Hieren a tiros a hermano de mecánico asesinado
Un chaleco evitó que 13 balas acabaran con la vida de Yasser Fill en un esquina del barrio San Felipe. Se encuentra estable en una clínica.
Yasser Fill Escorcia estaba de pie junto a su moto en la esquina de la calle 70C con carrera 21B a las 6:30 de la mañana, esperando que su pareja, enfermera, saliera para llevarla a su trabajo, cuando dos sujetos en una moto se acercaron y dispararon 13 tiros en su dirección.
Algunas fallaron, dos de ellas impactaron: una en su bíceps derecho, la otra en el muslo izquierdo. Las demás hicieron colisión en un chaleco antibalas que usaba.
Quemaba unos minutos hablando con su primo, ambos mototaxistas, cuando sucedieron los hechos. Este primo fue quien lo llevó a una clínica cercana.
Yasser es el cuarto hermano de 10, conocidos como los ‘Vivecos’ por el nombre de su madre Viveca Escorcia Bermejo. “Porque son varios y todos son muy parecidos”, explica la señora sentada en una mecedora en su casa, con la mirada perdida en la calle que está detrás de la ventana.
“Búscame la mochila con los papeles”, le dice a su hija, que prefiere que se reserve su nombre, la única mujer entre los nueve hombres que está de pie a su lado. De la mochila comienza a extraer cédulas, carpetas con procesos jurídicos y recortes de periódicos, los recuerdos de “una historia repetitiva” de su familia.
Hace un mes
El recuerdo más vívido para Escorcia sucedió el pasado 27 de diciembre, cuando Jorge Fill Escorcia murió luego de que recibiera dos tiros en el abdomen que le propinaron también sicarios en una moto, mientras jugaba dominó.
Su medio hermano Jorge Enrique Escorcia, quien era investigador del CTI, fue baleado en marzo de 2009 en su casa en el barrio El Valle.
Otro de sus hijos, Enrique, fue asesinado el 11 de agosto de 2002 en medio de un atraco en el barrio La Esmeralda, en un lugar conocido como las ‘Tres Piedras’.
“Están acabando con nosotros de a uno, ¿quién seguirá en la lista?”, exclama la señora con una voz que se quiebra en la última sílaba de la pregunta.
Yasser, quien se encuentra estable y consciente en una clínica de la ciudad, hizo parte de la Policía, tal como varios de sus hermanos y familiares. “Se retiró de la Policía voluntariamente porque decía que no aguantaba el estrés al que era sometido”, contó Viveca Escorcia.
Desde entonces se ha desempeñado como mototaxista y se reunía junto a un grupo de colegas en la esquina donde sufrió ayer el atentado.
Luego de la muerte de Jorge en una clínica, otro hermano que aún es policía le prestó a Yasser el chaleco antibalas que lo salvó. “Por el teléfono tenía una serie de amenazas, mensajes de texto y hasta de voz”, manifiesta la madre.