El Heraldo
Jhon Robledo
Judicial

Tenis colgados: ¿Es aún un mensaje cifrado del crimen?

A través del tiempo son muchos los lenguajes utilizados por las bandas criminales para dar mensajes. La práctica es desestimada por las autoridades.

En los años 80’s, el antiguo F2 buscó descifrar los mensajes que utilizaban las bandas delincuenciales para comunicarse entre ellas en la ciudad de Barranquilla. En medio de las investigaciones por parte de esta extinta dependencia de la Policía, develaron cómo funcionaban los métodos de seguridad que usaban y, hasta el día de hoy, siguen implementando las llamadas ‘ollas’ de vicio.

En las indagaciones constataron que afuera de las ‘guacas’ siempre había uno o dos ‘campaneros’ quienes eran los encargados de dar aviso a sus cómplices que operaban dentro, cuando las autoridades estaban cerca del negocio y, posiblemente, podrían efectuar un allanamiento.

Actualmente, algunas comunidades creen que esta práctica todavía es utilizada como un mensaje cifrado de las organizaciones delincuenciales; otras consideran que hace parte del imaginario popular, una idea que es validada por el propio comandante de la Policía Metropolitana de Barranquilla (Mebar), general Diego Rosero.

EL HERALDO hizo un recorrido por varias calles de la ciudad y evidenció que en el cableado hay tenis amarrados, situación que habitantes de las zonas relacionan con algunas prácticas ilegales.

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Zapatos expuestos

Pero eso no era todo, de acuerdo con un ex investigador judicial, quien trabajó para esa unidad en ese entonces, solamente bastaba con alzar la cabeza y ver que al frente o al lado de las ‘ollas’ de vicio se encontraba un par de tenis enredado en un cable de la red eléctrica, pues este era otro método empleado por los jíbaros para que sus clientes conocieran la ubicación del negocio.

“Lo de los tenis es muy viejo. Principalmente lo usaban las personas que venden droga. Ellos ponían unos zapatos en unos alambres con el propósito de que los consumidores supieran donde estaba la ‘olla’ de vicio”, dijo el investigador retirado.

Historia

La utilización de los zapatos colgados en un cable de energía se remonta al siglo pasado, y se atribuye el inicio de la práctica a los Estados Unidos, cuando era usada por una moda de arte callejero o como una manera de marcar territorio de pandillas o de venta de droga. De ahí se extendió hacia Centroamérica y Suramérica, donde varias pandillas la adoptaron. El nombre que las autoridades le dieron fue shoe tossing.

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“Mito urbano”

Esta teoría también es respaldada por el comandante de la Mebar, quien dijo que el tema de los tenis colgados se convirtió “en un mito urbano”.

“En algunas ocasiones han mencionado que al observar zapatos en los cables de la electricidad significa que allí funcionan expendio de estupefacientes. Eso en algún momento en otras ciudades pudo haber sido cierto”, indicó el oficial.

Rosero también dijo que desde el 16 de febrero del presente año la institución, en el área metropolitana, ha realizado 71 allanamientos contra expendios de estupefacientes y no han hallado zapatos colgados enfrente de los negocios ilegales. “En Barranquilla, en la actualidad, no hemos encontrado esa práctica”.

Otros mensajes

Así como en algunas ‘ollas’ de vicio que cuelgan los zapatos al frente, el comandante señaló que “hay otros códigos que se utilizan. Por ejemplo, los narcotraficantes que marcan sus paquetes de cocaína. Es una marca que significa que ellos son los propietarios (…) de esta manera se mueven de un país a otro y es reconocida por esos códigos que se ponen sobre estas panelas o paquetes”.

Calle de uno de los barrios del suroccidente de Barranquilla donde se ven colgados dos tenis de color negro en uno de los cables de energía. Cortesía
“Es algo cotidiano, por eso no hay denuncia”

El sociólogo Guillermo Mejía dijo que muchos de estos mensajes son desconocidos por la comunidad y en ocasiones esta queda “expuesta” en medio de la jerga delincuencial.

“La aparición de zapatos colgantes es un claro mensaje que podría leerse como ‘aquí mando yo’, ya sea por extorsión, recordación o prevenir la acción de otros. Es comprensible que existe un acuerdo en el ámbito delictivo para que dicha lectura surta el efecto deseado”, explicó el sociólogo.

Mejía también aseveró que con estos mensajes “las bandas delincuenciales marcan su territorio”, interpretándose una señal de “provocación” o de “amenaza”.

“Estas prácticas se vuelven cotidianas, como si fuera lo más común del mundo, como si se asimilara a la vivencia y las costumbres, de allí que muchas de este accionar delictivo no se denuncian ante la autoridad competente”, explicó el también docente universitario.

“Aguas, aguas”

Según el exinvestigador, cuando estaba en medio de las averiguaciones, encontró otras estrategias que utilizaban los ‘campaneros’ para avisar la presencia policial, una de ellas era que gritaban “aguas, aguas” y así alertaban a sus cómplices.

“Recuerdo muy bien esa y otra, en una ‘olla’ tenían dos perros de raza dóberman y los ponían en las entradas de ‘la caleta’ para que así cuando llegáramos, nos decían que iban a amarrar a los perros y ahí mismo botaban la droga o la transportaban a otra parte. Así hay muchas señales, hasta colocar un trapo de un color rojo en la entrada de la ‘olla’ e indicar que está abierta para los consumidores.”

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