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Aviso promocional de la telenovela turca ‘¿Qué culpa tiene Fatmagül?’ (i). La protagonista de la telenovela turca ‘Elif’ (d).
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Telenovelas con efecto empoderador

Algunas de las producciones turcas han incidido en un aumento de divorcios y de denuncias por abuso sexual y otras vejaciones a mujeres. 

Una tarde, después de despedirse de su prometido Mustafá, una campesina que vive en un pueblo costero, cercano a Esmirna —considerada como la ciudad más occidentalizada y moderna de Turquía—, se encuentra de frente con cuatro hombres bajo el efecto de las drogas y el alcohol. 

Tres de ellos la convierten en víctima de una violación, acabando con sus anhelos y su ‘alma virginal’. La mujer es Fatmagül, la protagonista de una producción turca, que como tantas otras originarias del que fue hogar del Imperio Otomano, ha alentado a las mujeres a defenderse, cambiar sus realidades y romper los tabúes del acoso y del abuso sexual en el mundo árabe.

Samira Ibrahim, víctima de acoso sexual en El Cairo durante la reciente revolución egipcia, contó en el documental ‘Kismet’, bajo la dirección de Nina Paschalidou, cómo encontró el coraje, a pesar de ser presionada por su familia para callar, para llevar a los perpetradores —oficiales del ejército— a la corte después de ver ¿Qué culpa tiene Fatmagül? La joven egipcia no solo ganó el caso, sino que también ayudó a detener las ‘pruebas de virginidad’, que hasta entonces eran obligatorias en el país africano para todas las mujeres bajo custodia policial. 

El equipo detrás de la telenovela manifestó que varias asociaciones defensoras de los derechos de las mujeres se pusieron en contacto con ellos durante el tiempo de transmisión de Fatmagül, e incluso pidieron ser parte de la escena final, que acontece en la corte. 

Escritas principalmente por guionistas femeninas, que empujan las narrativas hacia caminos más feministas, las producciones turcas han desatado todo un fenómeno social: familias han empezado a nombrar a sus hijos como los personajes principales, mujeres se han divorciado de sus maridos a causa de lo que vieron en la televisión, y hasta el presidente de Turquía se ha manifestado sobre uno de los programas.

Durante una encuesta reciente realizada en 16 países de Oriente Medio, tres de cada cuatro personas dijeron haber visto al menos uno de los 70 espectáculos turcos que se han vendido en el extranjero desde 2001, de acuerdo con la versión anglo del diario griego Kathimerini.

El éxito de estos shows, naturalmente, no cayó bien en los países más conservadores en el sudoeste de Asia. En Irán, donde este tipo de programas se observan a través de antenas parabólicas clandestinas escondidas en los balcones, las autoridades los acusaron de “desestabilizar la institución de la familia”.

Noor, otra serie, narra la vida de una joven turca que salta a la alta sociedad cuando su tío rico le pide que se case con Mohanad, su nieto, del que ha estado enamorada toda la vida en secreto. Hasta el argumento parece una novela estándar. Sin embargo, apartándose del modelo familiar tradicional, Muhannda impulsa la independencia laboral de su mujer como diseñadora de moda. Cuando Noor reveló a Samar —una mujer libanesa de 54 años que desde hace cuatro años vive en los Emiratos Árabes Unidos— que el matrimonio puede ser una asociación igual entre dos personas en lugar de un estado de miseria y represión, apagó su televisor y consiguió un abogado.

El profesor Geoff Beattie, del Departamento de Psicología de la Universidad de Manchester, afirmó que se ha constatado “que las personas retenemos más información cuando se presenta a través de medios audiovisuales”.

Pero la realidad no es siempre como aparece en las series, dijo la cineasta  griega Paschalidou. Una niña que se ha visto obligada a casarse a una edad temprana en Turquía no suele tener el apoyo de su familia si decide romper la relación.

Terapia médica

Hatice Yalçın, un médico de familia que vive en el estado Florida, EEUU, proporciona desde hace más de un año la terapia de Fatmagül a las víctimas de violación, haciéndoles mirar telenovela turca. Según Yalçın, sus pacientes se sienten mejor cuando ven a Kerim, el esposo de la protagonista. “El propósito es que las mujeres víctimas de un abuso no odien a todos los hombres, “planteándoles la idea de que hay hombres en el mundo como Kerim”.

Una narrativa de una Turquía moderna en los contenidos de televisión está siendo desafiada por una reacción conservadora del Gobierno y por la realidad. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdoğan, criticó la telenovela histórica basada en la vida de Solimán el Magnífico, que representa al sultán como un esclavo de su esposa favorita. La calificó como “un intento de insultar el pasado”. 

Asimismo, una encuesta reciente encontró que un tercio de los matrimonios en las provincias orientales y sudorientales de Turquía involucraban a novias muy jóvenes, muchas de ellas menores de 15 años. Esta temática es abordada en la telenovela Life Goes On, en la que una joven oriunda de Anatolia es obligada a casarse con un hombre abusivo de 70 años de edad. La niña se escapa de su yugo, pero en la realidad los finales felices son menos frecuentes. 

Otros casos

Cuando Gina Segoviano volvía del trabajo en el metro de Ciudad de México notó al llegar a su parada algo húmedo en su pantalón negro de ejecutiva, cuenta el periódico español Ahora.

Aunque Segoviano pensó inicialmente que se trataba de un escupitajo, una mujer le advirtió que era el semen de alguien que había eyaculado, aprovechando la multitud en el medio de transporte. Un reporte de la ONU, sobre movilidad urbana entre 2014 y 2015, señala que 9 de cada 10 mujeres han sido víctimas de acoso en un transporte público. 

María de Lourdes Pérez, experta en políticas de género en la Universidad Iberoamericana Puebla, citada por el medio, atribuye la perpetuación de ese tipo de expresiones a las situaciones presentadas en las telenovelas y el cine mexicano. 

Por otra parte, dos estudios del Banco Interamericano de Desarrollo —‘Telenovelas y fertilidad: las evidencias de Brasil’ y ‘Televisión y divorcio, evidencias de las novelas brasileñas’— muestran que la televisión influenció las percepciones femeninas sobre el matrimonio y la familia desde 1970 hasta 1991. Se encontró que las tasas de fertilidad fueron significativamente menores en aquellas áreas de Brasil cubiertas por la señal de la televisión de Globo, en contraste con aquellas áreas que no recibieron la señal.

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