El Heraldo
Magdalena

Los perros criollos que buscan ser lazarillos de estudiantes invidentes

Los caninos que conviven en la Universidad del Magdalena serán adiestrados como guías para alumnos con discapacidad visual. 

Una pasarela canina que llevó por nombre ‘Ladridos Incluyentes’ fue el primer paso para la materialización de un proyecto que afianzará los espacios de inclusión en la Universidad del Magdalena y cuyos actores son los estudiantes con discapacidad visual y los perros que conviven en el campus.

Promovido por la Dirección de Desarrollo Estudiantil, a cargo de la psicóloga magister Jeimmy Patricia Polo Rojas, el propósito es adiestrar a estos animales para que sirvan de acompañantes o guías a los estudiantes invidentes.

La iniciativa se enmarca en el programa ‘Amigos de los que no pueden ver’, lanzado durante la pasarela, el cual busca apadrinar un adiestramiento canino.

Posteriormente habrá una socialización, en la que los encargados de la instrucción puedan conocer a sus ‘alumnos’ y con su experticia establecer en qué condiciones de salud están y determinar cuáles podrían ser trabajados y convertidos en lazarillos.

“No todas las razas sirven para poder hacer el acompañamiento a discapacitados visuales, pero dimos este primer paso a través de esta pasarela”, dijo Raúl Novoa, miembro del equipo de trabajo de la dirección de desarrollo estudiantil y propulsor del proyecto.

 

Los perros

Los perros objeto de esta tarea llegaron desde hace años a la Universidad del Magdalena provenientes de barrios populares circunvecinos como Las Malvinas, 8 de Febrero, Villa del Carmen, Los Laureles, Villa Marbella y Santa Ana. 

Hoy son 28 los caninos que forman parte del patrimonio de este centro de educación superior.

‘Parce’ y ‘Guardián’, fueron los primeros en llegar a la U, pero poco tiempo después dos estudiantes los adoptaron.

Paseándose por los espacios de la alma mater quedaron Mandy, Fito, La Mocha, Tigresa, Simón, Bruno, Lulo, Angustia, Blacky, Pinky, La Viejita, Diablis, La Chiqui, Oreo y Zorrito,  entre otros.

Con collares de colores diferentes son identificados, así: 

Los que portan en sus cuellos el amarillo son las hembras dóciles; los de azul, los machos mansos y los que tienen el color rojo, los ariscos.

“Son para alumnos, profesores y empleados, los verdaderos amigos que enseñan el valor de la tolerancia, la lealtad y el perdón”, dijo Raúl Novoa.

Y es que la interacción entre perros y estudiantes en la Universidad del Magdalena hace parte del cotidiano, en donde las muestras de amor mutuo han permitido que al interior de la institución se observe un ejemplar crecimiento como sociedad.

Además, es la evidencia de que la inclusión va más allá de la academia y que para avanzar como humanidad y respeto se debe amar a los animales.

Generan seguridad

Luis Quintero Botello, psicólogo invidente, egresado de la Unimagdalena y actualmente profesional de apoyo en la Dirección de Desarrollo Estudiantil y coordinador de procesos de educación inclusiva en la institución, manifestó que lograr este proyecto de promover o formar perros guías resulta de gran importancia para la persona en condición de discapacidad visual porque “nos genera autonomía, independencia y seguridad”.

“Al momento de salir un ciego con el bastón, solamente identifica lo que tiene al frente hacia abajo, mas no hacia arriba”, explicó.

Añadió que “los caninos adiestrados nos identifican este tipo de obstáculos y hacen que los sobrepasemos de la mejor manera”.

En la Universidad del Magdalena hay siete estudiantes invidentes y otro tanto con baja visión. 

Quintero Botello manifestó que este proyecto es pionero por parte de la Unimagdalena a nivel de universidades en el país. 

Señaló que en Colombia existe la Fundación de Perros Guías, con asiento en Soacha, Cundinamarca, y la persona en esta condición de discapacidad tiene que desplazarse hacia ese municipio para integrarse un mes con el perro, y que este se acostumbre a ella y viceversa. 

El significado

Los perros guías o lazarillos no son mascotas, son animales de servicio que desempeñan una labor de asistencia muy importante para las personas con discapacidad visual.

Prácticamente se convierten en sus ojos, ayudándole a evadir una infinidad de obstáculos, que podrían representar un peligro para el dueño debido a las barreras arquitectónicas.

Por tanto, se requiere una capacidad bastante alta de inteligencia y nivel de entrenamiento avanzado del animal.

Álvaro Macías, adiestrador de perros guías, dijo que “a pesar de que los perros pueden ser entrenados para evitar varios obstáculos, no son capaces de distinguir colores como el verde y el rojo, de forma que no pueden interpretar un semáforo”.

La legislación

Carlos Parra Dussán, director del Instituto Nacional para Ciegos, explicó que el Código de Policía, Ley 1801 de 2016, establece en el artículo 124 numeral 2 que no se les puede “impedir el ingreso o permanencia de perros lazarillos que, como guías, acompañen a su propietario o tenedor en lugares públicos, abiertos al público, sistemas de transporte masivo, colectivo o individual o en edificaciones públicas o privadas”.

Señala que el lenguaje habla de no impedir, pero no del derecho a llevar su perro guía.

“En conclusión, la legislación colombiana es muy genérica en cuanto a los perros guía, por lo que se requiere una ley específica, para que las personas ciegas tengan la plena seguridad de entrar a los estableciemientos públicos con su asistencia animal, sin temor a que se les impida el ingreso por llevar a su amigo de cuatro patas”, precisó.

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