Abejas mantienen en alerta a una manzana del Barrio Abajo
Los vecinos denuncian la indiferencia de las autoridades.
Octavio Carpintero, 37 años, dice que cuando vio al anciano “revolcándose en el piso y arropadito por las abejas”, no lo pensó dos veces: dejó en la esquina de la calle 48 con la carera 50B la carretilla con la que recoge desperdicios por las calles y penetró a la sala de la vivienda del barrio Abajo, cuya puerta se encontraba abierta.
Algunas vecinas gritaban alarmadas, dándole desesperadas instrucciones al héroe: que lo arrastrara hasta la calle, que lo arropara con una manta, que le echara agua encima.
“Y mientras tanto, las malditas abejas: clavándome”, dice Carpintero. Confiesa que era tal el dolor que por un momento pensó en dejar al anciano —quien parecía estar inconsciente— y salvar su propio pellejo.
Pero entonces vio un cuñete (de los de cinco litros) con agua y lo vació sobre la víctima. Los violentos dieron un respiro y el anciano pareció recobrar el sentido, siendo conducido por su salvador hasta el andén del otro lado de la calle.
Los periodistas de EL HERALDO fueron alertados a gritos por los vecinos. Aseguran que ninguna autoridad presta atención a sus pedidos de ayuda.
El hombre atacado se llama Timoleo Serrano, de Zapatoca (Santander). Preguntaba, confundido, por su perro (Pipo), quien apareció ileso y saludando a su amo con ladridos desde el tejado de la casa. Serrano explicó que el panal se encuentra en un agujero en una de las paredes del traspatio.
Las vecinas aseguran que sus niños son picados por las abejas cuando salen a los patios. El pastor William Campo, cuyo patio colinda con la propiedad de Serrano, también criticó la falta de atención de las autoridades.
Un bombero de la Estación 11 de noviembre explicó por vía telefónica que ayer fue reportado por la comunidad otro ataque de abejas en el barrio Las Américas, el cual tampoco ha sido atendido.
“Tenemos otras prioridades, casos más graves que atender. También tenemos mucho trabajo y poco personal”, dijo.
