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El imperio turbio de Álex Saab

Según EE.UU., desde 2009 empezó a explotar nexos corruptos en Venezuela para tener contratos millonarios en los que estaría involucrado Maduro.

La foto con la que se le ha conocido alrededor del mundo la tomó EL HERALDO en mayo de 2011. En ese tiempo muy poco se sabía de Alex Naím Saab Morán más allá de los 520 kilómetros cuadrados del área metropolitana de Barranquilla, y mucho menos se pensaba que iba a llegar a ser la mano derecha de Nicolás Maduro y uno de los más codiciados por Estados Unidos para ser extraditado.

Se sabía que era un empresario que trabajaba con uniformes, gorras y llaveros; y que intentaba hacer parte de la ‘socialité’ del Atlántico, pero le habían negado unirse al Country Club.

En ese entonces, lo habían invitado al matrimonio de su cuñada y había posado para la página de sociales del diario. Estaba vestido de esmoquin, con el cabello hacia atrás y sin mirar directamente a la cámara. Aquella sencilla foto social sería con la que el mundo lo reconocería luego de que lo capturaran, casi una década después, en el país africano Cabo Verde por lavado de activos y corrupción.

Aun así, ese año Alex Saab siguió pasando casi que desapercibido ante los medios —y la justicia—, pues ni siquiera causó curiosidad cuando el 28 de noviembre del 2011 apareció en una ceremonia diplomática con el entonces presidente colombiano Juan Manuel Santos, la canciller María Ángela Holguín y el presidente venezolano Hugo Chávez y su entonces vicepresidente, Nicolás Maduro.

En esa reunión, el poco conocido Saab participó como representante de la empresa Fondo Global de Construcción (FGC), registrada en Malta, para firmar un convenio colombo-venezolano por $1.707 millones para la entrega de materiales de construcción para el inicio del programa estatal venezolano Gran Misión Vivienda.

Posteriormente se etiquetaría a aquel momento como el que consolidó la relación de amistad y corrupción de Saab con el régimen venezolano, hasta terminar siendo el barranquillero señalado como el principal testaferro de Maduro, responsable del presunto lavado de más de $350 mil dólares, y el encargado de los negocios con comida, oro y petróleo del Gobierno venezolano.

Saab firmó un convenio con Venezuela en 2011, ante Juan M. Santos, Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

¿Cómo llegó a Venezuela?

Si bien hoy muchos se preguntan cómo fue que el barranquillero se coló entre los beneficiarios de millonarios contratos en Venezuela, en ese entonces pocos lo cuestionaron y poco o nada se dijo de los hilos políticos que Saab había halado para llegar allí.

Medios de comunicación en Colombia y Venezuela aseguran que Saab habría obtenido sus contactos en el país bolivariano a través de Piedad Córdoba, a quien en alguna ocasión llamó su “amiga”. La exsenadora lo negó. Luego de que se conociera de la captura del colombiano en Cabo Verde (África) por una circular roja de Interpol, Córdoba dijo que se habían conocido en la campaña presidencial de Horacio Serpa y que su relación era “más que todo por el lado del papá de Alex Saab, una persona muy reconocida en Barranquilla”.

La exsenadora afirmó que ella no había presentado a Saab con Chávez ni con Maduro, pero que sí se había encontrado a Saab en Caracas y en un evento que organizó Bernardo ‘el cura’ Hoyos en Ricón Latino. Dijo que “en Venezuela hay una muy fuerte organización de los palestinos” y que ella fue presidenta del Comité ProPalestina en Bogotá, pero que “nunca” hizo política con Saab y que no tiene ni ha tenido negocios con él.

Según dijo el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, Saab había empezado en 2009 a explotar sus nexos corruptos en Venezuela a partir de Cilia Flores, esposa de Maduro, y los tres hijos de esta: Walter, Yoswal y Yosser Gavidia Flores, a quienes conocen como “los Chamos”. A través de ellos, el barranquillero y su socio, Álvaro PulidoVargas, habrían podido llegar hasta funcionarios del Gobierno en ese país para, presuntamente, hacer los sobornos y comisiones ilícitas que les permitieran obtener contratos millonarios.

Ello quedó registrado en un informe emitido en 2019 en el que EE.UU. aseguró que Alex Saab estaba involucrado “en una red de corrupción a gran escala” en Venezuela, y de la que además harían parte los hermanos de Saab, Amir y Luis, y el hijo de Pulido, David Rubio González.

