Mujer E Igualdad | EL HERALDO

El Heraldo
Mujer e Igualdad

Luz Romero, la costeña que defiende la dignidad humana

La abogada baranoera está nominada a Defensora del Año en el Premio Nacional de los Derechos Humanos Dialogó con EL HERALDO sobre su camino en la justicia.

Un ímpetu incansable de solidaridad, valentía, lucha, sensibilidad y bondad caracteriza a Luz Estella Romero Villalba, abogada feminista y defensora de derechos humanos de las comunidades con mayor zozobra en la región Caribe.

El 6 de junio de 1977, el municipio de Baranoa, ubicado en el departamento del Atlántico, vio nacer a  una mujer que con tesón alzaría la voz en nombre de aquellos grupos sociales sumergidos en la marginación y desigualdad.

Gracias a su importante labor social, Luz Estella fue nominada al Premio Nacional de los Derechos Humanos en la categoría Defensor o Defensora del Año, el cual es otorgado por las organizaciones suecas Diakonia y Act Iglesia Sueca con el apoyo de la Embajada de Suecia.

Este galardón reconoce públicamente su trabajo y pretende enaltecer las acciones que realizan personas defensoras y organizaciones por causas que benefician a toda la población. Será entregado este miércoles en el Auditorio del Centro de Memoria Paz y Reconciliación de Bogotá.

El despertar de una lucha

La mujer manifestó con orgullo haber nacido en uno de los pueblos más lindos del Departamento, considerado ‘el corazón alegre del Atlántico’. Esa era la alegría que la baranoera añoraba ver en cada despertar.

Sin embargo, la realidad que palpó fue una completa distopía que la llevó a emprender un rumbo hacia el activismo y la protección de los derechos humanos, oficio que produjo en ella una lucha inagotable.

Luz Estella Romero ha trabajado con comunidades vulnerables en la región. Cortesía

En medio de su infancia, Luz Estella se traslada a Santa Marta, ciudad en la que descubre su vocación de servicio y el fervor de generar un cambio que pueda erradicar la vulneración de los derechos.

A sus 14 años observó la disparidad, el naufragio y las constantes violaciones  a la dignidad humana en varios departamentos del Magdalena.

Años después, volvió al Atlántico. Barranquilla la esperaba para iniciar su formación profesional y allí empezó estudiando Administración Pública en la Escuela Superior de Administración Pública (Esap), luego pisó la Universidad del Atlántico para estudiar Derecho y convertirse en la abogada que hoy defiende incansablemente a las víctimas.

En esta alma mater Luz Estella empezó a tener contacto con movimientos sociales y grupos de mujeres feministas que mediante la acción colectiva deseaban como ella una verdadera transformación social.

“En la universidad quería buscar un espacio en el que pudiera ir más allá de solo adquirir conocimientos teóricos. Yo deseaba aportar algo como persona porque siempre tuve esa inquietud desde niña”.

La crianza que recibió en el seno de su hogar fue pilar fundamental para construir las bases que hoy sostienen a Luz Estella. Sus padres forjaron un carácter en ella que aún perdura a sus 45 años.

Alejada de una cultura patriarcal, la mujer nunca supo de diferencias de género en su vivienda. Solo se oían las voces que invitaban al estudio y la autorrealización.

“Afortunadamente tuve una formación en libertad, pero me tropecé cuando vi que en la sociedad todo era muy distinto”.

La construcción de una igualdad

Tomar acción frente al desasosiego que padecían cientos de mujeres en Barranquilla era el mayor anhelo de Luz Estella y es por ello que decidió crear la Asociación Colectivo Mujeres al Derecho (Colemad).

“Fuimos desde el 2001 un grupo de mujeres jóvenes de la Facultad de Derecho de la Universidad del Atlántico y empezamos a acompañar a mujeres en situación de pobreza en Barranquilla. Allí hacíamos jornadas pedagógicas jurídicas”.

Esta organización se ha posicionado como una experiencia organizativa exitosa de mujeres jóvenes a nivel nacional e internacional en defensa de los derechos humanos, que trabaja desde un enfoque jurídico, feminista, intergeneracional y regional, y por el cual ha luchado con convicción, pasión y entrega.

Desde entonces, centra su trabajo en la promoción, exigibilidad y defensa de los derechos humanos de mujeres, niñas, jóvenes y comunidades marginadas, así como en asuntos relacionados con el medio ambiente y el territorio.

“Yo vengo de un pueblo, sé cuáles son las realidades en la zona rural y empezamos a acompañar también en varios sitios del Atlántico”.

Sin haber finalizado sus estudios universitarios, Luz Estella empezó a laborar con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), lo que significó un viaje de aprendizaje sin final que dejó huella en los siguientes pasos que estaba por emprender.

Más de 50 casos ha llevado a cabo desde el nacimiento de su asociación. Cortesía

“Allí empezó el aprendizaje más grande de mi vida porque en dos años de trabajo que tuve con Acnur pude tener cercanía a testimonios directos de las situaciones más desgarradoras de violación de lesa humanidad”.

Antes de culminar su carrera, la mujer en compañía de las demás jóvenes que integraban la asociación ya habían documentado y acompañado más de cincuenta casos de violaciones graves, desplazamiento forzado, despojo de tierras y la posibilidad de que estos fueran intervenidos.

En sus objetivos siempre están las mujeres, aquellas que desde hace siglos han sufrido la disparidad, discriminación y señalamientos de una sociedad que no deja de considerarlas el ‘sexo débil’.

Una cruda persecución

En medio de su loable labor, Luz Estella era consciente de la cruda realidad que envuelve a aquellos que ondean la bandera del respeto, la igualdad y la vida.

La protección de los defensores y las defensoras de derechos humanos es una de las cuestiones que ocupa mayor atención de los sistemas internacionales de protección, debido a los crecientes casos de ataques y leyes o prácticas restrictivas reportadas.

Las defensoras y los defensores pueden convertirse en objetivo de actos de difamación o calumnia; de intimidación, estigmatización, acoso y represalias; de acusaciones penales, entre otros actos que intentan debilitar su oficio.

Por ello, en este camino, la abogada ha sufrido cuatro graves ataques dirigidos directamente contra ella, miembros de su familia, la sede de Colemad y terceras personas de su entorno social y de trabajo.

Uno de los más graves ocurrió el 26 de diciembre de 2019, cuando su hijo fue víctima de un intento de secuestro y desaparición forzada, con tortura física y psicológica.

Esto produjo que hace aproximadamente dos años Luz Estella se trasladara a España con la convicción de que en algún momento regresará al país con más fuerzas para seguir ejerciendo desde su territorio la que considera la labor más enriquecedora de la vida.

Estar nominada al Premio Nacional de Derechos Humanos le genera satisfacción y, a su vez, un amargo sabor de no compartir en su tierra un posible reconocimiento.

“Estar nominada en la lejanía es un contraste de alegría y tristeza, pero que lindo que se reconozca una labor silenciada que hacemos mujeres y hombres en la defensa de los derechos humanos, una labor que es la más hermosa”.

Facebook
Twitter
Messenger
Whatsapp
Convierta a El Heraldo en su fuente de noticias
X
COMO REPORTAR A WASAPEA
1. Agrega a tu celular el número de Wasapea a EL HERALDO: +57 310 438 3838
2. Envía tus reportes, denuncias y opiniones a través de textos, fotografías y videos. Recuerda grabar y fotografiar los hechos horizontalmente.
3. EL HERALDO se encargará de hacer seguimiento a la información para luego publicarla en nuestros sitio web.
4. Recuerda que puedes enviarnos un video selfie relatándonos la situación.