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Las extorsiones, hechas por grupos delincuenciales, son uno de los delitos más temidos por los comerciantes. Shutterstock
Judicial

Extorsión: radiografía de uno de los delitos más intimidantes

De acuerdo con el Gaula, el 90 % de la violencia en casos de extorsión se presenta cuando la víctima paga una o varias veces  y después intenta dejar de hacerlo.

Los asesinatos del tendero Gerardo Reyes Vega y  Wilber Salazar Vega, administrador de una residencia, fueron aviso de que las extorsiones volvían a hacer que se derramara sangre en Barranquilla, como ocurrió siete años atrás.

 Junio de 2013 fue un mes sangriento para la capital del Atlántico por cuenta de este delito. La organización criminal ‘Los Rastrojos’ acababa de dividirse, creando dos cánceres que afectaban seriamente la seguridad de la ciudad: ‘Los Costeños’, comandados por Jorge Eliécer Díaz Collazos, alias Castor, y ‘Los Vallunos’, al mando de Senén Fabio Cedeño Camelo, ‘Arturo’.

 Barranquilla se convirtió en un territorio que “necesitaba” ser conquistado por una de las bandas dedicadas al tráfico de estupefacientes en la región. Las calles fueron el escenario de una guerra civil que  obligó a que ‘Castor’ y ‘Arturo’ hallaran en la extorsión su “mejor” fuente de financiación.

Para la ciudad, este delito no era desconocido. En los años anteriores, se había visto cómo ‘Los 40’, ‘Los Alcatraces’ y ‘Los Meza’ exigían dinero a empresarios y comerciantes. Una estrategia aprendida de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Sin embargo, las grandes empresas no eran el objetivo de ‘Los Costeños’ y ‘Los  Vallunos’. Ellos iban por el dinero de las clases media y baja. Pero no todos accedían a las pretensiones de estos delincuentes y hubo muerte.

Las vendedoras de chance Gloria Galván, Alexandra Hincapié y Ana Rosa Blanco; los conductores de bus urbano Jairo Rangel y Edgar Escobar; así como los comerciantes Maximinio Ramos y Jhon Freddy Ospina fueron apenas siete de las víctimas mortales de la nefasta campaña de “plata o plomo”.

Hoy, cuando se tiene conocimiento de solo dos crímenes por cuenta de la aparente reactivación de la campaña, la Policía Nacional, desde el mando central, ya empieza a contraatacar.

El general Fernando Murillo, director nacional del Grupo de Acción Unificado para la Libertad (Gaula), visitó este medio para dar a conocer los avances en investigaciones, los resultados que se han obtenido y lo que se conoce de cómo la extorsión sigue siendo una herramienta de las bandas delincuenciales.

Un delito “fácil”

Para el general Murillo, la extorsión no es más que una estrategia facilista que buscan las organizaciones criminales para financiar sus accionar delictivo, pero ello no la hace menos dañina.

“Ellos no invierten dinero y, además, las personas resultan bastante intimidadas, por eso permite financiar a todo el mundo. Lo hacen los narcotraficantes, el Eln, el ‘Clan del Golfo’, ‘Los Pelusos’, disidencias de las Farc y también la delincuencia común”, explicó Murillo, aclarando que el problema no es tanto quién lo haga, sino lo que la extorsión genera en las víctimas.

Según dijo el general, la extorsión tiene una gran carga psicológica que intimida a los ciudadanos, aún a aquellos que han recibido educación sobre cómo evadirla. El temor de ser asesinado o que sus allegados sufran las retaliaciones por el no pago hace que muchos caigan en la terrible espiral criminal.

“En Colombia hay una cultura en la que el ciudadano dice: ‘Si pago me quito el problema de encima’, pero debe ser lo contrario. El 90% de los hechos de violencia en relación con la extorsión se producen cuando la persona o la empresa ha pagado y deja de pagar”, indicó.

En este sentido, el pagar una extorsión hace que la víctima adquiera un compromiso con la organización criminal que, cuando la víctima dice “no más”, empiezan a cobrar violentamente lo que creen que les pertenece.

Es por ello que  la principal motivación del Gaula a la hora de enfrentar el delito de extorsión es enseñarles a las personas a no  pagar y, por el contrario, denunciar ante las autoridades.  Ello no solo evita la pérdida de dinero, sino que  va orientando las investigaciones contra autores de este delito y se traduzca en golpes certeros contra los grupos criminales.

En Barranquilla

Las investigaciones del Gaula de la Policía Metropolitana de Barranquilla, en coordinación con el mando central, han permitido identificar a ocho estructuras criminales que utilizan la extorsión como método de financiamiento.

Algunas de estas estructuras, como ‘Los de San Roque’, están al servicio de organizaciones criminales más grandes como ‘Los Papalópez y ‘Los Costeños’, pero algunas trabajan de manera independiente.

Cada una de estas estructuras tendría alrededor de diez hombres, cada uno con funciones específicas en el proceso de extorsión.

Ello, combinado con la experiencia criminal y la “creatividad” de los delincuentes, ha dado origen a nuevas formas de extorsión, pero todas ligadas a las tres modalidades principales: la clásica, enfocada en cobros de mayor cuantía; la telefónica, generalmente perpetrada por delincuentes desde la cárcel; y la de menor cuantía, que vendría siendo la más usada actualmente por la delincuencia común y la que generó el homicidio del tendero en Barranquilla a manos de ‘Los de San Roque’.

