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Barranquilla

10 tareas pendientes del Hotel El Prado

La posibilidad de que sea entregado en concesión hace más cercana su recuperación. Esto es lo que debe mejorar.

La reciente invitación pública del Fondo Nacional de Turismo, Fontur, para participar en la concesión del Hotel El Prado, proyecto denominado ‘El Renacer del Prado’, tiene hoy a la expectativa a la ciudad y a los empleados del emblemático cinco estrellas barranquillero. De los 91 que aún laboran, el que menos tiempo tiene suma 7 años de servicio. Por eso sienten el lugar como “propio”.

A los trabajadores que les preguntan por la nueva propuesta del Gobierno Nacional –con esta van cuatro, la última fue en 2014– aseguran que la ven, inicialmente, como una alternativa “positiva” para salir de la crisis del pago de los pasivos laborales y pensionales y para recuperar la infraestructura hotelera que desde hace años se ve afectada.

Fontur busca un nuevo concesionario para operar el hotel a través del sistema de Asociación Público Privada (APP). Entre las condiciones, el operador debe tomar El Prado en concesión por 30 años y debe ‘inyectarle’ $180.000 millones para restauración, dotación y decoración, así como para la construcción de un área de comercio y ocio en los terrenos no desarrollados. Esto sumado a la construcción de tres sótanos de parqueaderos, cambio de uso de la torre ejecutiva del hotel a un apartahotel y área de Wellness.

Opiniones

Esta semana, el presidente de Cotelco Atlántico, Mario Muvdi, mostró su optimismo frente a la nueva propuesta de Fontur. “Realmente esperamos que esta vez sí se den las cosas porque vemos esta como la última opción para El Prado”, dijo.

Sostuvo que tal como se encuentra planteado, el proceso es “más atractivo” que el realizado el año pasado, el cual contemplaba inversiones por $40 mil millones y que finalmente se cerró sin recibir ninguna oferta.
María José Vengoechea, presidenta de la Cámara de Comercio de Barranquilla, opina que la recuperación de El Prado es un tema importante, no solo por su legado histórico sino por el aporte al sector hotelero y turístico de la toda la región.

La reactivación del proceso de concesión, según la ejecutiva, es de vital importancia ya que implica la restauración del inmueble así como la renovación de zonas verdes, la gestión cultural y generación de empleo en la ciudad.

El secretario de Cultura Distrital, Afif Simán, considera que quien llegue a operarlo debe tener en cuenta que las intervenciones en infraestructura que se hagan deben ser contemporáneas para que se realce el diseño histórico. “Un falso histórico no sería vistoso. Es preferible hacer un diseño por contraste y no hacer torres imitando un estilo”, manifestó.

Historia y presente

El Prado abrió sus puertas al público el 15 de febrero de 1930. Inicialmente fueron 193 habitaciones en distintas categorías, dotadas de la mejor comodidad.
Restaurantes, piscina, espacios comerciales y rutilantes salones engalanaron por años las tres primeras alas del hotel. Después de mucho tiempo, entre 1991 y 2005, fue construida la cuarta torre que se llamó Ejecutiva y aumentó la capacidad de hospedaje con 79 habitaciones.

Hoy todo el lugar ocupa una manzana completa con 15.000 metros cuadrados.

Sin embargo, desde hace muchos años El Prado, considerado un bien de interés cultural, no tiene mayor inversión. No se cae a pedazos, como mucha gente dice, pero cada vez es más evidente el paso de los años.

Delma Navarro, quien trabaja en el hotel desde 1985 y lleva siete años ocupando cargos distintos –actualmente es la gerente operativa– sostiene que aunque en múltiples ocasiones se le ha hecho “mantenimiento”, hoy el espacio necesita mayor inversión.

“Amueblamiento general de habitaciones, esa es una de las partes más críticas porque el cliente que viene a la ciudad quiere encontrar más modernismo. Nosotros sabemos que tenemos unas muy bonitas habitaciones, de una arquitectura clásica, pero necesitamos renovarlas”, expresa Navarro.

Lo mismo señala Gustavo Bolaño, quien lleva 29 años de servicio. Para él, la inversión debe estar en las habitaciones, baños, televisores y en Internet.

“Si no mejora no tendrá mucho movimiento. Años atrás teníamos 55% de ocupación y no teníamos competencia, pero ahora hay mucha”, asegura el trabajador.

Luego de un recorrido por el hotel, con ayuda de varios de sus empleados, EL HERALDO elaboró un listado de las 10 tareas pendientes que, por lo menos, debe asumir el nuevo operario de El Prado:


1. Viejo aviso de neón  con las cinco estrellas



Si bien la arquitectura del hotel es imponente a simple vista, décadas atrás fue instalado en la parte alta de su entrada un aviso en neón para orientar de noche a los huéspedes. El aviso que dice Hotel El Prado en color azul y tiene por debajo una franja roja con cinco estrellas se volvió un referente para la ciudad. Hoy, inservible, solo adorna la parte alta de la primera área que tuvo el hotel.

