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Judicial

El “milagro” de Israel, el conductor de Lolaya

El hombre de 57 años fue blanco de un ataque criminal, el pasado 23 de septiembre en el barrio Porvenir, de Soledad. Se recupera en casa.

Cuentan que mientras estaba en la clínica se despertaba sollozando, que aseguraba haber tenido una pesadilla “muy fea” en la que un sujeto le había disparado en la cara, pero no era un sueño, Israel fue víctima de un ataque a bala que ocurrió el pasado 23 de septiembre a manos de un sujeto que hizo creerle que era un pasajero común y corriente.

Vega Cabrera, de 57 años, manejaba un bus de la empresa de transporte público Lolaya hace tres años, aproximadamente. La crisis que vivió este gremio frente a los ataques inminentes de la criminalidad lo llenó de miedo; sin embargo, nunca se lo demostró a su familia.

Días antes del suceso dejó un número de teléfono en las instalaciones de su trabajo y dijo que en caso de que le pasara algo llamaran ahí.

—Señora, a Israel le dispararon—.

Quien contestó el celular y recibió la noticia fue su esposa, su compañera desde hace 34 años. Ese jueves en la tarde todo se convirtió en un caos. Después se enteró su hijo, quien como pudo llamó a su hermana mayor y le contó.

Tras el hecho, el sicario huyó, mientras que el chofer clamó que lo ayudaran. Entre los testigos y la Policía bajaron al hombre del autobús, lo subieron en una ambulancia y lo llevaron a la Clínica Campbell. Su pronóstico no era alentador.

“Él estuvo consciente”, contó su hija, una jefa de enfermeras de un hospital local. Ella fue quien intervino, pues Israel iba a ingresar al quirófano de manera inmediata.

La bala le produjo un trauma craneoencefálico y le comprometió su oído y ojo izquierdo.

“Yo pedí que esperaran, que le hicieran un tac, pero hemodinámicamente estaba inestable y esperaron. El médico me dijo que en caso de ser necesario operar todo sería muy riesgoso, porque tenían que extraerle una parte del cerebro para sacar el proyectil y quedaría con muchas secuelas”, contó la mujer.

Tres galenos diferentes habían dado todo por perdido, pero con el tiempo Vega Cabrera fue recuperándose como si se tratase de un “milagro”.

“Él estaba en la unidad de cuidados intensivos y el tac se lo hicieron a los seis días y fue cuando el doctor me dijo que ya no era necesario sacarle la bala, que si se complicaba sí, pero que en ese momento no”, agregó.

Cuenta la pariente que a Israel el oído le cicatrizó, la fractura de los huesos de la cara se le fueron cerrando y el ojo que estaba ensangrentado se aclaró.

“Gracias a Dios él salió de la clínica sin una sola cirugía. Por su mejoría fue que le dieron salida 21 días después”, señaló la mujer.

El hombre, natural de Galerazamba, Bolívar, y quien conducía buses desde los 20 años de dicho municipio hasta Barranquilla, hoy está lúcido, tiene el mismo apetito que según familiares siempre tuvo, baila y da las “gracias”.

“Él es muy tranquilo y yo digo que esa tranquilidad fue la que lo ayudó a superar todo”, apuntó su hija.

Por su parte, el hijo menor de Israel aseguró sentirse “feliz” por la recuperación que ha tenido su papá. “Cuando me enteré no sabía ni qué hacer porque me puse muy nervioso, pero gracias a Dios él fue mejorando y ya lo tenemos aquí”, finalizó.

“Esto no es un atraco”. A la familia Vega le contaron que el sujeto que quería acabar con la vida de Israel se subió al bus y luego de haber recorrido un tramo se paró del asiento y dio un mensaje.

—Esto no es un atraco, esto es con los de Lolaya—, declaró el hombre.

“En ese momento mi papá volteó a mirarlo y fue cuando recibió el disparo, y es por eso que la bala quedó alojada en el temporal izquierdo”, indicó la pariente de la víctima refiriéndose a que el proyectil se alojó cerca de su oído.

En aquel momento las autoridades corroboraron esta información, señalando que el victimario se hizo pasar por pasajero y luego atentó contra el conductor.

El ataque de Israel hizo parte de los siete actos criminales contra choferes los que la Policía responsabilizó a los ‘Rastrojos Costeños’, banda que fue desarticulada con la captura de Ober Ricardo Martínez Gutiérrez, alias Negro Ober, el último de sus cabecillas.

Respecto a ello, aunque no del todo, los parientes de Vega Cabrera aseguran sentirse tranquilos, confiados de que “Dios seguirá obrando” en el proceso de recuperación del hombre de 57 años.

EL HERALDO conoció que el proceso legal está siendo llevado por la parte jurídica de la mencionada empresa de transporte público.

Hansel Vásquez.
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