Se elevan a 5 las víctimas de la tragedia en la vía al mar
El conductor y una de las pasajeras fueron identificados.
Eran las 4:40 de la tarde del lunes. En los kilómetros 60 y 70 de la vía al Mar, en jurisdicción de Lomita Arena, Bolívar, la tarde era tranquila, monótona, de esas que parecen repetirse como una especie de vieja postal. En la carretera los autos iban raudos, a unos 90 kilómetros por hora, que es el límite permitido en ese sector.
Freddy Rojas se encontraba sentado en la terraza de su pequeña casa-finca, a la que separa de esta vía rápida escasos 200 metros.
En ese mismo instante escuchó el sonido que trastocaría esa amable pasividad con la que se venía desarrollando el día. Ese impacto se convertiría en la génesis de una tragedia que ya deja cinco personas muertas y una herida de gravedad.
UN GOLPE SECO
“Sonó el golpe seco, como cuando una llanta se revienta, y salí con mi hija a mirar. Primero vimos el carro que quedó arriba en el puente y, enseguida, vimos la llamarada del otro carro que cayó en la cuneta. Ese carro se prendió rápido y vimos a la señora que estaba afuera, a unos metros del carro y no sabemos si salió del impacto o por ella misma. La pobre mujer gritaba pidiendo auxilio”, recordó Rojas.
En ese momento, como en dos filas indias en sentido Cartagena- Barranquilla y viceversa, los autos se empezaron apostarse a un lado de la carretera.
“La gente se bajó, varios de los que estábamos ahí empezamos ayudar a la señora, que estaba caliente y casi sin ropa. Otros sacaron extinguidores de los carros e intentaron apagar el carro en llamas, pero eso no le valió nada, y otras personas estaban ayudando al señor del carro de arriba, que tenía un pierna atrancada en las latas”, agregó.
De acuerdo con Rojas, varias ambulancia hicieron presencia a los 10 minutos de la colisión entre la mini van, de placas KFT-698, conducida por Ricardo Castillo De Moya, y en la que viajaban dos mujeres y dos menores de edad; y el automóvil Chevrolet Optra, de placas QHI-392, conducido por David Ucrós.
“A la primera que se llevaron fue a la mujer, después en otra ambulancia evacuaron al señor del carro. Todo el mundo estaba pasmado”, contó Rojas.
“Qué triste que no se pudo hacer nada por esas personas, el carro duró prendido como media hora y se fue apagando solo. Llegaron los bomberos y lo terminaron de apagar, a las 7:30 la gente del CTI empezó a recoger los cadáveres y las 8 una grúa retiró el carro”, añadió.
HERIDA FALLECIÓ
La mujer herida murió ayer a las 6:17 de la mañana. Se trataba de Ana Farid Díaz Leal, de 50 años. De acuerdo con el parte médico entregado por el Camino Universitario Adelita de Char, presentaba quemaduras de tercer grado en más del 90% del cuerpo, y traumas en los brazos y las piernas.
La otra víctima identificada es el conductor de la mini van, Ricardo Castillo De Moya, residente en el barrio Olaya, en el suroccidente de Barranquilla.
“El carro es de un primo mío y lo que sabemos es que un amigo de mi tío le pidió el favor de que lo fuera a recoger, eso es lo que sabemos hasta ahora”, señaló Josimar Arana Castillo, sobrino del conductor. “Él tenía un prótesis en la pierna derecha y, por eso, vamos tratar de reconocerlo porque su cadáver está irreconocible”.
PRONÓSTICO RESERVADO
Sobre el estado de salud de David Ucrós, quien permanece hospitalizado en la Clínica Porto Azul, del centro asistencial se informó que está en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). “Con afectaciones en las extremidades inferiores, en hígado y estómago. Su pronóstico es reservado”.
El capitán José Luis Gómez, jefe de la seccional de Tránsito de la Policía en el Atlántico, reiteró que la posible hipótesis es la invasión del carril contrario por parte del Chevrolet, que chocó en un costado a la mini van.
En el lugar del accidente se podía observar ayer la baranda del puente aboyada y retorcida. A unos pocos metros, abajo en la cuneta, varios restos de la van incinerados y desperdigados, como un extinguidor vacío, una llanta, envases plásticos de refrescos, un solitario zapato entre la maleza, un chaleco reflectivo chamuscado y trozos de madera que todavía humeaban como visibles señas de la magnitud de esta tragedia, que enlutó las carreteras del país.
