El Heraldo
Barranquilla

Medicamentos con restricción: un mercado ‘tóxico’

Expendedores farmacéuticos violan las normas, comercializando productos de control especial sin fórmula médica.

Los medicamentos que deben ser vendidos solo por prescripción médica se comercializan sin control, como pan caliente, en tiendas y farmacias de barrios.

Así lo constató EL HERALDO en un recorrido por varios de estos establecimientos. Con algunas excepciones, los tenderos entregan los medicamentos, lo que está prohibido por ley.

Conseguir en Barranquilla sedantes como el Clonazepam no es tan complicado en droguerías del sur, como en  la carrera 8 con calle 40, donde es posible comprar por cajas este potente producto, conocido también como Rivotril.

(En uno de los establecimientos visitados en la carrera 8 el vendedor se ofreció a conseguir los medicamentos vía telefónica).

“No manejamos medicamentos formulados, pero los puedo conseguir y mandarlos a domicilio”, respondió el farmaceuta de una de las droguerías visitadas por EL HERALDO en el barrio La Alboraya.

Mientras que en otra farmacia ubicada en la calle 40 con carrera 19, el farmaceuta respondió: “No tengo la caja completa, pero te vendo un cartón (10 pastillas) por $20.000”, es decir, cada pastilla de Clonazepan tiene un valor de $2.000.

Y fue despachado, pese a que el medicamento tiene una franja morada que significa que  hace parte de los medicamentos de uso especial. Además este contenía un sello  de “uso exclusivo de entidad institucional”.

De acuerdo con el Decreto 3050 de 2005, los medicamentos formulados solo se deben vender en droguerías y farmacias, pero esta norma es violada.

Para el presidente de la Asociación Colombiana de Ingeniería Química, Oswaldo Del Castillo, el problema de fondo es de cultura ciudadana.

“Comprar medicinas sin respaldo o prescripción es atentar contra la salud propia. Hay expendedores que atrevidamente recomiendan productos sin conocer la situación de la persona o sin soporte científico, para inducirla al consumo de un medicamento de uso restringido”.

El ‘top‘ de los sedantes. Según la Secretaría de Salud Departamental, entre los medicamentos de mayor consumo en el Atlántico durante 2013 figuran el Alprazolam de 0.5 miligramos, con 1.022.086 unidades vendidas; el Clonazepam de 2 miligramos, con 998.535; la Clozapina de 100 miligramos, con 944.029, y el Fenobarbital de 100 miligramos, con 890.522.

Y aunque  el número de visitas realizadas por esta secretaría a establecimientos farmacéuticos se elevó a 844 el año pasado –297 más que en el 2012– y el número de investigaciones contra droguerías por incumplir la norma pasó de 42 a 27, la coordinadora del Programa de Control de Medicamentos y Dispositivos Médicos, Dilia Borge, admite que aún  queda trabajo por hacer:

“Cuando encontramos medicamentos en puntos no autorizados, abrimos una investigación administrativa. La reducción en 2013 del número de investigaciones indica que la gente está entendiendo el riesgo de estos productos”.

Desde el punto de vista de la toxicidad, el asunto es más grave. El toxicólogo Agustín Guerrero advierte que no son medicamentos inocuos. Sobre todo, no lo son los identificados con franjas de color morado, los de control especial.

Existen 79 medicamentos de control especial distribuidos por la industria farmacéutica privada en Colombia, relacionados por el Fondo Nacional de Estupefacientes del Ministerio de Salud. Veintitrés de ellos son del monopolio estatal, como fenobarbital, hidrato de cloral, metadona y morfina clorhidrato.

Una de las mayores preocupaciones es que los que más compran estos medicamentos son menores de edad. Con anterioridad ha sido denunciado el consumo de estos medicamentos por parte de los jóvenes. 

(Los medicamentos controlados que requieren de prescripción médica no se deben vender a domicilio ni al menudeo).

Se destruyen sí o sí. “Cuando son decomisados por no estar autorizados, por vencimiento o por llevar sello de uso institucional, los guardamos mientras avanza el proceso, pero todos son destruidos como medida de seguridad. Que el responsable resuelva la falta o pague la sanción no implica su devolución”, concluyó Borge.

Angelina Peña, médico especialista en autoría, argumentó que en casos como los de dengue los pacientes continúan ingiriendo vasoconstrictores y antibióticos, porque acostumbran a asociar la fiebre con procesos infecciosos.

Venta libre

Sobre tabletas de venta libre como el Ibuprofeno, el Acetaminofén y los antigripales, frecuentemente usados para síntomas de resfriado común, asegura que se debe tener aún más cuidado, ya que todos contienen vasoconstrictores y estimulantes como la Fenilefrina. “El ibuprofeno puede causar úlceras estomacales sangrantes e insuficiencia renal, y el acetaminofén toxicidad hepática. Las reacciones adversas van desde somnolencia, sequedad bucal, hipertensión y arritmias cardíacas, hasta estimulación del sistema nervioso central, con insomnio y ansiedad”, expresa Guerrero. Alertas como la del Invima acerca del antiinflamatorio nimesulide, con base en un estudio realizado por la Agencia Europea de Medicamentos, demuestran que el problema de la automedicación y de la formulación informal sigue en pie. 

(El Clonazepam, vendido a $20.000, era de “uso exclusivo entidad institucional”).

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