La variable más común de las personas que sobresalen en cualquier ámbito positivo de la vida, es la autodisciplina. 

La determinación a tener actuaciones por iniciativa propia, a ponerse metas, a establecerse rutinas, a vivir una vida auténtica implica un alto grado de orden, de organización, de disposición y sobre todo mucha orientación al logro de los objetivos trazados, que en últimas irán revelando el gran propósito de la vida de cada persona. 
La vida es un ratico y merece la pena vivirla con intensidad, con amor, con devoción y con profunda pasión. 

A esta pasión se le enfrenta continuamente una de las grandes tentaciones humanas: las excusas, esas que entorpecen la posibilidad cotidiana de encontrar oportunidades de crecimiento y de sacar de nosotros mismos la mejor versión que podamos llegar a ser, no solo para nuestro crecimiento personal sino especialmente para ponerlo al servicio de los demás. 

El reino de las excusas está poblado de una cantidad alarmante de creativos que saben adornar con fantasías mentales un ocultamiento de los errores personales, de allí que merezca la pena que la próxima vez que sepamos que hemos cometido un error y que afecte la relación con otra persona, no le demos el aire contaminante de una mentira convertida en excusa; es mejor interiorizar, descubrir cuál fue nuestro error y buscar las acciones pertinentes para enmendarlo. 

Para ejemplificar lo anterior podemos descubrir que cada vez que hemos llegado tarde a alguna cita, no ha sido culpa del tráfico, ni de las averías de las calles, ha sido sencillamente porque no salimos con el tiempo suficiente para llegar a la hora correcta. No hay más nada que inventar. 

Cualquier meta que nos establezcamos en la vida requiere esfuerzo, sacrificio, sudor, así que para qué seguir aplazando una decisión que nos traerá beneficio, nos hará crecer, nos dará alas para volar más alto. 

Tómate el momento necesario, en el espacio deseado, con las circunstancias soñadas para trazar tus objetivos de vida, allí empezará con firmeza el camino a tu realización. 

Para esta decisión lo mejor es madrugarle a la vida. Hacerlo ahora es mejor que intentar buscar el momento idóneo para actuar, pues la idoneidad de los tiempos nunca llegará y los mejores aprendizajes de la vida se realizan en movimiento, experimentando, intentando, actuando. 

Si tus objetivos están alrededor de mejorar tu condición física ponte los tenis y empieza a hacer ejercicio ya; si lo que quieres es dejar esa relación sentimental tóxica, aférrate al momento de fuerza interior y deja la vida de dolor, no inventes una excusa más. 

Has lo que quieres y no lo que te ha tocado, la peor excusa de la vida es no tener la vida como excusa para ser feliz. 

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