El Heraldo
Una patrulla de la Policía custodia una nevada de buses. Luis Rodríguez Lezama
Judicial

Año 2012 y año 2022: las similitudes en extorsiones a transportadores

Existen circunstancias que son investigadas por autoridades. La hipótesis en el crimen de Ángelo Cerra Jaimes.

Entre 2012 y 2013, comerciantes formales e informales, así como diversos gremios de la ciudad, entre estos el transportador, fueron blanco de intimidaciones de bandas criminales con el fin de que pagaran el llamado impuesto de “sostenimiento de guerra”. Asesinatos de conductores y desmembramientos de personas marcaron las amenazas. Diez años después, casualmente, ha ocurrido lo mismo, incluso justo en el mes que los eventos de años anteriores. ¿La misma estrategia?

Esta hipótesis se desprende de solamente revisar los periódicos de ayer. En los meses de junio de 2012 y mayo-junio de 2013 fueron registrados por este medio casos de extorsiones contra el gremio transportador que, posteriormente, derivaron en los asesinatos de conductores. Jairo Rangel Bueno, empleado de Sobusa, y Juan Carlos Silvera y Édgar Escobar Ruiz, empleados de Coochofal, terminaron muertos en atentados. Además resultó herido a bala en un ataque perpetrado por criminales Walter José Meléndez, otro conductor, empleado de Sobusa.

Aparte de esto, en junio de 2013 llamó poderosamente la atención la aparición en el sector de Las Flores del cadáver desmembrado de un hombre que, en su momento, se identificó como Reyniero Alexander Márquez Duque, de 28 años de edad.

Trascendió en aquella época que Márquez Duque estuvo desaparecido durante cuatro días de su hogar, ubicado en el municipio de Soledad, hasta que posteriormente fue hallado sin vida.

El vigilante de una propiedad privada situada junto a la prolongación de la Vía 40, tramo que conduce hacia el corregimiento La Playa, fue el que descubrió a eso de las 7:30 de la mañana del domingo 16 de junio los restos del individuo en un sector enmontado y dio aviso a las patrullas del cuadrante Las Flores.

Esta misma persona describió a las autoridades que las extremidades de la víctima permanecían en bolsas de basura, mientras que el torso estaba en una canasta plástica gris, similar a las utilizadas en el comercio. Cada extremidad tenía uno o dos metros de distancia una de la otra y el torso era el que estaba más distante de la carretera.

Posterior al levantamiento se supo que la víctima había estado presa en una cárcel y tenía poco tiempo de haber recuperado su libertad.

Autoridades municipales, gobierno central, Policía y entes investigadores coincidieron en aquel momento en que los ‘Rastrojos-Costeños’ eran los autores intelectuales tanto de los crímenes cometidos en contra del gremio transportador como el del desmembramiento del hombre.

Situación actual

Diez años después de todos estos sucesos volvieron a aparecer, o se registraron en medios, las intimidaciones hacia empresas transportadoras y, más allá, los asesinatos de conductores. Willington Hernández Borja, conductor de Cootrab, filial de Coolitoral, fue asesinado el pasado sábado 23 de julio, y su compañero José del Carmen Hernández Padilla, de la empresa Coolitoral, resultó muerto a tiros dos días después. Y el último caso fue el de John Pardo Castillo, conductor de Transmecar, asesinado el domingo 31 de julio.

Pero previo a esos crímenes también ocurrió el asesinato y el desmembramiento de un hombre, que si bien no se ha asociado con los casos de los conductores, quienes dieron la orden para que se cometiera el hecho resultaron ser los mismos.

Ángelo Aldair Cerra Jaimes, de 34 años, fue asesinado entre la noche del 4 de junio y la madrugada del 5 de junio. Ese mismo día, ya por la tarde, su cuerpo fue dejado por partes en distintos sectores de la localidad Metropolitana de Barranquilla, tal y como ocurrió años atrás con Reyniero.

La orden de su asesinato y el posterior desmembramiento fueron atribuidas a Ober Ricardo Martinez Gutiérrez, alias Negro Ober, cabecilla de los ‘Rastrojos-Costeños’.

En una primera etapa de la investigación por el crimen del hombre se dijo que su muerte habría estado asociada a su supuesta participación en otra banda criminal como “informante”, pero esa versión fue desmentida por la propia Fiscalía. Luego se dijo que un supuesto romance con una joven del establecimiento donde Cerra Jaimes fue asesinado habría motivado a los llamados ‘cachorros’ de Ober a cometer el crimen. Sin embargo ahora también está en el radar de las autoridades si la víctima fue escogida al azar y terminó siendo desmembrada para atemorizar a terceros.

El pasado martes, después de un consejo de seguridad, el ministro de Defensa, Diego Molano, señaló que Ober, Juan Manuel Borré Barreto y alias Tommy Masacre era los “enemigos de Barranquilla”, en sentido de que estos serían quienes, desde prisión, estarían intimidando a sus víctimas para que paguen cuotas extorsivas. Para ello habrían montado nuevamente el mismo entramado criminal de los años anteriores.

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