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Así realizan los wayuu el chirrinchi.
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Una historia de amor detrás del chirrinchi

Ana Lucía Ballesteros y Thomas Lorenzen encontraron en el chirrinchi la mejor forma de cultivar su amor. Con esta bebida característica de la región contribuyen al desarrollo de La Guajira.

Hablar del chirrinchi en la Plaza de José Prudencio Padilla o en cualquier esquina de Riohacha, capital de La Guajira es más que natural. 

“La champaña del desierto” como muchos la bautizaron es una bebida alcohólica a base de agua y panela nativa de esta zona del país. 

Los Wayuu son los creadores de este licor. Protagonista en los velorios, festejos y acontecimientos especiales de esta etnia. El chirrinchi es su bandera, esa que los une, que comparten en cada espacio en los que se encuentran y que fue acogida como tradición por los habitantes de La Guajira.

Viendo esta bebida en cada reunión familiar creció Ana Lucía Ballesteros, una guajira que se considera optimista, perseverante y profundamente enamorada de la península que la vio nacer. Un golpe del destino la llevó hasta Nueva Orleans al mismo tiempo que Thomas Lorenzen, un joven nacido en Dinamarca que ahora es su esposo.

“No sé si fue azar del destino o simple casualidad, pero decidí realizar un intercambió académico a Estados Unidos y ahí compartía una clase con Thomas, quien también estaba de paso”.

Seis meses bastaron para que el danés y la guajira se dieran cuenta que el amor había tocado sus puertas. Impulsada por el sentimiento Ana Lucía decidió empacar sus sueños e irse a Dinamarca a terminar su formación académica. 
“Gracias a Thomas conseguí una beca  para realizar una maestría en Estudios del Desarrollo con énfasis en Emprendimiento Social en la Escuela de Negocios de Copenhague”.

“Aunque era muy feliz en Dinamarca me la pasaba todo el tiempo hablando de La Guajira, de su clima, sus costumbres y así Thomas se fue enamorando de mi tierra. Hasta que un día me dijo : ‘Vámonos a La Guajira para que tú seas feliz’. En ese momento no lo entendía pero ahora sé lo feliz que se puede ser en Colombia”. 

Regresó a su hogar con una hoja de vida llena de experiencia, una propuesta de matrimonio y las ganas de emprender un proyecto social para contribuir al desarrollo económico de la ciudad. Así nace Asawaa, un proyecto de emprendimiento que busca fomentar el turismo sostenible mediante una botella de Chirrinchi de exportación. 

“El chirrinchi es tal vez el mejor tesoro de mi departamento. Es lo que nos une en todo el territorio guajiro de principio a fin se prepara esta bebida, se comparte, se disfruta en las buenas y en las malas”, describe Ana con notable orgullo. 

Así se hace

El proceso para crear el chirrinchi comienza poniendo un bulto de panela con agua en un tanque para que se fermente durante cinco o seis días, tiempo en el cual le van midiendo el nivel de dulce.

“De ahí lo echamos en el alambique que está compuesto por varios tanques de cobre para cocinarlo a fuego lento con el fin de que evapore y finalmente se pueda obtener gota a gota el chirrinchi”, detalla Elio Peñalver, autoridad tradicional de la comunidad de Santa Rita, en Riohacha.

El alambique es hecho por ellos mismos y está compuesto por los tanques, un fogón y una alberca pequeña donde va cayendo el producto destilado.

Los wayuu dicen que solo debe usarse el guayacán como leña porque es el único palo que “le da el sabor verdadero”. “Es que este se calienta más rápido y es el indicado para que el proceso de la destilación sea perfecto”, aduce Peñalver.

Cuando comienza la destilación la bebida tiene unos 40 grados de alcohol, pero este va bajando hasta 17 que “es lo ideal”, recalca.

Para Thomas y Ana el chirrinchi se convirtió en su proyecto, en la manera de demostrar que La Guajira es más que tierra desértica. 

“Yo siempre sentí que tenía la obligación de hacer algo para mi tierra, de ayudarle, de mostrar que es multiétnica, diversa. Enseñarle al mundo que ningún paisaje es tan espectacular como los que se ven en Fonseca, Hatonuevo, Palomino, San Juan del Cesar o el Cabo de la Vela”. 

Por ello, el empaque de Asawaa luce como un mapa turístico de ese departamento. 

Más de cuatro años han pasado desde que la pareja dio el sí a las orillas del Cabo de la Vela. Thomas hoy se siente como un hijo de La Guajira, pues tanto Ana como el chirrinchi le enseñaron las bondades de esa tierra que es mucho más que sol y arena. 

Para él, no existe mejor plan que un atardecer en Palomino de la mano de Ana y una botella de Chirrinchi. 

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