El Heraldo
Lina es cosmetóloga y espera sacar su línea completa de cuidado facial.
Orlando Amador Rosales
Millennials

Lina Miserque, la sucreña que encontró el éxito en Barranquilla

De llegar solo con su maleta desde Corozal, Sucre, esta joven de 28 años ha logrado consolidar su empresa de maquillaje. Aquí cuenta su historia.

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Lina Miserque Salgado se mudó a Barranquilla huyendo de una relación tormentosa y anhelando tener una vida tranquila. Lo que ella nunca imaginó es que, con el paso del tiempo, arriesgaría todo por consolidar lo que hoy día se conoce como ElleHeme, una tienda de maquillajes que cuenta con un punto físico en el norte de la ciudad y 100 mil seguidores en Instagram. 

Tenía 19 años cuando dejó Corozal (Sucre) y se arriesgó a empezar sola en una ciudad lejos de los suyos. Al llegar, vivió en una pensión y trabajaba en una empresa de comunicaciones. 

A Lina le costó acostumbrarse a una ciudad que, a diferencia de su pueblo natal, vivía a millón. Varias veces quiso tirar la toalla y devolverse, pero se negaba a sentirse derrotada y se quedó. En la empresa a la que llegó la ascendieron, pero luego pasó a trabajar en una agencia de viajes pagando la nómina, mientras estudiaba contaduría. 

Con los días se dio cuenta de que esa no era la carrera que quería estudiar y en sexto semestre se retiró. Siguió trabajando en la agencia de viajes y, a la vez, vendía pijamas para tener un ingreso extra. A pesar de contar con un trabajo estable, Lina sentía que eso no la llenaba, no la hacía completamente feliz. 

Una noche comenzó a ver tutoriales de maquillaje por Instagram y eso llamó su atención. Así fue como dejó de vender pijamas y se motivó a vender labiales. Lina se dio cuenta que con esos productos le iba mejor y siguió con ellos. Su primer pedido fue de $300.000 y asegura que “se vendieron en menos de nada”. 

Así nació @makeup_elleheme en Instagram. Allí vendía maquillajes que compraba al por mayor en una tienda de Medellín (Antioquia) y sus clientes empezaron siendo su familia, amigos y compañeros de la empresa.

Lina recuerda que su novio de ese momento fue quien la impulsó a vender por cantidades mucho más grandes. Llevaba días viéndola emocionada con sus maquillajes y sus tutoriales hasta que un día le propuso traerle labiales desde China.

“Él me propuso traer 500 labiales y yo estaba dudando porque no sabía qué iba a hacer con tantos. Así empecé a publicarlos, los ofrecía al por mayor, por unidades, por docena y los vendí en menos de un mes. Él me vio ese potencial para vender y me apoyó”.

En el día atendía su puesto en la agencia de viajes y por la noche se dedicaba a su emprendimiento. Anotaba los pedidos, armaba los domicilios y al día siguiente los enviaba. Así distribuyó su tiempo por casi dos años, hasta que un día, cansada de las llamadas de atención por estar en el celular recibiendo pedidos, renunció. 

En 2017 Lina se arriesgó a dejar un trabajo estable por dedicarse, por primera vez, a lo que de verdad le gustaba: su negocio de maquillaje. Un día, en una de sus idas al Centro, se encontró con un posible proveedor que le solicitó más de 500 unidades, pero que al final quedó en nada, pues la mercancía demoró casi un mes en llegar. 

Fue una joven distribuidora de maquillaje la que “salvó” a Lina en ese momento, pues fue ella quien compró la mayoría de productos. Así recuperó sus ingresos. Ya no solo vendía labiales, sino polvos, bases, correctores, entre otros. Su casa se convirtió en su bodega y desde allí se encargaba de todo, desde la publicidad hasta la venta y distribución de pedidos eran realizadas por Lina. 

“No tenía vida social, pero me apasionaba mucho. Ahí me di cuenta de que eso era lo que me gustaba y empecé a estudiar cosmetología y me gradué”.

 

 

Orlando Amador

No ejerció la carrera, pero le sirvió para conocer sobre el cuidado de la piel y el correcto uso de los productos de belleza. Lina crecía en seguidores y con ellos su empresa. Luego de dos años de trabajar, sin ver el dinero pues siempre lo invertía, abrió su propio local en junio de 2019. Desde entonces, Lina supo que lo primero que debía hacer era seguir ofreciendo productos de calidad, que cumplieran con todos los documentos y certificaciones requeridos por el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima). 

“Luego de abrir el local, asistí a ferias en el Hotel Dann Carlton y en el centro comercial Mall Plaza, esas fueron las que me impulsaron y me ayudaron muchísimo. Me tocó ahorrar demasiado para pagar el stand, fueron 15 días de feria y en tres días recuperé la inversión. Fue una locura”, recuerda con alegría.

De ahí en adelante Lina ha trabajado para consolidar su empresa y posicionarse en redes sociales. El 2020 fue un año decisivo y retador para la joven. Trabajaba todo el día, e incluso se acostaba pensando en lo que debía hacer al día siguiente. En medio de la pandemia sostuvo su empresa con ventas a domicilio. 

Actualmente cuenta con cinco empleados en el local. ElleHeme se volvió una empresa familiar pues su hermano se encarga de la administración, ella, en compañía de su hermana, de la publicidad y redes, y su mamá del recibimiento de la mercancía. 

Además de vender sus maquillajes de marcas colombianas, también sacó adelante su línea de jabones faciales, tónico de rosas y acaba de lanzar al mercado sus brochas de maquillaje. Este año espera lanzar su línea facial completa que actualmente se encuentra en proceso.

A sus 28 años, esta sucreña vive agradecida con todo lo que ha podido lograr en Barranquilla, una ciudad a la que llegó hace casi 10 años y que, como ella dice, “la adoptó“, con sus maletas y ganas de salir adelante. 

A mí Barranquilla prácticamente me adoptó y la gente me apoyó demasiado (...) Es muy bonito que las personas me quieran sin conocerme
Empresa familiar

En medio de la pandemia, Lina tuvo que trabajar el doble para sacar adelante su emprendimiento, hasta que un día aceptó que no podía seguir llevando una rutina tan agitada y le pidió a su hermano que trabajara con ella. Desde entonces asegura que Alex Miserque ha sido pieza clave para la consolidación de su empresa. Es él quien se encarga de la administración del local y de buscar los contactos con los proveedores y laboratorios para la creación de los productos originales de su marca.

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