El Heraldo
En la carrera 18 con calle 25A-14 del barrio Santa Elena de Santa Marta fue asesinado el juez Cotes Laurens.
Judicial

“Me pusieron una lápida en el pecho”: juez asesinado

EL HERALDO reconstruye el asesinato del Juez Javier Cotes Laurens, baleado el 3 de noviembre de 2001. Por este hecho nunca hubo un condenado y el proceso está a punto de prescribir.

El pasado lunes 3 de noviembre se cumplieron 17 años del asesinato del juez segundo penal del Circuito Especializado de Santa Marta, Javier Alfredo Cotes Laurens. De acuerdo con las autoridades, una vez perpetrado el homicidio, se barajaron múltiples hipótesis, cada una de ellas en direcciones opuestas y con diferentes aristas; sin embargo, ninguna de ellas ha podido demostrar quienes son los autores materiales y determinadores del hecho criminal que conmovió a la capital del Magdalena y a la justicia colombiana. 

A las 7:30 de la mañana del lunes 3 de diciembre de 2001, en la carrera 18 con calle 25A 14 del barrio Santa Elena, en Santa Marta, llegó un hombre y se asomó a una vivienda de dos pisos. Este hombre preguntó por “el señor de la casa” a una mujer que se encontraba en una mecedora en el garaje de la vivienda, cuya puerta estaba abierta de par en par.

La mujer que atendió al desconocido era la cuñada del juez Cotes Laurens. Ella, desconfiada por no conocer al hombre, le preguntó que a cuál señor se refería, a lo que el hombre contestó: “Vengo por las llaves del carro”.

“Yo, por lo general, entrego las llaves, pero como no conocía a ese hombre subí al cuarto a buscar a Javier. Él se encontraba dormido y yo lo desperté, le dije que hay un hombre que vino por el carro”, explicó la cuñada de Cotes Laurens a policías judiciales que se encontraban en labores investigativas horas después del crimen.

“Le pregunté si entregaba las llaves y él me dijo: Bueno. Después me dijo que mejor bajaba y bajé con él a la puerta del portón del garaje”, señaló la mujer que, al acompañar a su cuñado a la puerta, notó que afuera estaba una motocicleta y que en ese vehículo llegó el hombre que lo había ido a buscar por las llaves.

El sicario desenfundó una pistola e impactó en 10 oportunidades la humanidad del juez Javier Cotes Laurens.
Rigoberto Rojas Mendoza, alias el Escorpión.

“Yo vi cuando el señor que estaba en la moto arrancó y mi cuñado Javier se quedó hablando con el hombre que le pidió las llaves del carro. Enseguida subo al segundo piso y me puse a hablar con mi hermana; como a los 3 minutos sentimos los impactos de arma de fuego”, prosiguió su relato a las autoridades.

Horas después del crimen, los investigadores pudieron establecer que fueron tres motocicletas las que actuaron en conjunto para cumplir su cometido de asesinar al juez Cotes Laurens, quien solo llevaba un mes en su cargo de juez especializado en los Juzgados de Santa Marta, luego de ejercer como Juez sin rostro en la ciudad de Bogotá.

Ese día dos sujetos que se desplazaban en una moto de referencia DT 125 se detuvieron frente a la residencia. Uno de los sicarios se bajó de la moto, desenfundó una pistola calibre 9 milímetros automática  y la accionó en más de 20 oportunidades, impactando en 10 de ellas en la humanidad del juez de 44 años. 

El sicario emprendió su huida en una segunda motocicleta junto a otros dos sujetos más que los esperaban cerca del lugar. Señala el informe de investigación judicial presentado a un Fiscal URI de la época, quien fue el primero en investigar el hecho. 

“Enseguida bajé con mi hermana, que es la esposa de Javier. Él se encontraba tirado en el suelo con su cabeza debajo del carro, por la puerta delantera. A unos metros se encontraba el señor que vino a buscar las llaves del carro, él estaba pálido y  asustado. Yo supongo que él debió haber visto todo lo que pasó, porque él estaba ahí; inclusive, después de haber pasado eso entregó las llaves del vehículo al hijo de Javier”, explicó la cuñada de la víctima a los policías que tomaron testimonio de todos los testigos presenciales del atentado.

“Nosotros no nos percatamos de hacerle preguntas al hombre porque Javier quedó vivo. Cogimos a Javier y lo montamos en el vehículo del vecino y lo llevamos al hospital y  el hombre que pidió las llaves le había perdido la pista”.

Sobre el misterioso sujeto que pedía las llaves del vehículo del juez, los investigadores judiciales establecieron pocas horas después de perpetrado el hecho que se trataba de un mecánico que, al parecer, había sido contratado por el juez 3 semanas antes del crimen. Este, al parecer, debía reparar los amortiguadores del vehículo.

Organizaciones que defienden los derechos humanos buscan que este crimen sea declarado de Lesa Humanidad.
Declaraciones de AUC en Justicia y Paz señalaron a Hernán Giraldo como uno de los determinadores.