Para el general Murillo, el caso del tendero de Chinquirá se hace preocupante porque “muy pocas veces” se ha visto que los delincuentes maten tan rápidamente luego de que una víctima se negara a pagar la extorsión. Debido a ello, se incrementaron las labores de inteligencia y la presencia de la Policía en las calles para lograr desmantelar la banda criminal responsable de la muerte de Gerardo Reyes y Wilber Salazar.

Denunciar sí funciona

A pesar de la “cultura de pago” que, de acuerdo con el general Murillo, hay en Colombia, en los últimos años ha incrementado el número de denuncias de extorsión en el país.

Las cifras demuestran que en el pasado tan solo el 10 % de las víctimas denunciaba, mientras que hoy ya se tiene registro formal de al menos el 30 % de las extorsiones, lo cual, si bien sigue siendo bajo, representa un aumento significativo, pues a raíz de ello en 2019 se produjeron más de 3.000 capturas por este atroz delito.

“Denunciar no es llevar a un estrado judicial a un delincuente, porque se pone en alto riesgo a la víctima. Hoy por hoy hablamos de una denuncia anónima a través de la línea 165 que tiene un mecanismo de confianza a la comunidad y es que sólo se contesta en Bogotá y, desde la dirección general, se inicia el proceso investigativo”, explicó Murillo.

Estas denuncias permiten a las autoridades ver el comportamiento de este delito en cada región del país y focalizar las investigaciones a puntos y sujetos específicos para que posteriormente haya un respaldo judicial probatorio cuando, posterior a las capturas, la Fiscalía impute cargos y solicite medidas de aseguramiento para los extorsionistas.

Estrategias

Las denuncias e investigaciones no solo han permitido detectar a grupos delincuenciales y nuevas modalidades de extorsión, sino que han generado que la Policía, desde el Gaula, cree nuevas estrategias para contrarrestar y contraatacar el impacto de este delito en la seguridad ciudadana.

Una de estas estrategias, según el general Murillo, es la creación de comandos especiales antiextorsión que hacen presencia permanente en los sectores donde se registran los casos.

“Con lo ocurrido en Barranquilla, crearemos un comando especial antiextorsión que trabajará en el barrio Chiquinquirá. Esta será una escuadra de 11 hombres que estarán las 24 horas del día, siete días a la semana, haciendo labores educativas, de control y atención a cualquier caso que se pueda presentar”, indicó Murillo.

Por otro lado, reveló el general, en unidad con la Unión Nacional de Comerciantes (Undeco) se propuso crear un “frente contra la delincuencia común” que permita que los comerciantes denuncien con mayor confianza si están siendo víctimas de extorsión y, al mismo tiempo, se ofrezca una recompensa por denunciar de tal manera que se generen más capturas.

Además, para disipar temores de retaliaciones posteriores a las capturas, el general Murillo afirmó que, en conjunto con la Fiscalía, se busca que los delincuentes detenidos no queden libres y, por el contrario, sean encarcelados en centros de detención de otras ciudades del país.

Extorsión “clásica”

Este tipo de extorsión se caracteriza porque los delincuentes exigen a sus víctimas sumas similares o superiores a un millón de pesos. Por lo general, los afectados son dueños de negocios, empresarios o personas de alto perfil económico.

El general Fernando Murillo precisó que generalmente quienes realizan este tipo de extorsión son miembros de bandas organizadas, son más complejas y, en ocasiones, operan para bandas criminales.

Una de las principales recomendaciones para no ser una víctima es no mostrarse ostentoso en redes sociales.

“Tío, tío, necesito dinero”

Una de las formas más recurrentes de extorsión es el llamado ‘Tío, tío’. Consiste en que los delincuentes, en su mayoría recluidos en centros carcelarios, hacen una llamada al azar.

A quien les conteste lo tratan de engañar con la frase “tío (o tía), necesito plata”, acompañada de una historia que en ocasiones muchos creen y terminan haciendo transferencias bancarias o giros en efectivo a nombre de los extorsionistas. También utilizan estrategias como ofrecer falsos regalos de empresas, encomiendas con dólares, entre otras artimañas.

La recomendación para no ser víctima es simplemente colgar el teléfono.

Modalidad de menor cuantía

La modalidad de menor cuantía tiene muchas formas de presentarse, pero la mayoría de casos se dan en sectores de estratos de uno a tres.

Los delincuentes piden dinero a los tenderos, a voceadores de prensa, vendedores ambulantes, conductores de camiones repartidores de alimentos, etc. Exigen desde dos mil hasta 50 mil pesos.

Una forma de extorsión en menor cuantía es la de la falsa vigilancia. Llegan a los barrios ofreciendo un supuesto servicio de vigilancia y cada casa debe pagarles una pequeña suma semanal. La forma de evitar caer es avisando a la Policía.

¿Cómo lo denuncio?

La forma más efectiva de contrarrestar la extorsión es denunciando. La Policía dispuso de la línea única de emergencias 123 y de la línea contra la extorsión y el secuestro 165, del Gaula.

Se garantiza total confidencialidad, incluso, si usted desea, los investigadores pueden dirigirse al sitio en el que se sienta seguro para recibir su denuncia.

“Damos garantía de que el 99 por ciento de los casos denunciados dan buenos resultados para las víctimas”, afirmó el general Murillo, quien precisó que lo ideal es no pagar nunca una extorsión.

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