“Soy un maniático de la investigación de campo”
‘Animales domésticos’, el libro de cuentos de Antonio García Ángel publicado en 2010, fue reeditado recientemente, y el año pasado salió su nueva novela ‘Declive’.
Antonio García Ángel nació en Cali, pero ha pasado la mayor parte de su vida en Bogotá. Su primer libro fue la novela policiaca Su casa es mi casa. García fue elegido en 2004 para el Programa de maestros y discípulos de la relojera Rolex, con lo que contó durante un año con la asesoría de Mario Vargas Llosa para la publicación de su segunda novela, Recursos humanos.
Fue elegido en 2007 como uno de los treinta y nueve autores menores de 39 años más representativos de América Latina.
En 2010 se publicó su primer y único libro de cuentos hasta el momento, Animales domésticos, que fue reeditado recientemente por Literatura Random House y el año pasado salió su última novela, Declive. El autor conversó con EL HERALDO sobre estos dos trabajos.
Para García, Animales salvajes es como una especie de menú variado de lo que él, en ese momento, era capaz de hacer. “Estaba ensayando tonos, temáticas, estilos y también fue como la recopilación de relatos que venía construyendo a lo largo del tiempo”.
Según Antonio, el cuento llegó después de la novela, contrario a lo que le pasa a la gran mayoría de los escritores que lo ven como un género de entrada.
“Yo empecé como al revés, porque la gente empieza muchas veces por el cuento y después empieza a hacer relatos”, expresó el autor, quien además adicionó que ahora se encuentra escribiendo otro libro de cuentos. “Estoy trabajando en un nuevo libro y tengo la idea de hacer que sea una contracara de Animales domésticos, de hecho estoy que le pongo Animales salvajes”.
Historias de gente real
Para el autor es importante que los personajes no estén alejados de la cotidianidad. En su última novela, Declive, el protagonista justamente es un trabajador de un call center, quien un día, en una escena muy kafkiana, descubre que sus pies están más grandes.
“En la vida real uno tiene que ir a pagar salud y pensión y por más artista que seas te toca cumplir ese tipo de cosas que son terrenales, campestres, y me gusta la idea de que los personajes tengan preocupaciones mundanas y problemas muy de la realidad”, explicó García, a la vez que comentó que ese tipo de detalles le dan verosimilitud a los personajes.
En esas historias, además, encuentra cierta fuerza y estética, “también es como la búsqueda de esos personajes que sean como más anodinos, que tengan como menos relieves, me parece que ahí hay una poesía y una búsqueda de elementos literarios que rinde sus frutos”, agregó.
Labor de investigación
Del ejercicio periodístico le quedó a Antonio la fascinación por el trabajo de campo. Le gusta ir a los lugares a entrevistar gente y a observar, según lo que vaya a escribir.
Con su última novela fue a distintos call center donde se quedó “horas” como lo hacen los de National Geograpic, para observar cómo tecleaban, qué chistes hacían, en fin, los distintos elementos que conformaban su cotidianidad.
“Yo soy un maniático de la investigación de campo porque me da miedo que, por ejemplo, alguien que trabaje en un call center agarre el libro y diga ‘No, este no tiene ni idea de eso’. Me parece que el mejor juicio que te pueda hacer una persona que ejerza el oficio de tu personaje es que agarre el libro y sienta que eso es real”.