Mientras que los investigadores judiciales recolectaban testimonios y relatos de las personas que pudieron presenciar el crimen, el cuerpo del juez Cotes Laurens fue trasladado hasta las instalaciones de Medicina Legal Norte, seccional Santa Marta. Allí, médicos forenses evidenciaron que la víctima recibió 10 disparos pero también encontraron algo inesperado. En medio del ataque a bala, el juez había recibido una puñalada en su costado izquierdo.

Horas después del ataque, investigadores pudieron entrevistar al desconocido mecánico que estuvo presente durante el ataque. El hombre, identificado como Jorge Luis Linero Rodríguez, declaró que durante el ataque se encontraba dentro del automóvil y que se había agachado para acomodar del tapete del carro. Versión que, al parecer, contradice otras entrevistas de los testigos y familiares que habían indicado que no escucharon el motor del carro o vieron que el automóvil de propiedad del fallecido fuera encendido.

El mismo día del homicidio, técnicos de la Sección de Información y Análisis indicaron que luego de la muerte del juez especializado Javier Alfredo cotes Laurens, labores de inteligencia establecieron que los sujetos que perpetraron el ataque, en el momento de su fuga se ocultaron en un inmueble ubicado en la calle 26 número 17A-11.

De acuerdo con el informe, el inmueble pertenece a Ana Rojas Mendoza, quien es hermana de Adán Rojas Mendoza, alias ‘el Negro’. Para la época este hombre era cabecilla de la organización ‘los Rojas’, integrada por reconocidos jefes paramilitares de la región del Magdalena. 

De acuerdo con el informe de verificación de la policía, en el inmueble se percibían “movimientos extraños”.

Esa información de inteligencia cobró más fuerza en la época de los hechos, cuando, al revisar cuales fueron las actuaciones judiciales de Cotes Laurens como juez especializado que podrían ser móvil de su asesinato; los peritos encontraron una coincidencia que en ese momento daría una luz para establecer los autores intelectuales del hecho. 

“Durante el mes de noviembre de 2001, justo el tiempo que estuvo el juez Cotes Laurens a cargo del Juzgado Segundo Especializado, realizó dos fallos de fondo: Una sentencia absolutoria a un procesado por el delito de tráfico de estupefacientes; la segunda fue una sentencia condenatoria el 22 de noviembre que afectó a Rigoberto Rojas Mendoza, alias ‘El Escorpión’, hermano de Adán Rojas Mendoza, alias el Negro”, señaló un informe presentado a la fiscal especializada del caso que, para la época, investigaba el crimen.

Los mismos investigadores pudieron establecer que en la ciudad de Santa Marta, durante los años 2000 y 2001, se venían desarrollando amenazas contra jueces, unidades de la Fiscalía y de la Policía Nacional en las que las autodefensas al mando de alias ‘el Negro’, Adán Rojas Mendoza, perteneciente al bloque Caribe de las autodefensas liderado por Salvatore Mancusso, tenían como plan atentar contra miembros de las instituciones del estado en Santa Marta para forzar una reacción de las autoridades en contra de Hernán Giraldo Serna, alias ‘El señor de la Sierra’, cómo se hizo en días previos al asesinato del juez Cotes Laurens, cuando se atentó contra agentes de la policía antinarcóticos en la carretera que de Santa Marta conduce a Riohacha.

“En el momento de la muerte del Juez en diciembre de 2001, estaba ocurriendo una guerra entre grupo de Hernán Giraldo Serna y las AUC de Los Castaños para fortalecer su ejército. Por orden de Rodrigo Tovar Pupo alias ‘Jorge 40’, llaman a ‘Los Rojas’ para combatirlo. Para ese entonces se creía que la muerte del juez pudo haber sido por el fallo contra ‘El Escorpión’, sin embargo con los años por testimonios rendidos por paramilitares en Justicia y Paz se responsabilizó a Giraldo Serna de esta muerte”, señaló a EL HERALDO, una fuente cercana al caso.

“Entre las múltiples direcciones que ha tenido el proceso de  investigación se ha involucrado a mucha gente, incluyendo a empresarios que tenían injerencia en la zona durante la época”, agregó la fuente sobre la investigación. Esta casa periodística pudo conocer que el proceso se encuentra en el Juzgado Décimo del Circuito de Bogotá para la Organización Internacional del Trabajo.

Interceptaciones telefónicas de miembros del CTI y testimonios de paramilitares que se acogieron a la ley de Justicia y Paz señalaron como uno de los determinadores a Adriano Segundo Sánchez Comas, alias ‘Adriano’, actualmente este es el único procesado por el homicidio del Juez Cotes Laurens, su proceso se encuentra en etapa de juicio por Ley 600.

Las organizaciones que defienden los derechos humanos piden que el caso del Juez Javier Cotes Laurens sea declarado como Crimen de Lesa Humanidad para evitar su prescripción que se podría dar en tres años.  

 

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