Una idea de negocio con sabor a granola
Daniela y Carolina Yepes crearon una marca de granola natural que tiene presencia en más de 70 puntos entre tiendas especializadas y supermercados del país.
Experimentando. Así, Daniela Yepes originó hace cuatro años un emprendimiento que poco a poco se fue convirtiendo —con el apoyo de su hermana Carolina Yepes— en una marca de granola 100% natural. Su negocio ahora tiene presencia en más de 70 puntos de venta dentro de tiendas especializadas y de supermercados ubicados en Barranquilla, Cartagena, Santa Marta, Sincelejo, Valledupar, Montería, Cali, Bogotá, Medellín, Manizales, Pereira y Bucaramanga.
Daniela narra que todo se inició en el momento en que decidió hornear su propia granola, pues, afirma, en el mercado no encontraba una que reuniera todos los nutrientes que beneficiaran su organismo.
“Recuerdo que la granola resultó tan buena que todos en la casa, hasta mis amigos cercanos, la querían. En ese instante no estaba pensando en venderla, pero luego mi hermana le vio el potencial y me propuso que la comercializáramos en nuestro tiempo libre, ya que ambas trabajábamos en ese momento. Cuando mi mamá escuchó la idea confió en lo que estábamos proyectando y decidió regalarnos la primera caja de frascos para que empezáramos (…) La granola que resultó de esa mañana es la misma que hoy día se encuentra en nuestro negocio”, señala Daniela.
Por su parte, Carolina explica que a partir de ese suceso se dedicaron a presentársela a sus amigas para “ver qué pasaba”. A su vez se dispusieron a compartirla en sus cuentas de Instagram, manifestando que la tenían para la venta.
“Una semana después nos dimos cuenta que las personas que nos habían comprado nos estaban pidiendo más. Desde ahí vimos que había un potencial grande y que merecía nuestra concentración total, así que renunciamos a nuestros empleos (…) Al inicio no contábamos con un capital para trabajar, así que con los recursos que recolectábamos en las ventas comprábamos los implementos y los insumos”.
Carolina recuerda que en el instante en que empezaron a crecer se vieron obligadas a desarmar la sala de su casa para transformarla en el lugar de logística y despacho, mientras que en la cocina se generaba la producción. Fue un lapso en que pudieron aprender de la importancia de la disciplina y la constancia.
El siguiente paso fue abrir su primera planta de producción en la capital del Atlántico, trasladándose tiempo después a otro sitio más amplio que cumpliera con todo lo que les demandaban sus productos. En esa iniciación reconocen que fue importante el voz a voz, la asistencia a ferias y la presencia en las redes sociales, pues la sumatoria de estas dieron como resultado la consolidación de la marca en el mercado de Barranquilla y el reconocimiento en varias partes de Colombia. Empezaron con el sabor original y a través de los años fueron creando otros sabores como: coco vainilla y macadamia chocolate.
El nombre que eligieron para la marca fue Amande, que significa almendra en francés y representa lo que es su producto: “puro, honesto, sano, entero, sabor tostado y colores tierra”.
Daniela explica que en resumen el camino que han transitado ha estado colmado de altibajos que las han llevado a entender que emprender no es fácil, pero “sin duda cuando se ven los resultados y se aporta bienestar y salud a los demás, resulta gratificante”.
“Somos conscientes de que todavía tenemos un camino largo por recorrer. Sin embargo, con amor, disciplina y perseverancia nos gozamos el recorrido (…) Contamos con una página web, mediante la cual recibimos los pedidos y realizamos los envíos en todo el territorio colombiano”.
Daniela, que es administradora de empresas y tiene 27 años, da a conocer que tienen un centro de producción en Barranquilla y un centro de despachos en Bogotá, donde emplean a 10 mujeres, algunas madres cabeza de hogar.
Si bien su producto insignia es la granola, explican que en la marcha han ido agregando al portafolio otros que responden a su filosofía de cero azúcares, cero harinas refinadas y cero aditivos. Entre estos sobresalen “las trufas de granola, la torta de banano y el açai bowl”.
Amande para Daniela es un sueño hecho realidad. Asegura que de pequeña siempre le gustó la cocina, de modo que siendo coherente con ese pasado su visión se enfocó en lograr un negocio de comida que hoy día es una realidad y que se ha convertido en toda una aventura.
Dentro de su negocio los proyectos que mantienen juntas estas hermanas están orientados hacia la expansión. Principalmente están focalizadas en ofrecer una variedad de productos y explorar nuevos mercados. Incluso, vislumbran la posibilidad de llegar a España, ya que han podido ver que allá hay un gran potencial para su marca.
“Empezamos hace unos meses a vender en España y queremos fortalecer las ventas en toda la Unión Europea. De momento contamos con una página web que funciona allá y trabajamos en una en la que toda la Unión Europea pueda hacer sus pedidos porque nos han contactado de Italia y Francia. También queremos desde Colombia exportar a otros países de Latinoamérica y a Estados Unidos en una mediano o largo plazo”, señala Carolina.
Estas hermanas afirman que Amande las ha unido mucho más. Califican como una bendición el hecho de poder compartir juntas este camino como socias, pues se complementan a la perfección y nunca les falta la motivación mutua. Las funciones de Daniela dentro de la empresa están enfocadas en la parte comercial y de mercadeo, mientras que Carolina está encargada de la logística y la producción.
Para Carolina, de 32 años, y quien también es administradora de empresas, su idea de negocio le genera satisfacción personal, pues de pequeña se visionaba con tener un emprendimiento que generara empleo. Ese deseo se dio como inspiración al ver a su madre, Carol Martínez, que cuenta con una repostería, y a su papá, Augusto Yepes, que tiene su propia empresa.
Sueñan con seguir construyendo una marca “honesta, que aporte bienestar y salud a la familia de #Amandelovers. Además, la meta es que sea amada a nivel internacional”.
A los jóvenes que desean emprender les dicen que no se rindan. “Emprender está lleno de altibajos, pero la clave está en confiar en uno mismo y en el producto que se tenga. Los esfuerzos poco a poco irán dando frutos y es ahí cuando se darán cuenta que todo valió la pena”.
Daniela y Carolina dan a conocer que la pandemia ha sido para ellas el tiempo idóneo para seguir creciendo y para crear nuevas recetas. De hecho, del confinamiento nació la línea vegana apta para diabéticos que recientemente lanzaron y que cuenta con dos sabores de granola: choco pistacho y ‘naked’. También se dedicaron a fortalecer el canal de ventas virtual, mediante su página web y por Rappi. Uno de los factores que más se vio afectado, en su caso, fueron los insumos que escasearon y aquellos que, por ser importados, presentaron un alza en su valor. Aún así se dedicaron a sortear el momento, sacándole “la cara buena a todo”.
