Las casas multicolores con techos de pajas del barrio Abajo que tanto inspiraron a la compositora barranquillera Esthercita Forero y a pintores como Néstor Loaiza, entre muchos otros artistas, hoy están siendo reemplazadas por bodegas industriales y comerciales, con lo que se no solo se está perdiendo el patrimonio sino una buena parte de la historia de la ciudad.

La historia se remonta a 1857 cuando el Concejo Municipal le da la calidad de ciudad a Barranquilla y la demarca en tres zonas: Abajo, Barrio Arriba del Río y el Centro, tal como lo describe el periodista Andrés Salcedo, uno de los que más le ha escrito al barrio.

Todo es el TLC. Uno de sus líderes, Julio Consuegra Cerpa, le echa la culpa a lo que llama apetito voraz por los Tratados de Libre Comercio, TLC, porque muchos empresarios están adquiriendo las casas de la zona para convertirlas en bodegas.

“Como los buques van a llegar al puerto de Barranquilla con gran cantidad de mercancías, piensan tomar el barrio como bodega. Todo indica que el meollo del asunto es el TLC, pero por cada casa que nos tumban a nosotros en el barrio Abajo es como si le quitaran o arrancaran la hoja a un libro con la historia de Barranquilla”.

Por lo anterior, Consuegra pidió la colaboración de las autoridades del Distrito y de la comunidad en general, para que los ayuden a defender lo que queda del tradicional sector.

Asegura que el barrio Abajo hace parte de la historia de Barranquilla y de Colombia porque por allí entraron muchas culturas, de ahí su lucha para que lo declaren patrimonio histórico, cultural, deportivo y turístico.

Agrega que aparte de las bodegas en que han sido convertidas muchos inmuebles, otra situación que prendió las alarmas fue la demolición de la casa de la calle 43 con carrera 50B (acera noroccidental en la esquina donde funcionaban billares El Lobo), para habilitarla como un motel.

“Esa casa de esquina tenía siete puertas y allí se reunían nada más y nada menos que Alfonso Fuenmayor, Álvaro Cepeda Samudio, Gabriel García Márquez y otros intelectuales. Esa casa tenía más de cien años de construcción y hoy funciona allí un motel. Hicieron la reconstrucción republicana de la fachada, pero sabemos lo que sucede adentro, las nuevas páginas de la historia no las podemos ver”, expresó Consuegra con cierto tono de picardía.

Alfredo Ruiz Charris, otro veterano del sector, asegura que los inversionistas tienen los ojos puestos en el barrio porque es el epicentro de Colombia por su ubicación geográfica.

Con nostalgia, recuerda que son muchas las casas que, pese a su valor cultural e histórico, como la cárcel Obando, donde estuvo preso el legendario Papillón, y los inmuebles en donde vivieron Gabriel García Márquez, Alejandro Obregón, Sonia Osorio y Joe Arroyo no han sido protegidas como patrimonio.

Reynaldo Miranda Cuesta, otro habitante del sector, dijo que a lo mejor les llama mucho la atención que en barrio Abajo hay lotes que no se consiguen en ninguna otra parte, puesto que en esas casas existieron los famosos pasajes de 12 metros de frente por 45 metros de fondo. “Esos son adecuados para las bodegas que quieren los inversionistas, no sabemos por qué ofrecen tanto dinero por una casa que no cuesta lo que pagan. Ofrecen hasta $250 millones y …¿quién se opone a una oferta de esas?, expresa con preocupación al agregar que a pesar de estar cerca del arroyo de la Felicidad, el sector es estrato 3. Muchos se han visto obligados a terminar con la arborización de los patios para construir piezas y arrendarlas para poder subsistir.

Gabriel Rodríguez Diazgranados dice que el barrio no ha sido protegido como Bellavista, Alto Prado y Prado.

“Hasta el nombre nos han cambiado porque el nombre es barrio Abajo del Río y fuera de eso las viejas arquitecturas de la época ya no existen. Por ejemplo, en la calle Bolívar con Aduana vivía Esthercita Forero. Esa casa la tumbaron y la convirtieron en una metalmecánica”.

“¿Por qué no protegen el barrio?, ¿será que lo quieren desaparecer?, porque con el nuevo POT todas las estructuras que nos muestran se ven sin urbe y tenemos entendido que en la Casa del Carnaval quieren construir la plaza de la cultura y el carnaval, arrasando tres manzanas de la calle San José a la avenida Caracas, y de la avenida la María al callejón de la Primavera, quieren desaparecer todo eso, y nosotros lo que queremos es que nos protejan el barrio por donde nació la Guacherna, la Cambamba, las mejores cumbias, las primeras letanías, y nada de eso han tenido en cuenta”, comenta Rodríguez.

Urge protegerlo. El arquitecto José Ignacio Vengoechea, director seccional de la Cámara Colombiana de Infraestructura, considera que lo que sea verdaderamente patrimonio y valga la pena mantener hay que conservarlo a toda costa. Dice que, hasta donde conoce, el Distrito está siendo muy celoso con el mantenimiento del patrimonio hasta el punto que no se permitía la ampliación de la carrera 50 entre la iglesia del Carmen y la Vía 40.

“Estoy de acuerdo en que se debe impedir la destrucción de lo que es el patrimonio arquitectónico de la ciudad. Me parece que se pueden declarar sectores patrimoniales y establecer una prioridad de cuáles son las edificaciones que valdría la pena preservar.

El secretario de Planeación, Miguel Vergara, asegura que tal como lo establece el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial, el barrio debe ser conservado como una zona patrimonial y cultural, que es la única manera de que llegue la inversión adecuada al sector.

Por Alexandra De la Hoz

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