2. Mobiliario de las habitaciones



El Hotel El Prado cuenta con 272 habitaciones, todas en diferentes categorías. Una estándar puede llegar a costar por noche entre 130 y 150 mil pesos, mientras que una suite, entre 280 mil y 600 mil pesos. La suite presidencial, construida en 1988, dotada de muebles de madera y pisos de mármol, puede llegar a costar 800 mil pesos. Esta tiene balcón con vista hacia la calle 72. De acuerdo con Delma Navarro, la decoración de todas las habitaciones quedó estancada en el tiempo. Muestra de ellos son los teléfonos y televisores convencionales que aún permanecen allí. Tampoco hay servicio de wifi.

3. SOS por las centenarias bongas

Aunque no pertenezcan al hotel, las centenarias bongas que lo rodean también son un referente. En múltiples ocasiones, personal del hotel y la comunidad han denunciado el grave estado en que se encuentran estos árboles, situación que ocasiona un verdadero riesgo para los transeúntes. Piden que las autoridades ambientales del Distrito intervengan para “salvarlas”, como un tesoro de la ciudad.

4. Tecnología en los salones de eventos



La torre clásica de El Prado tiene 12 salones, y la Ejecutiva, 4, que son usados para congresos, fiestas y eventos, desayunos de trabajo y conferencias. Todos funcionan, pero, de acuerdo con lo expresado por los empleados del hotel, estos sitios no cuentan con la tecnología suficiente para cumplir al máximo con los requerimientos actuales. Se necesitan, según los empleados, equipos audiovisuales, luminarias tipo led y mejoramiento de la acústica.

5. Cambio en equipos industriales



Los equipos industriales como aires acondicionados centrales, calderas y mobiliarios de los salones están obsoletos, manifiestan los empleados. La lavandería y las cocinas, que llevan muchos años sin inversiones importantes, hoy también requieren de una urgente modernización para que sigan prestando sus servicios por muchos años.

6. El servicio a la comunidad


La tradicional Pizzería de El Prado no funciona desde 2008. El Bar Caribe fue cerrado en 2007 y el restaurante Príncipe Eduardo, con los llamativos muebles rojos y su extensa carta con menú internacional, cerró sus puertas en 2000. Estos espacios, que eran los principales sitios donde la comunidad barranquillera gozaba de los servicios del hotel, hoy tienen otros propósitos: guardan sillas y muebles dañados. El espacio de la pizzería, que los domingos se llenaba con los feligreses de la iglesia Inmaculada Concepción y otros comensales familiares, solo necesita los insumos para la comida. Todo está intacto, aseguran.

7. Falta una piscina de niños



Delma Navarro, gerente operativa de El Prado, señala que la piscina para niños es un espacio que le ha hecho falta al hotel desde hace años. Manifiesta que los huéspedes con familia, según ella, siempre preguntan por esta debido a que la de adultos es de medida semiolímpica. Hoy esta piscina se mantiene en servicio, y para su uso, de acuerdo con la ejecutiva, existen planes como el pasadía, en el que se cancelan 38.000 pesos por persona. Esto incluye una parrillada, agrega Navarro.

8. Sin la galería comercial



Años atrás, dicen empleados del hotel, a un costado del ‘lobby’ funcionaba una galería comercial donde se encontraban locales con distintos servicios. Agencias de viajes, tienda de mensajería, peluquería, tienda de recuerdos, sastrería, tienda de ropa y zapatería fueron abiertas para la comodidad de los huéspedes. Los trabajadores de El Prado indican que este servicio debe reabrirse porque “el hotel no puede aislarse de la comunidad porque este es un hotel emblemático, insignia de Barranquilla”.

9. Un nuevo ascensor



Pese a que fue instalado desde que se inauguró el hotel y no ha dejado de funcionar, el ascensor se encuentra en excelentes condiciones. Incluso es uno de los servicios más “consentidos” del hotel, destacan los trabajadores. Su madera y los adornos en bronce reflejan la suntuosidad de los años mozos del hotel. Huéspedes, sin embargo, creen que este sistema debe tener un reemplazo o, por lo menos, uno alterno moderno en el que puedan subir hasta lo más alto del hotel (piso 3) más de tres personas.

10. ‘Primeros auxilios’ a los pisos



Baldosas blancas y negras se extienden a lo largo y ancho del hotel. Aunque la mayoría no ha perdido el brillo de los primeros años, algunas se ven desgastadas y están a punto de quedar en color cemento. Los trabajadores consideran que para no acabar con el toque clásico e imponente que le dan estos dos colores, el piso no debe ser cambiando sino que se deben reemplazar las placas que estén dañadas. El ‘lobby’ es la zona donde más se aprecia el desgaste de la superficie.
 

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