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El ciclo menstrual es la serie de cambios que el cuerpo de la mujer experimenta todos los meses para prepararse a un posible embarazo. Shutterstock
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“La luna es el astro de la energía femenina”: Natalia Suárez

La bogotana lanzó su primer  libro ‘Tu Renacer Lunar’ en el que explica la incidencia y del cuerpo celeste en el ciclo menstrual de la mujer y su conexión en las etapas.

Cada mes el cuerpo de la mujer sufre una serie de cambios que la prepara para un posible embarazo. Este proceso se conoce como ciclo menstrual, el cual puede ocurrir cada 21 a 35 días.

La llegada de la pubertad significa experimentar por primera vez este período que suele aparecer entre los 12 y 14 años, momento en el que la sangre y el tejido que cubre el útero salen del cuerpo a través de la vagina.

A lo largo de los años, nombrar este ciclo y lo que conlleva muchas veces representa una conducta inmoral o inaceptable. En la antigüedad, el médico austriaco Sigmund Freud indicó que el tabú surge a partir de nuestro miedo a la sangre, mientras que otros filósofos argumentaron que el comportamiento nace de la percepción que tenían los primeros humanos de la sangre como algo sucio.

Además de esta creencia, también se popularizó en épocas antiguas el poderoso vínculo de la mujer con la naturaleza y su conexión estrecha con la Luna.

Y es que las fases del astro coinciden con las fases del ciclo menstrual, pues la Luna tarda alrededor de 28 días en dar una vuelta completa a la Tierra, mismo tiempo que la mujer espera para menstruar. 

Nuestros antepasados solo podían marcar el tiempo mediante la observación de las fases lunares, y por ello determinaron que el ritmo natural de toda mujer era menstruar bajo la luna nueva y ovular bajo luna llena, por lo que el ciclo transita por las diferentes energías lunares (creciente, llena, menguante y oscura).

Un renacer lunar

Así lo plasma la abogada, bailarina y facilitadora holística Natalia Suárez en su primer libro, titulado Tu renacer lunar, una herramienta que busca acompañar a las mujeres en el proceso de reconexión con su ciclo menstrual para acceder así a toda la información que ese ciclo tiene para ellas. 

Dicha herramienta está conformada por tres elementos: el primero es la información que le permitirá a la lectora entender los cambios físicos, emocionales, energéticos y hormonales que ocurren durante el ciclo menstrual.

El segundo elemento compone los ejercicios de meditación que buscan llevar la atención, de quien lee el libro, hacia adentro, es decir, la autora busca que las mujeres encuentren nuevas respuestas sobre cómo afrontar la feminidad.

El tercer elemento es la conexión con el ciclo de la Luna, que para Sánchez representa los estados de ánimo de la mujer.

“La Luna tiene una energía femenina. Es una energía femenina, es una referente y un recordatorio muy natural de que estamos cambiando todo el tiempo y también es un referente muy claro de esas etapas del ciclo menstrual”, le manifestó Sánchez a EL HERALDO.

Natalia reconoció ser una mujer con constantes cambios en el transcurso de su vida. Esas fluctuaciones en su cuerpo, temperamento y pensamientos la hicieron ir en busca de explicaciones que resolvieran las dudas que a diario se planteaba.

Así nació la motivación por escribir su primer libro en el que desea ser una puerta a la sabiduría femenina con el fin de lograr tener unos ciclos conscientes, en los que se identifiquen cada uno de los cambios que se experimentan en la etapa.

“Podrás observar los cambios físicos (hormonales, dolores corporales, actividad, apetito, sueño), así como en tus cambios de pensamiento (enfoque, concentración, creatividad, crítica) y en la misma medida, cambios en nuestras emociones”.

Natalia Suárez, escritora bogotana. Cortesía
Fases del ciclo

El ciclo menstrual se compone de tres fases: folicular, ovulatoria y lútea.

Para la autora, desde el punto de vista de las características asignadas a cada fase, el referente más común es asociar el ciclo menstrual al ciclo de la luna.

Asimismo, algunas tradiciones indígenas recorren esta etapa en similitud a los ciclos de la tierra e identifican cada fase con una estación (invierno, primavera, verano y otoño) e inclusive con un momento del día (medianoche, amanecer, mediodía y atardecer).

La fase folicular comprende desde el inicio del periodo hasta la ovulación, en el cual se indica a los ovarios que se preparen para liberar un óvulo.

Allí la fase lunar es luna creciente y la característica principal que le atribuye Sánchez es el gozo, ya que en este inicio la mente está en plena curiosidad, inocencia, asombro y búsqueda.

“Es gozo porque de nuevo hormonal, mental y físicamente estás predispuesta para lo que viene y podemos hacer las acciones con una mejor actitud”.

Por su parte, la segunda fase consiste en la ovulación, es decir, el ovario libera un óvulo en la trompa de Falopio y ocurre aproximadamente a la mitad del ciclo.

En este momento, la fase lunar es la luna llena y plenitud es la que más caracteriza la fase que para la autora se traduce en la capacidad de manifestar.

“La energía que experimentas te lleva a hacer lo necesario para culminar, materializar y alcanzar metas”.

Por último, la tercera fase es llamada lútea, en el que el folículo que contenía el ovario se transforma en algo denominado cuerpo lúteo y comienza a producir progesterona, así como estrógeno y se produce desde la ovulación hasta el inicio del siguiente periodo.

La luna menguante lidera esta fase que protagoniza la característica de la perspectiva. Para Sánchez, en este ciclo la mujer se relaciona con lo exterior desde el “no quiero, no me gusta, no me complace, no estoy de acuerdo”.

“Aquí la principal característica es equilibrar nuestra energía dándole profundidad y perspectiva a nuestros procesos”.

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La clave del aprendizaje

Uno de los objetivos de la autora es democratizar la información para todas las mujeres y que juntas se cree una barrera de contención dentro de la cual se pueda sanar de manera segura. 

Es por ello que el aprendizaje temprano es clave para eliminar los tabúes que existen detrás de la menstruación.

“La educación que podemos recibir desde pequeñas es importante. Por eso necesitamos implementar en el sistema educativo para ayudar a las niñas en un futuro a darse lo que necesitan sin vergüenza”.

Tendencias que se experimentan

Durante el ciclo también se experimentan tendencias, movimientos que llevan a la mujer a la expansión y a la profundidad. Mientras que en la luna llena se experimenta la ovulación y en la luna nueva la menstruación, en la luna creciente hay una tendencia a la expansión.

Según la autora, esta se experimenta desde que se finaliza el sangrado hasta la ovulación. 

“Sus características nos hacen más propensas a socializar, coquetear, ser compasivas, construir, formar alianzas, entre otras”.

Cuando se produce la expansión es más común experimentar felicidad, empatía, agrado, disposición y optimismo.

“Aquí es más fácil notar el cielo azul, oír a los pajaritos cantar y disfrutar tiempo con nuestra familia”.

Por su parte, la tendencia a la profundidad se experimenta desde que termina la ovulación hasta que se menstrua. “Se nos hace más propensas a disfrutar tiempo a solas, consentirnos, ser críticas, dejar ir, manifestar nuestra creatividad desde la destrucción, poner límites, pasar tiempo contigo misma”.

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