Cabe destacar que Pulido es en realidad Germán Enrique Rubio Salas, quien estuvo involucrado en un caso de narcotráfico en el año 2.000 y principal socio de Saab en el establecimiento de al menos 16 empresas con las que, según Estados Unidos, tejieron su red de negocios turbios con el régimen venezolano.

Los contratos

Entre 2013 y 2015 llegó la primera alerta por corrupción en los negocios de Saab con el FGC, que había extendido su accionar a Ecuador, desde donde la Fiscalía aseguró que había ciertas irregularidades en el proceder con la empresa.

En 2016, mientras Venezuela se empobrecía, el Gobierno le abrió las puertas a Saab para enriquecerse con la contratación de Group Grand Limited, una empresa registrada en Hong Kong, para manejar los Clap (Comités Locales de Abastecimiento y Producción), por 350 millones de dólares.

Los cuestionamientos a los negocios de Saab llegaron a otro nivel en 2017,  cuando la exfiscal general de Venezuela Luisa Ortega Díaz lo mencionó por primera vez como socio corrupto de Maduro en el programa de los Clap. Sin embargo, en 2018 se siguieron firmando contratos entre Venezuela y Saab para los Clap, pero también para llevar al país medicinas, repuestos y hasta juguetes.

Un año después de las acusaciones de Ortega, la Fiscalía de México confiscó un cargamento de víveres en cajas de mercados con la etiqueta del Clap, avaluado en 61 millones de dólares, en lo cual se volvió a vincular a Saab como copropietario de la empresa.

Con la incautación, el ex vicefiscal de México Alonso Israel Lira dijo: “De acuerdo con la investigación, un grupo de personas y empresas obtienen recursos públicos venezolanos, los desvían de sus fines humanitarios y a cambio adquieren alimentos con los que especulan aprovechándose del desabastecimiento y la carestía que aqueja a Venezuela”.

El funcionario explicó, además, que la corrupción se veía reflejada en la compra de alimentos de baja calidad, exportándolos con sobreprecio a Venezuela y revendiéndolos al Estado venezolano y a la población 112 veces más costoso de lo normal, con los Clap.

En julio de 2019, el Departamento del Tesoro de EEUU emitió el ya mencionado informe sobre la corrupción y el lavado de activos de Saab, lo cual derivó en la circular roja y  su actual proceso de extradición.

Primera imagen de Alex Saab tras su reciente captura en Cabo Verde, África.

¿Qué estaba haciendo Saab?

Alex Saab fue capturado el 12 de junio en el aeropuerto internacional Amilcar Cabral, en la isla de Sal, Cabo Verde. El empresario, de 48 años, viajaba en un avión privado que solicitó autorización para poder aterrizar en la isla de Sal, con el fin de repostar combustible.

Sin embargo, la periodista e investigadora venezolana Maibort Petit dijo que sus fuentes le aseguraron que Saab no hizo nada más “una parada técnica”, sino que había llegado a Cabo Verde para  gestionar la salida de un barco, retenido en esa isla, cargado con gasolina que sería transportada a Venezuela.

El Gobierno de Maduro aseguró que Saab estaba en un viaje diplomático para conseguir alimentos para los Clap e implementos para la lucha contra la COVID-19.

Saab permanece en una cárcel en la isla de San Vicente en ese país esperando que EE.UU. solicite su extradición y haciendo lo posible por evitarla, dijo su abogado.

En Colombia el proceso continúa

La Fiscalía colombiana llamó el pasado 16 de junio a Alex Saab a juicio por el proceso que se sigue en su contra por lavado de activos, enriquecimiento ilícito y exportaciones e importaciones ficticias, relacionados con la operación de la empresa barranquillera Promotora Dubera S.A.S. en 2016, en lo que habrían participado el detenido y otras 4 personas.

El organismo anunció que seguirá con los procesos penales y las investigaciones que tiene contra Saab, aunque él no se encuentre en el país. Antes se habían impuesto medidas cautelares de embargo, secuestro y suspensión del poder dispositivo sobre siete inmuebles y lotes ubicados en sectores exclusivos de Barranquilla (Atlántico), cuyo valor superaría los $35 mil millones. Entre los predios afectados está una mansión avaluada en $28 mil millones en el sector de Riomar.

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