Micrófono abierto para la literatura en Barranquilla

Una hoja en blanco empieza a rotar por los distintos puestos del bar ubicado en el norte de Barranquilla. La misma hoja en blanco que habrá atormentado a muchos de los escritores o aficionados a la escritura que están en ese lugar para leer un poco de su trabajo o de otros que los apasionan. Esa misma hoja en blanco que no pretende, esta vez, explotarles la cabeza para que puedan hallar una primera palabra o frase, sino que rueda con la intención de llenarse con los nombres de los valientes que se atreverán a tomar el micrófono y levantar la voz para esparcir su poesía o su prosa. En esta ocasión, como cada 15 días, es viernes de ‘Jam de poesía’. 

Estas sesiones para el intercambio de poemas, cuentos, microcuentos o como reza en la invitación de uno de ellos, “todo lo que usted quiera leer”, se empezaron a realizar desde el 2015 en Barranquilla, tomando como referencia la tendencia que se esparció por decenas de bares de Madrid, España. 

La diferencia de estos espacios con los tradicionales recitales de poesía es que cuentan con una fecha fija, es decir, llueva, truena o relampaguee hay un día fijo para leer y escuchar literatura. 

Los asistentes, público cautivo, o distraído que simplemente va al sitio, queda en silencio cuando escucha la voz del moderador del recital anunciar quién será el encargado de compartir un poco de literatura. La atmósfera que se crea en los lugares, lejos de ser intimidante, es casi que familiar. Los asistentes comparten trabajos propios, con temas personales algunas veces, fragmentos o poemas de escritores que les gustan o cualquier cosa que se les ocurra, no hay restricción alguna. Los espacios buscan, de alguna manera, democratizar la poesía. 

En la ciudad también se realizan otros eventos dedicados a la poesía, como PoeMario, o los realizados en la Casa Luneta 50, la Fundación Casa de Hierro, la asociación cultural Nueva Acrópolis, entre otras, que se diferencian de estos por su periodicidad.

Recital de ‘Poesía, prosa, cuento, microcuento y lo que usté quiera leer’. Sobre cómo surgió contó la humanista Laura Estrada, una de las creadoras, que, “en primer lugar, acababa de llegar de España en donde había vivido más de diez años, en los que desarrollé eventos, concursos de poesía y participé activamente en la movida poética. Al llegar me encontré con una Barranquilla despierta culturalmente y con procesos artísticos muy emergentes. ¡En Barranquilla se puede crear, me dije! Así que me uní a mi cómplice literaria y coorganizadora del evento y planeamos hacer algo que fuese especial, que no fuese cutre o inconstante; y así surgió”. 

Esta cómplice a la que se refiere Estrada es Estefanía Calderón, una traductora caleña que lleva varios años viviendo en Barranquilla y que se siente tan caribeña como cualquier otro currambero. Calderón contó por su parte que “tenía muchas reservas sobre la idea de un recital de poesía en Barranquilla, y a Laura, quien fue realmente quien plantó la semilla, le dije que eso no iba a funcionar cuando me confesó que tenía esa idea en mente. (...)Decidí apostarle al recital porque sentía mucha curiosidad y muchas ganas de poder, al menos, conocer a los cuatro gatos que juraba que llegarían, y resultó que no fueron cuatro, sino muchos, los que llegaron”. 

El recital se realiza el último viernes de cada mes en Bunt Café, un espacio con una estética que ha combinado con la visión poética que tenían sus creadoras.

“Los recitales van variando de tono y de ambientación. Nosotras nos acogemos a la mutabilidad de la literatura y a su falta de estabilidad: siempre dependemos de los ánimos, de la fecha, del clima, del público que asiste”, añadió Estrada, quien también contó que lo que buscaban era “algo fresco, nuevo, innovador, poesía de ahora, de la que no rima ni habla siempre de amor. De la que da risa y gusta tanto, que esperas con ansias volver a escuchar. De la que habla tanto de feminicidios como de la búsqueda de tu maestro”. El recital se ha venido realizando, ininterrumpidamente, desde hace ocho meses.