El Heraldo
Sector del barrio Sourdís, donde se presentó el hecho de sangre. Johny Olivares
Judicial

Asesinan de dos disparos a hombre en el barrio Sourdís

Luis Carlos Restrepo Rodríguez, de 23 años, estaba sentado en un andén cerca de su casa, cuando el parrillero de una moto lo baleó.

Eran las 11:50 de la noche del lunes. En un andén de la calle 98 con carrera 9G del barrio Sourdis, suroccidente de Barranquilla, un joven de 23 años estaba a punto de morir. Algunos aseguran que Luis Carlos Restrepo Rodríguez fumaba un cigarro de marihuana, otros dicen que solo miraba a lo lejos. Su madre, Gloria Rodríguez, como advirtiendo el peligro, le pidió que entrara a la casa. Pero el joven se negó. Antes de que el reloj marcara las 12 de la noche, Luis Carlos fue asesinado de dos balazos por el parrillero de una motocicleta.

La escena del crimen sugiere, con base en los rastros de sangre, que al joven lo llamaron sus asesinos, parqueados a unos metros de donde inicialmente estaba sentado. Se acercó a la moto y le dispararon. Herido, caminó hacia su casa, gotas de sangre trazaron una línea que terminó en un charco carmesí, aún visible al mediodía de ayer. Su cuerpo no dio más, se derrumbó sobre su propia vida.

Luis Carlos era barranquillero, el penúltimo de cinco hermanos, soltero y sin hijos. Estudió hasta la primaria, solía lavar motos y recoger basura para reciclar. Sus familiares reconocen que era drogadicto. Su madre confirma que lo hacía desde los 13 años. “Consumía ‘patra’ (mezcla de bazuco con ladrillo)”, dijo en las afueras de Medicina Legal, acompañada de una vecina. 

Sus pupilas dilatadas y las ojeras evidencian tristeza. Ante la última pregunta, Gloria calla unos segundos, mientras sus labios se pliegan con la duda. “Él robaba, robaba por la zona, quizás a esa hora estaba viendo dónde meterse”, asegura la madre con la mirada perdida en los recuerdos. 

Pandillas. Según los vecinos, Luis Carlos residía en un sector que es cercado por tres pandillas juveniles: los denominados ‘77’, ‘los Melena’ y ‘los Cartucheros’.

“Esos pelaos le buscaban peleas constantemente. Se la ‘montaban’ porque (Luis Carlos) tenía problemas para hablar, era como tartamudo, gagueaba. Muchas veces se enfrentó con ellos por esa razón, porque le ‘mamaban mucho gallo’, se ponían muy pesados con él”, explicó un pariente del joven asesinado.

Luis Carlos Restrepo Rodríguez recibió un balazo en la cabeza lado derecho y otro en el parietal del lado izquierdo, de acuerdo con el reporte legal. La Policía no le halló ninguna anotación judicial. Hasta ayer los investigadores no tenían pistas sobre identidades o el paradero de los asesinos.

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