del Manneken Pis, símbolo de la ciudad y vestida tradicionalmente con el traje de "noiraud" el día de la fiesta, lucirá también los colores del país.
Esta congregación bruselense nació en 1876 para impedir el cierre de una guardería, pero la tradición se instaló. En 2015, le llovieron las críticas al canciller belga, Didier Reynders, por vestirse de "noiraud".
"¿Se presentará usted con esta cara pintada de negro durante su próximo encuentro con responsables africanos? ¡Debería darle vergüenza!", dijo Peter Bouckaert, de la oenegé Human Rights Watch. La actriz y activista estadounidense Mia Farrow también reaccionó.
