Ricardo Bruno, otro grande que se despide del Carnaval
Amigos del comediante lo acompañaron en su sepelio. Dicen que su partida es una pérdida irreparable para los disfraces.
La sonrisa pícara del cantante Dolcey Gutiérrez se había desvanecido. Lágrimas se asomaban incontenibles a pesar de su intento por disimularlas detrás de sus lentes de sol. “Mi amigo del alma, me vas a hacer mucha falta”, dijo con un hilo de voz, al despedirse de Ricardo Bruno, su entrañable compañero, ayer en el cementerio Jardines de Paz
Bruno, como le decían sus allegados a este comediante “barranquillero y carnavalero de pura cepa”, falleció en la mañana del martes a sus 78 años en la Clínica Reina Catalina, a causa de una enfermedad renal.
Sus personajes, Kgafi, inspirado en Muamar el Gadafi; Pékerman, un borracho y hasta Carlos Vives, entre otros, dejaron una huella en el Carnaval de Barranquilla, fiesta en la que desfilaba desde hace más de 20 años.
“Ajá, papi. ¿Qué?”, con esta frase Ricardo saludaba a sus amigos, recordó Juan Ruiz Avendaño, director de los disfraces de Fundicarnaval, grupo al que pertenecía.
“De él solo había cariño para dar”, dijo uno de los asistentes apostado cerca al féretro.
Eduardo Aldana, de 56 años, lloraba desconsoladamente. En la mañana alguien le contó que su amigo Bruno había fallecido y corrió a darle el último adiós.
Por su nombre no es muy conocido, pero su rostro es fácilmente identificable, aunque en esa ocasión vistiera el uniforme de Bon Ice, producto que vende por las calles de la ciudad.
Aldana, El Popeye del Carnaval, asegura que la noticia fue una punzada en su pecho y sin pensarlo dos veces guardó el carrito en un parqueadero para despedirse como Dios manda.
“Bruno, tu Popeye vino a verte por última vez. Buen viaje compañero”, dijo.
Lucho Chamié y miembros del Disparate de la Risa como Carlos Pérez y Guillermo Camacho, ‘corozito’, también estuvieron presentes representando una de las facetas más importantes de Bruno: el humor.
“Era un comediante innato. Su sonrisa y su buen humor lo hacían inigualable, él hacía el mejor papel de borracho que he visto”, manifestó Guillermo Camacho, quien recalcó que lo recordaban con alegría, en medio de la tristeza de su partida.
La madre de Chamié, Miriam Blanco, creadora del personaje de Doña Leopo, limpiaba su maquillaje corrido con un pañuelo blanco.
Para ella, Ricardo era una persona sencilla, generosa, “que daba todo sin pedir nada a cambio”. “Lo voy a extrañar, como él no habrá otro igual”.
“Desde hace 12 años fue mi asesor de imagen, quien cuidaba mis producciones, me llevaba a los medios, armaba mis videos. Yo no me preocupaba de nada de eso. Además tuve la fortuna de que fuera mi gran amigo. Habíamos hablado sobre mi nuevo CD y estaba muy optimista, decía que este era el año mío, que yo iba a sacarla del estadio. Ya no está conmigo para hacerlo juntos”, concluyó Dolcey con quien protagonizó Ayúdamela a pará, uno de los más conocidos discos del artista.
Su sonrisa y su buen humor lo hacían inigualable
“Desprotección”
Al finalizar la tarde familiares y amigos despidieron a su ser querido, gran gestor cultural del Carnaval de Barranquilla.
En el recinto, algunos de los personajes presentes afirmaron sentirse desprotegidos por parte de las autoridades, debido a que muchos no cuentan con los recursos económicos para llevar una vida digna.
“Es una tragedia la que viven durante el año muchos de nuestros disfraces para poder hacer parte de la fiesta”, aseguró Juan Ruiz Avendaño, ganador cuatro veces del Congo de Oro y quien encarna al comandante Hugo Chávez Frías en las carnestolendas.
“Una cosa es gritar —viva el Carnaval—, pero desde el punto de vista social y humanitario muy pocos lo hacen. Esos gestores culturales se están acabando, muy pocas veces nos metemos las manos al bolsillo para ayudarlos. Hay una indiferencia social. Hay muchos compañeros que están en el olvido”, agregó Avendaño, presidente de la Fundación de Disfraces del Carnaval (Fundicarnaval).